La Problemática Del Mexicano, Para No Tener Una Alimentación Sana.
kike_sosa2116 de Septiembre de 2013
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La problemática del mexicano, para no tener una alimentación sana.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) aseguró que una buena medida para disminuir la depresión, ansiedad, fatiga, melancolía y nostalgia es llevar una buena alimentación; así mismo, expertos de la institución manifiestan que una mala dieta puede conducir a dichos trastornos.
Las personas con problemas emocionales deben llevar a cabo una dieta que contenga nutrimientos como vitaminas, minerales y ácidos grasos.
El consumo de lácteos es esencial para la gente con problemas de ansiedad. Para ello, es necesario incluir de una a dos raciones al día de éstos, pues su consumo ayuda al mejor humor y a la relajación. También los pescados, ricos en Omega 3, favorecen al buen estado de ánimo, a la digestión y al buen funcionamiento de las funciones renales o hepáticas.
Para las personas que padecen melancolía y nostalgia se recomienda ingerir alimentos con altos niveles de proteínas como carne roja y blanca, pescados, mariscos y huevo, siempre acompañados con frutas y verduras para que la alimentación esté equilibrada.
Para las personas con depresión se han obtenido resultados favorables con una alimentación rica en frutas y verduras, cereales, carne, huevo y embutidos combinados con leguminosas. El consumo necesario de azúcar (no excesivo) es fundamental para el cuerpo, pues inhibe la depresión y la ansiedad.
Recuerda que somos lo que comemos. Visita a tu médico y pídele una alimentación que te ayude a mantener en buen estado tu cuerpo y tu mente.
El panorama alimentario y nutricional de México es complicado, en particular por la llamada transición epidemiológica en que se encuentra el país, caracterizada por la persistencia de antiguos problemas de nutrición y salud ligados a la pobreza, así como por problemas de nuevo cuño asociados con la riqueza. En este artículo se revisa la situación actual de la alimentación y la nutrición de los mexicanos, en particular la desnutrición. Hablar de ésta y de la alimentación entraña incursionar en un universo de dimensiones colosales que se puede abordarles de varias perspectivas (química, fisiológica, antropológica, psicológica, sociológica, económica, política) o enfocarse en diversos niveles (procesos subcelulares, celulares, de órganos o tejidos, de individuos, de familias o de grupos), lo mismo en la normalidad que en sus alteraciones. Además, el artículo estudia los procesos y las vivencias cotidianos y maneja términos tan familiares y comunes que pueden resultar engañosos por su aparente sencillez. En razón de ello, antes de entrar en materia se examinan algunos conceptos y términos fundamentales.
En el ámbito de la nutrió logia iberoamericana se suele hacer una clara distinción entre alimentación y nutrición: la primera se reserva a la acción de alimentar (proveer sustento) y sus determinantes y por la segunda se entiende el conjunto de procesos subsecuentes, finamente entrelazados y regulados, que comienzan con la alimentación y continúan de manera casi automática con la digestión, la absorción intestinal de nutrimentos, la distribución a todo el organismo, la asimilación y el metabolismo por cada célula y la excreción de los desechos. Algunos de estos procesos son intermitentes y sistémicos, como la alimentación, la digestión y la absorción, y otros esencialmente continuos y de carácter celular.
Vista de esta manera, la nutriciones el producto de la interacción compleja y dinámica de la información genética que cada individuo ha heredado de sus padres con su particular historia ambiental. Ésta, a su vez, está conformada por la historia alimentaria del individuo y su relación, favorable o desfavorable, en el largo plazo con los medios físico (altitud, clima), biológico (microorganismos), emociona ly social. Una buena nutrición
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