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Carta a García.

La carta a García es un escrito hecho por el estadounidense Elbert Hubbard, y su publicación se hizo en la revista “Philistine” en el año 1899. El autor de este escrito tenía un fin claro para sus lectores, el de abogar contra la pereza y la mediocridad del ser humano, sin embargo, no esperaba que su carta llegara a tomar tal importancia en la sociedad, claro está, en la sociedad de los que quieren llevar la carta a García.

En un pequeño ejemplo como lo fue la situación de Rowan, se puede rescatar la diferencia que se pueden marcar entre los hombres con el sólo hecho de la iniciativa y determinación que se tenga para hacer las cosas, y esto es algo que se ve plasmado en todos los aspectos de la vida. Todos los hombres tienen las mismas capacidades, pero no todos las desarrollan en igual condición, por lo que esto se resume a un tema de actitud y no de aptitudes.

Y es que desde pequeños las personas empiezan a destacarse unas de otras por la decisión con la que hacen las cosas, y esto también se ve determinado por el nivel de exigencia al que las someten los padres y ellas mismas, si una persona se limita a hacer sólo lo necesario es alguien que con gran certeza será mediocre en todos los aspectos de su vida, diferente a alguien que siempre busque darle un valor agregado a todo lo que hace. Es ese deseo de querer llegar más allá de lo que nos piden y hacerlo por nuestros propios medios, lo que nos logra destacar y diferenciar de los demás, por eso es importante tener claro que lo que determina a una persona no es de donde viene, sino a dónde quiere llegar y de qué manera quiere hacerlo.

Es en la vida profesional cuando el hombre más se enfrenta a esta realidad, porque todo jefe querrá rodearse de gente con aspiraciones, criterio y templanza, a quienes poder delegar funciones y responsabilidades grandes con la certeza que retribuirán esa confianza con buenos resultados, y seguramente, llegarán a ser personas fundamentales y muy necesarias para la compañía. Por otra parte, las personas perezosas, conformistas, sin ánimo de hacer más de lo que estrictamente les corresponde, difícilmente llegan a sobresalir más allá de ciertos niveles dentro de la organización, son personas que no vivirán por más que un pequeño sueldo.

Seamos aquellos que entreguen la carta a García en todo lo que hagamos, y una vez logrado esto, no permitir perder ese deseo con el pasar de los años, todo lo contrario, mantener siempre ese ímpetu de alcanzar toda meta que caracteriza a los jóvenes.

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