Ensayo – Políticas de desarrollo regional aplicaría o sugeriría en su región, considerando sus potencialidades
Sebastián GonzálezEnsayo24 de Julio de 2025
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Ensayo – Políticas de desarrollo regional que usted aplicaría o sugeriría en su región, considerando sus potencialidades.
Edgar Sebastián González García
Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales
Universidad Técnica Particular de Loja
100 ECTS-RED: Itinerario – Desarrollo Regional
Tangya del Carmen Tandazo Arias
10 de julio del 2025
Introducción
Al analizar de forma profunda la historia de las políticas de desarrollo regional y de descentralización de la administración pública y de los recursos existentes en las regiones y localidades de nuestro país, nos damos cuenta que el Ecuador no ha mantenido o podido mantener una línea de propuestas gubernamentales o de iniciativas que orienten a las regiones a mantener una senda de crecimiento y desarrollo sostenido, lo cual es una constante en gran parte de las naciones de América Latina. De acuerdo a como lo exponen Verdesoto y Ayala (2011) así como Correa-Quezada (2016), las cuestiones relacionadas a la regionalización del territorio nacional y, por consiguiente, de desarrollo regional han pasado por diversos momentos a lo largo de nuestra historia, a pesar de que en la actualidad la regionalización se muestre como un concepto lejano y escasamente desarrollado. Verdesoto y Ayala nos explican que apenas en un corto momento de nuestra historia, el país estuvo bastante cerca de lograr una descentralización plena a través del concepto de federalización, la cual fue desechada debido a presiones de grupos de poder de la serranía ecuatoriana. A partir de ahí, el Estado Nacional se ha hecho presente para tomar como suya la responsabilidad de fomentar el desarrollo de las localidades, relegando a las administraciones locales a una posición de meros consultores, distribuidores o socializadores. Correa-Quezada nos describe como la figura del Estado fue dominante a la hora de dirigir los esfuerzos de desarrollo regional a lo largo y ancho del país durante buena parte del siglo XX. El gobierno, a través de entidades como la extinta JUNAPLA o la actual SENPLADES, enfocan los recursos y la planificación de obra pública en territorio con el fin de mejorar las condiciones de vida de las poblaciones de esas localidades beneficiadas, así como la expansión de la capacidad productiva de las mismas a través de las políticas de Industrialización por Sustitución de Importaciones que fueron la norma en torno a planificación económica y productiva entre las décadas de los 50 y 60, aunque se considera que estas fomentaron la concentración de recursos en las zonas más desarrolladas, como lo eran Quito y Guayaquil, lo cual también incidió en la prolongación de las disparidades regionales que se identifican entre estas dos metrópolis y el resto del territorio nacional. La figura de las instituciones locales se ve relegada a segundo plano, y en muchos casos suprimida de la toma de decisiones. Incluso en la actualidad, cuando aún con la existencia de las nueve zonas de planificación consagradas en la constitución del año 2008, estas se muestran más como estructuras de división de competencias de las instituciones nacionales que como verdaderas herramientas de descentralización y fomento al crecimiento regional. Los roles de las mismas no son claros en virtud de ordenamiento territorial y planificación a profundidad en las jurisdicciones que les competen.
Sin embargo, posterior a la crisis de los años ochenta, el impacto de políticas públicas abiertas al mercado, la crisis de los partidos entre los años 1996-2007, y aupados por la transformación en los medios por los que podemos recopilar información relacionada a indicadores de desarrollo nacional y regional y calidad de vida, tanto las instituciones como la sociedad civil han puesto nuevamente atención a la necesidad de generar iniciativas para la transformación local y regional orientadas a dar autonomía a las localidades y dar solución a las grandes dificultades sociales que son una constante en nuestro diario vivir. El Estado Nacional sigue siendo la fuerza motora de estas iniciativas, aunque en los últimos años tanto los gobiernos seccionales, instituciones locales y el sector privado han ganado protagonismo a la hora de diseñar y administrar esta clase de proyectos sectoriales.
Desarrollo
Orientados a encontrar iniciativas de desarrollo local y regional guiándonos bajo la última línea descrita de planificación de iniciativas en las que confluyan el Gobierno Nacional o los gobiernos locales y la empresa privada, nos hemos encontrado con una propuesta interesante cuyas expectativas fueron y son altas en virtud de su enorme potencial de transformación productiva, logística, tecnológica; además del impacto que tendrían en las comunidades en las que se asientan y en los habitantes de las mismas.
Surgen entonces las Zonas Especiales de Desarrollo Económico (ZEDE), las cuales se describen, según el Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pescas, como zonas económicas especiales destinadas a la atracción de inversiones, modernización del aparato productivo nacional, fomento a las exportaciones, sustitución de importaciones y a la transformación de las zonas de influencia en las que se asientan al establecer nuevos polos de desarrollo a lo largo y ancho del territorio nacional. Para que estos espacios de desarrollo productivo se muestren atractivos para los inversionistas privados, en especial a aquellos que provienen del exterior, el gobierno garantiza la aplicación de exenciones de impuestos, facilidades para la importación de mercancías destinadas a los procesos productivos autorizados, créditos tributarios, esquemas aduaneros diferenciados, entre otros. Muñoz (2023) nos comenta que la figura de ZEDE surge en el año 2010 dentro del Código Orgánico de la Producción, Comercio e Inversiones, remplazando la Ley de Zonas Francas de 1991, la mayoría de las cuales no tuvieron el éxito que se había predicho. El nacimiento de las ZEDE viene precedido por la experiencia de éxito registrada en diversos países alrededor del mundo. La más importante proveniente de China, nación en la cual se empezó a gestar esta propuesta como una forma de experimento económico durante el período de transición de una economía de planificación central de corte comunista hacia una economía de mercado de corte neoliberal. El objetivo que el gobierno chino perseguía al aplicar estas reformas eran modernizar y potenciar el desarrollo de las regiones más pobres, mayoritariamente asentadas en el sur del país. Decimos que fue una experiencia de éxito debido a la notoria transformación del sistema productivo chino y al fuerte atractivo que representan para las inversiones nacionales y extranjeras estas zonas económicas especiales, llegándose a registrar cifras de crecimiento anual promedio de 9% en esta nación del continente asiático.
Ahora bien, las expectativas en relación a estas iniciativas productivas y de inversión fueron muy altas. Sin embargo, los resultados hasta ahora han dado mucho que desear, en especial si los comparamos con datos de naciones latinoamericanas que han aplicado proyectos de inversión similares. Muñoz nos indica que los empleos directos generados en el Ecuador por las ZEDE alcanzan los 3364, mientras que en otras naciones han llegado incluso a rozar los 150000. El mismo escenario se evidencia al cuantificar los montos de inversión extranjera que han llegado al país, 1212 millones de dólares, mientras que en Colombia el monto llega a 11489 millones de dólares.
Tanto Muñoz como demás entendidos en la materia, sostienen que el problema con las ZEDE, mas que girar en torno a la propia naturaleza y características del proyecto, se pueden entender al analizar la normativa que regula la conformación y mantenimiento de estas zonas especiales (su constitución y aprobación son procesos engorrosos, con enormes cargas burocráticas, en los que los tipos de ZEDE que pueden crearse son muy limitados y en los que el sector privado no puede ser el inmediato proponente o precursor) y la situación nacional en la que prima la incertidumbre y la falta de garantías para los inversionistas extranjeros. Subsanando las ineficiencias jurídicas y normativas en la regulación de las ZEDE y efectuando los correctivos necesarios para dar confianza a los inversores extranjeros de traer sus capitales a territorio nacional, la iniciativa de las Zonas Especiales de Desarrollo Económico es una propuesta ejecutable que tiene el potencial de mejorar las condiciones económicas, laborales, productivas y de infraestructura tanto de todo el territorio nacional como de las localidades y regiones en las que se asienten.
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