Diseño gráfico responsable

MARCO TEÓRICO

Aunque la historia del Diseño Gráfico, como profesión claramente establecida dentro de la sociedad es relativamente reciente; su base, su concepto principal, el de la comunicación gráfica con fines específicos data desde la prehistoria.

Con las pinturas rupestres, desde ahí y con mayor fuerza aún, desde la invención de la escritura, se han dado demás manifestaciones o eventos que dan muestra de dicho concepto, tales como la litografía, la imprenta y otros.

Sin embargo y aunque no se pueden ligar estos con el diseñador actual, son considerables dentro del bagaje creacionista y fundamentalista de la labor que el Diseño Gráfico cumple o desarrolla en la actualidad.

La definición del Diseño Gráfico se ha convertido en controversia, en objeto de estudio y se ha encontrado en un constante estado de renovación, esto a causa de un desconocimiento generalizado de dicha labor y los muchos aspectos que la conforman, esto principalmente por parte de las personas ajenas a la profesión pero aún más preocupante, de los individuos que hacen parte de ella.

Desde la etapa formativa (estudiantes), posteriormente en el mundo laboral (profesionales) e incluso alcanzando el profesorado, no en su totalidad porque es desde la academia de donde se plantea dicha renovación conceptual. Resulta imperativo que la comunidad grafista posea un conocimiento claro de su labor, de manera que se logre disminuir el desconocimiento generalizado dentro de la sociedad y así se revalore y crezca el “status” de esta profesión.

Muchas son las definiciones del Diseño Gráfico disponibles en la red y en bibliografías, sin embargo, a continuación se dará una qué, a consideración, es bastante acertada:

El diseño gráfico es una disciplina social y humanística; el arte de concebir, planear y realizar las comunicaciones visuales que son necesarias para resolver y enriquecer las situaciones humanas. Directamente anclado en el universo de la vida urbana y del desarrollo tecnológico... (Tapia, 2014, p. 8).

Es así como hoy día, los términos referentes a lo tecnológico, digital, informático y demás, están presentes haciéndose un fuerte hincapié en ellos dentro de las definiciones del Diseño al igual que dentro de la concepción o mejor, la percepción que se tiene de la profesión.

Elementos, técnicas, procesos, métodos, etc., son muchos los que se encuentran tanto en el transcurso del plano formativo como en el mundo laboral, lo que suscita una nueva discrepancia dentro del grafismo. Dicha discordancia radica en la importancia, relevancia y/o protagonismo de unas y otras dentro del desempeño de la labor del diseñador gráfico. La utilización de estas dentro de los claustros y fuera de ellos.

El mundo actual, colmado de innovaciones tecnológicas ha abierto un nuevo umbral de posibilidades, no solo a la profesión del Diseño sino a toda profesión y a la vida misma; facilidades de, en el caso específico de esta profesión, elaboración, creación, reproducción y distribución de los elementos gráficos que en su mayoría son de consumo de la sociedad.

Es claro que todo avanza, todo cambia, se renueva, crece y sigue su curso hacia un horizonte cuya línea cada vez es más lejana, pero es en la conveniencia de este crecimiento donde radica una discrepancia de pensamientos, opiniones y posiciones.

El mundo se encuentra a merced de la era tecnológica y mientras muchos, por no decir la mayoría animan y se encuentran deseosos de lo nuevo por venir, otros más se presentan como detractores de un escenario futurístico, sacado de la imaginativa de literatos y directores de cine, de sociedades irreconocibles y colmadas de tecnologías que desplazan en su totalidad labores que el hombre está en la total capacidad de realizar por sus propios medios.

Dentro del Diseño Gráfico, es este un tema también en reconsideración. El volver a los orígenes de la profesión que se encuentra en este momento sumergida en una vorágine digital.

El Diseño es una labor de dedicación, de esfuerzo tanto mental como físico; el desarrollo de una propuesta es el epítome de un proceso de estudio retrospectivo, un análisis de un estado actual, de la concepción conforme a elementos compositivos a nivel gráfico y conceptual finalmente representados en una pieza que llega a las masas con fines comunicativos.

Es dentro de este proceso, pero principalmente en el momento de la realización física y de reproducción, cuando las herramientas de las que dispone el diseñador, hoy por hoy se han diversificado hacia lo digital y/o tecnológico.

Las facilidades y rapidez que estos elementos proporcionan han logrado que estos tomen un protagonismo, de esta manera relegando al elemento análogo a un papel secundario y, en muchos casos, ha desaparecido del escenario.

Desde la aparición del ordenador muchas cosas han cambiado en la labor de nuestra profesión. La diversificación actual de las especialidades del diseño es tan solo una muestra de los segmentos resultantes tras la detonación, no sólo de una nueva herramienta de trabajo, sino de un nuevo conjunto de posibilidades de comunicación que se iniciaron en este terreno informático y especializado… (Dávila, 2008, p.)

Así pues muchos son los detractores, quienes defienden y ponderan la importancia de los sistemas análogo y manual, los mismos que intentan que desde la academia dichos sistemas no se pierdan por completo, no desaparezcan del escenario académico y/o estudiantil.

Me interesa la idea de que lo analógico protagonice lo digital, que el grabado             tradicional y las técnicas gráficas sean las protagonistas de una actividad creativa.” (Macharowski, 2013, p. 8).

Sin embargo, y es lo que podría poner un fin a esta discusión es el argumento de inclusión y complemento de estos dos elementos, el análogo y el digital. Considerar las herramientas tecnológicas como la ayuda y la forma de implementar mejoras dentro del proceso de producción de piezas gráficas.

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