Inocentes
mariafernandatf3 de Noviembre de 2012
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Las experiencias delirantes primarias:
Jaspers describió, en relación con el delirio primario, las denominadas “vivencias delirantes primarias”, para este autor el dato común a todas estas vivencias es el asignar sin motivo adecuado una significación anormal a una percepción, representación o cognición; surgiendo así las tres modalidades básicas de estas vivencias, que serían:
– Percepciones delirantes,
– Representaciones delirantes,
– Cogniciones delirantes.
Tales vivencias son primarias por su carácter original, inderivable y surgidas autóctonamente del trastorno procesal fundamental que es del grupo de las psicosis esquizofrénicas.
A la percepción delirante se le pueden asignar las siguientes características:
Atribuir un significado anormal a una percepción real: así, un objeto que se rompe adquiere el significado anormal de aniquilamiento, de que van a acabar con la vida del sujeto. (Un paciente esquizofrénico nos decía: “Todo tiene una terrible significación para mí”).
Inexistencia de un motivo comprensible que la produzca.
Generalmente la percepción tiene sentido autorreferencial y centrípeto (la intencionalidad de aniquilamiento proviene del mundo exterior hacia el propio sujeto).
La significación es extraña, pero siempre impuesta desde afuera de la propia personalidad.
Carácter de “aviso”, “señal” o “revelación” de que algo va a suceder.
La “extrañeza” es doble, para el enfermo y para el observador. Para el primero es algo “especial”, para el segundo es ilógico e incomprensible.
Para Castilla del Pino los puntos fundamentales son: lo que se refiere al significado anormal y a la imposición desde el mundo exterior, irrumpiendo entonces en el mundo interno del enfermo, llevándolo al autorreferimiento.
Un paciente esquizofrénico de 27 años observando pasar por la ventana de su habitación un camión con simpatizantes de un club de fútbol portando una bandera roja, interpretó el “aviso o señal” como que “ríos de sangre inundarán a mi familia y a mi vida”, “ellos festejan lo que va a ser mi caos, mi tormento”.
Las representaciones y cogniciones delirantes son producto de datos internos derivados de la imaginación o de la memoria y que surgen en forma súbita con toda la característica de una verdad irrefutable. Son menos frecuentes como experiencias delirantes primarias que la percepción delirante. Schneider niega las cogniciones delirantes de Jaspers y aplica la denominación de ocurrencia a las representaciones delirantes.
Es decir que para este autor las experiencias delirantes primarias son:
– Percepciones delirantes,
– Ocurrencias delirantes.
López Ibor cambia la denominación de “ocurrencia” por la de “inspiración delirante”, por considerarla en la lengua castellana como más idónea. Lo cierto es que en la ocurrencia o inspiración delirante el enfermo, inmotivada y autóctonamente, dice sentirse llamado en forma súbita a realizar un determinado acto, trascendente o heroico, absurdo e incomprensible para el hombre normal, que surge como una inspiración u ocurrencia y que se siente obligado en forma irrefrenable a realizarlo.
M.L.A., de 25 años, sin antecedentes de episodios psicóticos anteriores, empleada en una imprenta, mientras se encontraba en plena tarea, sin que nada lo hiciera prever, en forma súbita hace abandono de la misma. Expresa que se siente convocada “por una fuerza suprema para combatir a los enemigos del bien”; se dirige a una Iglesia de la zona y pretende reunir a todo el vecindario para formar “una cruzada contra el mal”, “soy la reencarnación de Juana de Arco y debo cumplir mi misión”.
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