LOS VALORES

- La violencia en las escuelas se ha incrementado no solo en la cantidad de casos, sino también en la forma de expresión, agravando las consecuencias. Lo que antes era ocasional, fortuito, se va convirtiendo casi en cotidiano; los límites demarcatorios de la agresividad son cada vez más frágiles y entonces, todo se expresa con más violencia. También podemos observar que las formas en que se expresa la violencia cada vez tiene connotaciones más graves: hasta eliminar una vida, los “porque” cada vez importan menos.

- La violencia en las escuelas va ocupando espacios que antes no los tenía, esto implica que otros espacios de contención, limitantes, han perdido significación para los niños y jóvenes.

La violencia que antes se expresaba “en la calle”, hoy se manifiesta adentro de la escuela, mucho más: adentro del aula;

- La reacción de los docentes básicamente es la de resistir, soportar, contener y en algunos casos, cuando la situación lo permite, renunciar.

- Se puede pensar finalmente en considerar algunos ejemplos de violencia de la escuela; por ejemplo: discriminación por razones económicas, culturales.

La inseguridad en las escuelas

En primer

lugar debemos aceptar que son las escuelas, los últimos espacios con que cuenta la sociedad para seguir pensando que la realidad puede y debe ser cambiada apuntando a la humanización de la cultura. Pero también es necesario entender que es la escuela algo así como “la caja de resonancia” de lo familiar, de lo social y de la sensación que tenemos de ella. Y en este punto debemos considerar la existencia de la educación para-escolar, asistemática que en nuestros días adquiere, muchas veces, mayor significación, ya que el mensaje mayoritario en los medios de comunicación dificultan, obstruyen y muchas veces destruyen el mensaje y la propuesta educativa de las escuelas. Preguntémonos: ¿será conveniente para la salud mental, presentar los casos de violencia, en la cantidad y con el “amarillismo” con que se presentan? Lo que antes era guión de películas policiales, hoy son el contenido de programas informativos y de “realities”.

El tratamiento de estas informaciones sobre realidades sociales, sumadas a otras (desmembramiento familiar, situaciones económicas precarias, marginalidad, etc), convierten a los violentos en verdaderos personajes de la sociedad, por ejemplo: “El chapo” “Los Zetas”. Las situaciones de inseguridad en las escuelas de gestión privada, como las nuestras, distan muchísimo de las que se presentan en la de gestión oficial, sobre todo

las de aquellas ubicadas en zonas urbano-marginales. Aunque no estemos exentos de su ocurrencia, podemos decir que las situaciones de conflicto no son lo habitual en nuestras instituciones escolares y que cuando se producen, se cuenta con un marco legal, administrativo escolar y disciplinario en el cual se pueden resolver. En el plano estrictamente escolar debería ser la prevención la línea que se trabaje. En este sentido cada familia debe conocer en detalle la propuesta educativa de la institución, la implicancia en cuanto a derechos y obligaciones que encierra, de tal manera que el Compromiso Disciplinario y el Reglamento constituyan una especie de contrato que regulará la relación con alumnas/os y sus familias. Un hecho que presenta controversias está referido a las salidas educativas; en este campo nuestros colegios deben darle a alumnas/os y familias la seguridad legal para su realización. Este es un espacio con alto contenido educativo que se ha ido perdiendo. En los colegios se cuenta con un recurso que es por naturaleza constructor de lo preventivo: la disciplina, entendida y aplicada según lo proponen nuestras Líneas Educativas que diferencian los aspectos internos y externos de la disciplina. Una disciplina cuyo objetivo final sea la “aceptación voluntaria y consciente de las normas externas en procura del Bien Común”, hace un aporte

fundamental a la formación espiritual de la alumna o del alumno y por consiguiente a la sociedad: demarcando límites a la agresividad, encausándola, ordenándola a un fin que es el Bien Común. Los problemas de inseguridad que tenemos en nuestra sociedad no se van a solucionar aumentando solamente las presiones legales o el número de efectivos policiales; la falta de seguridad ya se constituyó en un problema cultural, ya no depende solamente de estratos dirigenciales de nuestra sociedad.

Amenazas a la puerta de los planteles

Desde el año pasado, las escuelas

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