El análisis de los acuerdos de Libre Comercio -TLC- del gobierno de Colombia con los Estados Unidos

Al analizar el Tratado de Libre Comercio -TLC- del gobierno de Colombia con los Estados Unidos es mucho lo que se tiene para decir, debemos iniciar que este tratado se inició a negociar desde el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez, pero fue en el gobierno del presidente Juan Manuel Santos que se firmó este acuerdo y entro en vigencia. Según los voceros del gobierno, el TLC con Estados Unidos es una gran oportunidad histórica para el país. Las razones para esta afirmación son que con el tratado se puede consolidar las preferencias otorgadas al esquema de desgravación arancelaria que permite que el 99% de los productos de exportación Colombianos entren a Estados Unidos sin pagar arancel, pero la realidad es, que lo que sostiene el gobierno sobre los potenciales beneficios que pueda traer el TLC a Colombia distan mucho de lo que vivimos. En efecto, pese a que el tratado ofrece la posibilidad de exportar a EEUU sin pagar aranceles, el abanico de productos que efectivamente pueden competir en ese mercado es muy reducido y se concentra más que todo en bienes primarios de origen mineral y agropecuario. Existen también obstáculos como las barreras sanitarias y estándares de calidad, que dificultan el ingreso de nuestros productos a ese mercado.

También, la llamada estabilidad jurídica, que supuestamente favorece a las partes por igual, en últimas se traduce en mayores garantías y ventajas para que el capital estadounidense pueda explotar nuestros recursos naturales y la fuerza de trabajo nacional, y así obtener mayores beneficios, este impacto se ha sentido especialmente en la zona andina y caribe, donde se concentra la mayor productividad del país, regiones altamente afectadas por el cambio social que se ha vivido en el sector agrícola, desde hace alrededor de una década, cuando se iniciaron los acercamientos entre los ministerios de comercio de Colombia y los estados Unidos.

Por otro lado se afirma que los más beneficiados con el tratado son los consumidores, pero la capacidad adquisitiva de la inmensa mayoría de los colombianos no les permite aprovechar las hipotéticas gabelas que ofrece el ingreso de más productos estadounidenses al país. Al contrario, la invasión de mercancías norteamericanas golpeará a los sectores de la industria, la agricultura Etc., cuya actividad se orienta principalmente al mercado interno, generando mayor desempleo y empobrecimiento de la población.

En el campo del empleo el impacto del TLC es negativo, especialmente en los sectores menos competitivos. De acuerdo con las exigencias del tratado, modificará la demanda laboral en favor de la fuerza de trabajo más calificada, afectando así la población menos preparada disminuyendo sus ingresos, desmejorando la calidad de vida de la población.

El sector agropecuario es tal vez el más vulnerable a la competencia externa. Con el inicio del acuerdo el agro empezó a declinar progresivamente en términos de producción y área sembrada, desatando una crisis en los campesinos en diferentes zonas del país debido a que son pocos los productos que podemos exportar contrario al ingreso en masa de productos provenientes del gigante americano producidos a gran escala con tecnología de punta y con una política de subsidios que otorga ese país, a diferencia de la producción nuestra que en su mayoría se da de forma artesanal con insumos agrícolas de alto costo por el incremento arancelario contemplado en la normatividad colombiana haciendo que la competitividad sea desigual llevando a pérdidas a los trabajadores del agro colombiano, es obvio que la balanza del TLC esta inclinada desde un comienzo, a favor de ellos.

En síntesis se observa que el TLC ocasiona que los pequeños productores no tengan los ingresos que deberían cuando sacan sus productos al mercado debido a la baja en la oferta ocasionada por la masiva importación de estos y por la falta de competencia leal de parte

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