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Drimus, el doctrinador, lloraba por los perros que habían muerto en la batalla


Enviado por   •  22 de Junio de 2014  •  354 Palabras (2 Páginas)  •  272 Visitas

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ijo: Drimus, el doctrinador, lloraba por los perros que habían muerto en la batalla. Y les prometió que ese llanto será muy pronto una nostalgia. Leogrós había llegado junto al doctrinador sin que lo advirtiera. Y dijo – esperábamos más de ellos. Señalando los perros. –Todos esperábamos más de todos. Él esperaba más de nosotros. Nos honró con la misión de ser sus manos ¡y mira como le pagamos, Leogrós! Leogrós le dice a Drimus que confié en sus armas. Que sobraban para exterminar hasta el último de los que andaban por ese continente, que antes de lo que piensan será nuestro palacio. Kume había seguido a los sideresios en su retirada. Kume se había interesado más que todos en el conocimiento de las armas enemigas, llegando a manifestar una admiración que molestó a sus hermanos. Si el conseguía encontrar y destruir el depósito de polvo gris, las grandes armas quedarían inutilizables. La flecha y su veneno debían entrar bien hondo y en pleno corazón del centinela. La flecha zumbó en su vuelo, y se inserto en el pecho del sideresio con una precisión que hubiese podido pasar por misericordia. Kume atravesó corriendo, se encaramó a la empalizada, trepó por los maderos en cruz sostenían la torre y, una vez arriba se quedo esperando. Kume tomo la antorcha y respondió que todo seguía en orden. Debía descender de la torre, buscar y encontrar el depósito donde los sideresios guardaban el polvo gris y recién entonces destruirlo por fuego. Para todo eso tenía poco tiempo. Xq esta vez no habría centinela que respondiera a la señal, y la voz de alarma correría de inmediato. Kume descendió. No faltaba mucho para que el camino el centinela de la torre extremo este mandara su señal y al no recibir la respuesta supiera que algo grave sucedía. Subió el techo con facilidad, apoyándose en las salientes de las piedras. Y saltó sobre el hombre que custodiaba la entrada, y antes de alcanzarlo a entender estaba muerto. Miro hacia adentro en la en la oscuridad alcanzó a distinguir un amontonamiento de bultos y sombras que ya no tenía tiempo

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