La Dinastía, Carlos Slim
Grezsita14 de Noviembre de 2013
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LA DINASTIA
Carlos Slim Helú, a diferencia de sus padres, no tuvo una infancia traumática; como cientos de miles de libaneses, éstos tuvieron que sobrevivir a la devastación de una nación. Carlos Slim es el símbolo de la nueva generación de mexicanos de ascendencia libanesa que le han dado un impulso a su nuevo país.
Heredo de su padre el arte de ser negocios, le aprendió ese don de oler y saber en donde esta el dinero, lo que le ha proyectado una imagen de moderno rey Midas.
Desde su infancia empezó a forjar su destino y pasados los cincuenta años de edad Slim empezó a encabezar la lista de los hombres más ricos del mundo.
Hijo del comerciante Julián Slim Haddad y de la chihuahuense de ascendencia libanesa Linda Helú quienes se casaron en 1926 Carlos Slim Helú nació el 28 de enero de 1940 cuando sus padres Vivian en la avenida México número 51, en la colonia Hipódromo Condesa, una de las zonas de abolengo en la capital del país.
Cuando sus padres contrajeron matrimonio, su abuelo materno José Helú leyó ante los presentes la siguiente carta de bendición bajo la caligrafía de Muhámad Abu-Shajín, titulada “Cariño Paternal”:
¿Cómo he de comportarme el día del matrimonio para ser elocuente y satisfacer mi cariño?¡ojala pudiera lograrlo! Trenzaría en las estrellas dos coronas para ceñir a dos astros refulgentes y eso sería bastante.
¡Linda! Para describirte, no voy a imitar a los amancramientos de algún poeta. Para evitar las flechas de los críticos, te hablare mejor con el lenguaje que podría emplear para darte consejo.
Linda ya que seguiste la ley del credo, que es ley de los siglos y del secreto escondido, ya que dejaste mis brazos por otros brazos, semejantes a los míos, y que te apartaste de mis regazos en busca del pecho de tu prometido, saliste de la suave sombra del padre para encontrar la dulce sombra del amor, emula a tu madre en sus virtudes y su inteligencia e imítala en su carácter y su pureza.
Sé una princesa en la prosperidad y muéstrate como rocío compasivo, sin mezquindad, hacia los pobres. La mansedumbre en la mujer es una joya que la aleja de la fortuna intranscendente. Y la ostentación ¡a cuantos humillo y como hizo que el tirano cayese de su trono!.
Si la pobreza te afligiera no te lamentes, ni te dejes vencer: por el contrario, acepta con certeza los sin sabores de la vida y apura la amarga copa hasta las heces y si los envidiosos hundieran una calumnia en contra tuya, elévate con tu nobleza, por encima de quien lo haga, porque el perdón destruye el mal con mayor eficiencia que el filo de un arma.
Se fiel hacia tu esposo y atiende sus necesidades sin murmurar; si él sonriera con alegría, no frunzas las cejas; si se enojara, tómalo en cuenta y sé para él, sus familiares y amigos un lazo de lealtad que nunca los defraude.
Y si tu hermano lastimara a tu esposo, enójate con él, y si tu esposo se encariñara con tu enemigo, acógelo, pues la felicidad del matrimonio es un intercambio mutuo; por eso, averigua las intenciones de tu marido y trata de cumplirlas.
Y si siguieres mis consejos, que te doy por que te conozco bien, podrías cosechar los frutos de la virtud y te será dado mucho más por añadidura.
¡Oh Khalil! Acógela: es “una porción de mi hígado”, tal punto que yo no vacilaría en seguir alimentándola con mi propia sangre y podaría mi alma por su felicidad, pues es una virgen hermosa y púdica, virtuosa, noble e instruida. Y si ella te ofendiera, sin propósito, se comprensivo y amoroso y perdónala. Y si alguna vez te confiara alguna desdicha, protégela con serenidad del perverso que la haya ofendido, porque tú eres el único dueño de su casa y serás el refugio del día de la prueba.
Por vosotros, hijitos, hago mis mejores augurios: que la prosperidad y las dulzuras de la vida os acompañe siempre.
¡Mil gracias a todos vosotros, que sabiamente tomasteis la palabra, porque nos hicisteis un favor que no tiene precio!
Khalil, sus comensales, la honrada familia Slim y Yusuf-El Helú os dan las gracias.
Carlos Slim fue el quinto de seis hermanos – tres mujeres y tres hombres: Nour, Alma, Linda, Julián, José y Carlos.-; después de su madre su nana Josefina, una mujer oaxaqueña que estuvo con la familia por más de medio siglo, jugo un papel muy importante en su infancia.
De todos los hermanos, Carlos fue quien heredo de su padre la habilidad de los negocios.
Así recuerda Carlos Slim a don Julián Slim Haddad el patriarca de la familia.
“Mi padre nos dio una educación basada en valores bien definidos. Era una persona de un carácter determinado y de valores muy sólidos que e brindo siempre a la unión familiar un lugar prioritario en su vida, logrando establecer en ella una grata armonía, principios de honradez, sinceridad y una honda preocupación por México”.
Recuerda que su progenitor no le daba mucha importancia a las cosas materiales, si no a las que realmente tenían trascendencia. Su padre, dice, fue una persona muy cercana a él, lo mismo que su madre, doña Linda, que era una mujer con mucha personalidad y muy ordenada. Sus padres, añora el magnate, eran gente de amplio criterio y con grandes valores humanos.
El pequeño Carlos acompañaba frecuentemente a su padre don Julián a su trabajo. Ambos tenían charlas de diferentes temas pero en especial hablaban de negocios a pesar de su corta edad. Solía escuchar las tertulias que su padre realizaba con un grupo de amigos, “eran personas muy sabias de las que aprendía mucho”, recuerda Slim, que a partir de esos encuentros le nació su vocación empresarial, y se inicio a los diez años de edad poniendo una tienda debajo de las escaleras de su casa donde los fines de semana les vendía dulces y refrescos a sus tíos y a sus primos.
Sus estudios de primaria y secundaria los realizo en el Instituto de Alonso de la Veracruz, un colegio de agustinos. Slim, desde esos años comprendió lo importante que son los ahorros, por lo que abrió su propia cuenta de cheques con 500 pesos y más tarde invirtió en Bonos de Ahorros Nacional, capital con que años después mientras cursaba sus estudios de bachiller en la escuela Nacional Preparatoria en San Ildefonso compro sus primeras acciones del Banco Nacional de México.
Sin embargo, no todo en la vida del pequeño Carlos Slim fue miel sobre hojuelas, pues su padre murió cuando él tenía apenas 13 años aunque había dejado a la familia en una buena posición económica.
Cuenta Carlos Slim sobre el espíritu emprendedor del patriarca de la familia:
Mi padre tenia una enorme dedicación al trabajo y su gran talento empresarial que pronto se hicieron notar. Para el 21 de enero de 1921, apenas diez años después de fundada la Estrella de Oriente, esta empresa tenia mercancía por un valor superior a los 100000 dólares. Asimismo, ya para esa fecha y según la notaria numero 11, durante los últimos 3 años había adquirido las siguientes propiedades: José María Izazaga 30 y 32 el 29 de junio de 1919, Correo Mayor 13 el 12 de diciembre de 1918, Correo Mayor 45 el 11 de octubre de 1919, Venustiano Carranza 118 y 120, el 29 de septiembre de 1919 y Venustiano Carranza 124 el 30 de septiembre de 1919. Las ultimas cinco ocupando mas del cuarenta por ciento en la misma manzana, frente a Palacio Nacional y en una de las mas activas zonas comerciales del centro de la ciudad. El valor actual de la tienda seria superior a los 5 millones y el de las propiedades del orden de 20 millones de dólares.
Las razones del éxito comercial de mi padre fueron simples: vocación, talento y trabajo, sus consejos en cuestiones profesionales. Morales y de responsabilidad social eran muy claros. Cito sus propias palabras: “el comercio debe implementar un sistema útil; sus actividades y su finalidad descansan en un pequeña ganancia en las ventas. Debe proporcionar al consumidor artículos finos y baratos, y tratar directamente con él, darle facilidades de pago, ajustar sus actos a la más estricta moralidad y honradez.
Su padre se anticipo al pensamiento empresarial de su época, “pues tuvo un dominio profundo de la actividad comercial. Ya en los años veinte hablaban de que el comercio eficiente era el que vendía grandes volúmenes, con márgenes reducidos y con facilidades, factor de este último, que todavía no incluyen los grandes almacenes hoy en día”.
Sobre la influencia de su padre en su formación como hombre de negocios, Carlos Slim cuenta:
“Debo afirmar que desde el principio conté con el apoyo familiar, el cual no se limitaba a lo material, si no principalmente al ejemplo y la formación. A finales de 1952 cuando yo tenía doce años, y con el fin de administrar nuestros ingresos y egresos, mi papa nos estableció la obligación de llevar una libreta de ahorros, que revisaba cada semana. Siguiendo esta regla, lleve mis balances personales varios años. Así en enero de 1955 mi patrimonio era de 5 523.32 pesos y para agosto de 1957 aumento a 31 969.26; siguió creciendo, invirtiendo fundamentalmente en acciones del Banco Nacional de México, y usando en ocasiones crédito, de manera tal que para principios de 1966 mi capital personal era mayor a 5 000 000.00 sin incluir el patrimonio familiar.”
Más tarde, las inversiones en valores familiares las dividieron en seis partes, así como las menos productivas. De tal suerte, dice Slim que le tocaron las propiedades en las calles de Corregidora, Alhóndiga, Juan de la Granja esquina con Corregidora, y tres en correo mayor; en un monto aproximado a 20 millones de dólares quedando actualmente 4 copropiedades.
No
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