El peligro de la soledad

EL PELIGRO DE LA SOLEDAD.

En una pequeña y pintoresca ciudad vivía Carolina, una chica bastante joven, solo tenía 14 años, era inocente, tierna, ingenua y solitaria; convivía diariamente con sus padres, estos no le prestaban mayor atención ya que era más importante trabajar para poder brindarle una estabilidad económica a su hija que pasar tiempo con esta; por otro lado carolina tenia baja autoestima lo que la llevaba a no relacionarse bien con las demás personas. En sus ratos de soledad se dedicaba a navegar por las redes sociales, en donde podía relacionarse con diferentes personas y ella las consideraba “sus amigos”, aunque nunca los hubiera visto confiaba firmemente en ellos. Un día, un joven atractivo, le envió una solicitud a su red social; al ver que era tan guapo decidió aceptarla y empezaron a hablar cada vez con más frecuente, este joven llamado Juan camilo la hacía sentir especial e importante, cosas que ninguna persona le había brindado; Carolina se fue enamorando y creando un mundo de ilusiones.

Luego decidieron conocerse y entablar una relación, pero lo que no sabía Carolina es que al otro lado de la pantalla no se encontraba aquel joven atractivo de la foto. Llegado el  tan esperado día, Carolina decide faltar al colegio para encontrarse con el amor de su vida, este la esperaba en un alejado y solitario parque, ella nunca imagino lo que en realidad podía pasar.

Al llegar no se encontró con Juan Camilo el joven  atractivo, sino con un señor mayor que aparentaba unos 54 años.

Al verlo quedo impactaba no podía creer que este fuera Juan Camilo, quiso alejarse pero el sitio era tan solo y alejado que fue imposible escapar. Él se acercó rápidamente y con unos sutiles movimientos la atrapo, la amarro y se la llevo; en el camino el empezó a hablar con Carolina:

-Eres muy bella –dijo- tal como te imagine, nunca pensé que pudiera estar con alguien como tú, creía que eras inalcanzable pero veo que no, soy Gustavo el chico con el que hablas y al que le dacias “te amo”. -Carolina empezó a llorar- no llores que aún no te he enseñado lo que es el dolor  -dijo Gustavo- Realmente lo que me atrajo a ti no fue tu cuerpo, ni tu belleza, si no la inocencia que representas, no te imaginas todo lo que he planeado para nosotros –cada palabra pronunciada era cada vez más malévola, donde se evidenciaba su perturbado pensamiento; luego, hubo un largo silencio, el resto de camino solo se escuchaba el llanto de Carolina. Cuando llegaron a la casa Gustavo la llevo al sótano  en donde solo había un colchón y la encadeno y dejo allí por días; no le llevaba alimento, no podía bañarse, debía hacer sus necesidades fisiológicas en el mismo sitio donde dormía este lugar era sombrío, se podía sentir como actos crueles e inhumanos pasaron antes ahí.

Ella noto que tenía la posibilidad de escapar ya que Gustavo era algo descuidado porque constantemente olvidaba cerrar bien la puerta ya que creía que Carolina no tendría la valentía de escapar pero  cuando tuvo la oportunidad lo hizo pero antes de salir, decidió que se iba a vengar, encontró unos botes de gasolina y empezó a empapar toda la casa y le prendió fuego, con una sonrisa en su rostro, aun cuando Gustavo se encontraba durmiendo, ver las llamas crecer la llenaban de satisfacción y dentro de ella escuchar los gritos de Gustavo le generaban diversos sentimientos y en ese momento el sufrimiento de Gustavo le genero placer…

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