El Fin De La Soledad

Desde la cultura contemporánea basándonos en el punto de vista social, nos encontramos con un fenómeno llamado “redes sociales” que se manifiesta fuertemente transformando el concepto de comunidad y soledad.

La conectividad como fuente primordial de hacer amigos cambia los conceptos del “ser” individual para transfórmalo total y netamente en un “ser” público y colectivo, el cual con sus falta de acciones muestra el reflejo de la posmodernidad como fiel enemigo del anonimato y la privacidad, dos conceptos que se extinguen en las ideas del personaje actual que a cambio busca el reconocimiento y la visibilidad.

“La soledad” como derecho individual del ser humano se es auto-arrebatada a través de la tecnología, separándonos cada vez más de esa capacidad de compartir un momento con el “yo” interior y siendo totalmente consientes de regalar cada instante de nuestras vidas, que en pocas palabras se define como la incapacidad de nunca estar solos.

Mirando los antecedentes históricos nos podemos encontrar con diferentes respuestas a la pregunta ¿a quién se le ocurre estar solo? Los estudios sobre el hombre son factibles mediante la idea de que es un animal sociable, pero la definición de soledad en la vida de estos llega a marcar un punto de partida entre las ideas y las creencias como mecanismos sociales que conducen al aislamiento. Por ejemplo, la religión busca mediante la soledad el acercamiento con la parte espiritual que asegura ese contacto con lo divino (Dios), obteniendo como resultado un conocimiento más complejo de las ideas del mundo.

Entrando al siglo XVI se resalta la influencia de la lectura como una forma de entretenimiento libre para acceder al conocimiento, lo cual lleva a la persona a un acto de soledad, muy parecido hoy en día al internet y la televisión en nuestras vidas cotidianas. Como hechos culturales y religiosos, el protestantismo y el romanticismo convirtieron de la soledad un encuentro con la naturaleza, así lo resaltan escritores y filósofos de la época que hallaron la importancia de la sociedad y su cruce con la soledad como una fuente que ayuda a expandir el conocimiento.

Llegando a la modernidad el concepto de soledad toma una personalidad narcisista que evita el contacto con el mundo exterior y todas sus formas de interacción social que tiene como escenario el agitado mundo de la urbanización, grandes ciudades que son cuna de toda la decadencia humana compartida con el ajetreo de sobrevivir en ella dejando como última opción el aislamiento (Trilling) pero a cambio de todo esto, el hombre mediante la observación y la soledad alcanza la autenticidad.

Llegando a la época actual cambiamos todas esas ideas de pánico para transformarlas en vestigios de lo que sería su evolución, la llamada “suburvanización” que toma la imagen del “ser” colectivo para darle punto de partida a ideas que acortan las distancias y tomar el

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