Discurso En El Foro "México Ante La Crisis"

Crisis, neoliberalismo y transicion en el México actual

Discurso en el foro “México ante la crisis”

Denisse Dresser

México es un país privilegiado. Tiene una gran ubicación geográfica extraordinaria y cuenta con grandes riquezas naturales. Está poblado por millones de personas talentosas y trabajadoras. ¿Por qué no crece la velocidad que podría y debería?

Recordando aquel famoso libro de Madame Calderón de la Barca llamado “La Vida en México”, escrito en el siglo XIX, en el cual intenta descubrir las principales características del país. Hoy tendría que cambiarle el título a “Oligopolilandia”. Porque desde el primer momento en el que se pisara el país, se enfrentaría a los síntomas de una economía política disfuncional, con problemas que la crisis tan solo agrava. Aterrizaría en uno de los aeropuertos más caros del mundo; ha autodecretado un aumento de 30 por ciento de las tarifas. En el hotel habría 75 por ciento de probabilidad de que consumiera una tortilla vendida por un solo distribuidor, y si se enfermara del estómago y necesitara una farmacia, descubriría que las medicinas cuestan más que en otros lugares. Si le hablara de larga distancia a su esposo pagaría una de las tarifas más elevadas de la OCDE. Para entender la situación en la que se encuentra, tendría que recordar lo que dijo Guillermo Ortiz hace unos días: no hemos creado las condiciones para que los recursos se usen de manera eficiente.

La respuesta se encuentra en la mezcla correcta de Estado y mercado, de regulación e innovación. La clave del éxito –o el fracaso- se halla en el modelo económico: en la decisión de promover el capitalismo de Estado o el capitalismo oligárquico o el capitalismo democrático. Hoy México es un ejemplo clásico de lo que el Nobel de la economía crony capitalism: el capitalismo que no se basa en la competencia sino en su obstaculización.

Una mezcla de de Estado y capitalismo oligárquico. Hoy México Está aún lejos de acceder al capitalismo dinámico donde el Estado no protege privilegios, defiende costos, elige ganadores y permite la perpetuación de un pequeño grupo de oligarcas con el poder para vetas reformas que los perjudican.

Las reformas de los 80 y 90 entrañaron la privatización, la liberalización comercial, pero no produjeron una economía de mercado dinámica debido a la ausencia de una regulación gubernamental eficaz. Las declaraciones de Agustin Carstens en torno a la necesidad de combatir los monopolios en telefonía, son bienvenidas.

Hoy, México está atrapado en una red intrincada de privilegios y vetos empresariales y posiciones dominantes en el mercado que inhiben un terreno nivelado de juego y miembros de la cúpula empresarial exigen como condición para invertir. Estos capturas rentan a través de la explotación o manipulación del entorno económico en lugar de generar ganancias legítimas a través de la innovación y la creación de riqueza. Y los consumidores de México contribuyen a la fortuna de los rentistas.

El rentismo acentúa la desigualdad, produce costos sociales, dilata el desarrollo, disminuye la productividad, aumenta los costos de transacción en una economía. Para extraer rentas, los “jugadores dominantes” han erigido altas barreras de entrada a nuevos jugadores, creando así cuellos de botella que inhiben la innovación. Estos cuellos de botella inhiben el crecimiento de México en un mundo cada vez más globalizado y competitivo.

La concentración de la riqueza y del poder económico entre los “jugadores dominantes” con frecuencia se traduce en ventajas injustas.

Ante los vacíos de autoridad, la captura regulatoria y las decisiones de política pública que favorecen a una minoría, la respuesta parece obvia. México hoy padece lo

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