IMPACTO AMBIENTAL

A partir del impacto ambiental generado por la primera y segunda guerra mundial a raíz del deterioro consciente e inconsciente de los recursos naturales, el mundo empezó a preocuparse por dicha situación y en el año 1968 se dan los primeros pasos para la fundación de un grupo que más adelante se convertiría en el Club de Roma, en donde grandes científicos e investigadores fijaron el objetivo principal: “en investigar, fomentar métodos e interesar a funcionarios y grupos influyentes de los principales países sobre las perspectivas de la crisis en progreso que estaba afectando el medio ambiente”.

Para el año 1970, el Club se formalizaría como asociación bajo la legislación Suiza, y realizaron tres informes básicos: “Los límites del crecimiento”, “Hacia un equilibrio total” y “La dinámica del crecimiento en un mundo finito”, que posteriormente fueron los primeros pasos para la Primera Conferencia Internacional de Medio Ambiente, llevada a cabo en Estocolmo bajo el marco de las Naciones Unidas. Aunque en dicha conferencia no se intervenía directamente el concepto de Desarrollo Sostenible, los informes basaban sus ideas bajo este lineamiento ambiental.

A finales de la década de 1980, el termino desarrollo sostenible, empezó a gozar de amplia aceptación, a través del informe de Brundtland, y además se evidenciaron la inequidad en la distribución de la riqueza y el deterioro de los recursos naturales. Lo anterior fue el precedente para el inicio de la Cumbre de Rio de Janeiro en 1992, a partir de este encuentro, se introdujo un nuevo concepto al desarrollo tradicional, este era el Desarrollo Humano Sostenible.

En el desarrollo sostenible se deben considerar dos puntos indispensables:

1. Comprender que el crecimiento económico no es suficiente para dar solución a los problemas del planeta. Los aspectos económicos sociales y ambientales deben crear un engranaje para que una sociedad pueda funcionar de forma sostenible. Si se considera uno solo de ellos, puede dar resultados insostenibles.

2. La naturaleza al estar intervinculado necesariamente al desarrollo sostenible, requiere de instituciones sólidas que puedan coordinar estrategias y tomar decisiones adecuadas para someter la problemática.

No importa el contexto de desarrollo sostenible, la idea elemental sigue siendo la misma, la gente, el hábitat y los sistemas económicos. Podemos ignorar esa interdependencia durante algunos años, pero la historia ha evidenciado que algún tipo de alarma o de crisis hará cuestionarnos de sus causas.

De acuerdo a lo anterior, como lo menciono el ex Contralor General de la Republica, Antonio Hernández Gamarra: “si bien la lucha contra la pobreza demanda los mayores esfuerzos de la humanidad y de los gobiernos, es un riesgo fincarla en una presión irracional a los recursos naturales y en la pérdida de la institucionalidad ambiental”

En la década de los 70, las políticas neoliberales se extendían por el mundo, impulsadas por dictaduras militares, y durante la década de 1980, por medio de programas de ajuste económico originados por los asesores del Fondo Monetario Internacional (FMI). A finales de la década de los 80 la crisis del socialismo en Europa Oriental y la Unión Soviética dificultó el desarrollo de alternativas al Capitalismo, permitiendo una expansión global del modelo de economía de política neoliberal consolidada en 1989 con la elaboración e implementación del Consenso de Washington.

Las primeras reformas neoliberales planeaban reducir el papel del Estado en su intervención social, la privatización de instituciones públicas, el auge del poder del mercado y el fortalecimiento de la propiedad y la empresa privada. Estas reformas se implantaron desde la administración del Presidente Virgilio Barco, se aceleraron en el Gobierno de César Gaviria, y cada uno de los mandatarios siguientes hasta el día hoy, ha continuado implementando todos estos cambios de manera más profunda.

Desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para el Gobierno nacional y los Gobiernos regionales y locales, desaparecer la pobreza y reducir la brecha entre ricos y pobres han sido prioridades. Para ello, se han creado políticas públicas y modelos de desarrollo integrales, sustentables y sostenibles para el territorio y la población colombiana. Sin embargo, dichas políticas no han generado los resultados de disminución de pobreza y desigualdad que se esperaban. La persistencia de pobreza, miseria, desigualdad y el conflicto armado interno son realidades que impiden el disfrute de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de los ciudadanos colombianos.

En Colombia, desde mediados de la década de los ochenta, se aplicaron varios índices para medir los fenómenos de pobreza y desigualdad, entre los cuales se encuentran: el

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