Crítica movimiento estudiantil de 1968

Crítica al movimiento estudiantil de 1968

A lo largo de la historia mexicana han existido diversos movimientos que marcan el rumbo en que actualmente camina la sociedad mexicana. Uno de los principales representantes de éstos es el movimiento estudiantil de 1968.

Pocos movimientos han impactado tanto en el contexto socio-político nacional como éste.

Las metas que el movimiento establecía eran modestas en principio: cambios en el sistema de policía, abolición de movimientos en contra de la disidencia política, entre otros.

No es sencillo imaginar que bajo estos ideales, se lograrían cambios tan radicales como la creación de nuevos partidos políticos que establecieran una justa competencia política al ya caduco y autocomplaciente sistema de derecha que manejaba el PRI, así como la creación de centros electorales para garantizar un sistema democrático y abolir la herencia de la presidencia, pero principalmente se logró una libertad de crítica, pensamiento y expresión nunca antes vista en el país.

Los jóvenes, principales representantes de estos movimientos, estaban inspirados en acciones similares realizadas a lo largo de todo el mundo, como los movimientos de París y Berlín ocurridos meses atrás de la masacre mexicana. Se adoptaba cambios culturales representativos de la época, como la música y la moda, así como una libertad sexual y mental.

Lo anterior representaba una amenaza directa contra el gobierno considerando que las Olimpiadas, a realizarse en México, eran el escenario ideal para difundir el mensaje con mayor impacto que el que ya se había logrado. Diversos personajes apoyaban la causa, como Javier Barros Sierra, rector de la UNAM en ese momento, quien encabezaba las marchas de protesta.

Por su parte, el gobierno, encabezado por Gustavo Días Ordaz, manejaba ideas de extrema derecha impulsados por ideas retrógradas, establecían que México se encontraban en una guerra y que el enemigo directo eran los idealistas.

La noche del 2 de octubre sucedió lo impensable: comenzó una batalla armada entre los militares y un grupo paramilitar llamado “Olimpia”, donde los jóvenes partícipes del movimiento terminaron en el fuego cruzado. Tal vez nunca se sepa a ciencia cierta cuántos muertos hubo esa noche, pero lo que sí es cierto es que gracias a cada uno de ellos, a cada joven que salió de su casa a alzar la voz exigiendo una mejor calidad de vida y que tal vez nunca pudo regresar a casa, así como a cada persona que por azar del destino sobrevivió a una de las peores, más crueles y cobardes matanzas que hay marcado a México, gracias a todos ellos hoy México posee un sistema más democrático que en ese entonces, además de tener una libertad de crítica y pensamiento que antes no se tenía. Para muestra de ésto es el cambio de poder del año 2000 derrocando la larga estancia del PRI, o más reciente, el mandato de un partido de izquierda por primera vez en la historia ocurrido en el año 2018.

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