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Lenguas de México

romval7910 de Febrero de 2013

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Lenguas de México

De Wikipedia, la enciclopedia libre

La gran cantidad de lenguas que se hablan en el territorio mexicano hacen del país uno de los que poseen mayor diversidad lingüística en el mundo. Además del idioma español, cuyos hablantes en sus variedades locales constituyen la mayoría lingüística, se hablan en México sesenta y siete lenguas y agrupaciones lingüísticas indígenas. Por la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas que se promulgó en 2001, las lenguas indígenas y el español han sido declaradas lenguas nacionales por su carácter histórico, por lo que cuentan con la misma validez en todo el territorio mexicano.1

La relación entre el español y las lenguas indígenas ha pasado por diversos momentos desde que los europeos llegaron a América. En el caso mexicano, numerosas lenguas indígenas fueron objeto de atención para los primeros misioneros evangelizadores, que mostraron un celo particular por aprender los idiomas nativos y cristianizar a los americanos en sus propias lenguas. Estos y otros intelectuales en los años posteriores a la Conquista produjeron las primeras gramáticas y vocabularios de idiomas como el náhuatl, el maya, el otomí, el mixteco y el purépecha. Así, estas lenguas fueron escritas por primera vez en caracteres latinos. En contraste, numerosas lenguas se perdieron antes de que pudieran ser registradas o estudiadas sistemáticamente, pues sus hablantes fueron rápidamente asimilados, o bien, se extinguieron físicamente. En el caso de decenas de lenguas desaparecidas entre los siglos XVI y XIX, lo único que queda son menciones de su existencia en algunos escritos y pequeños vocabularios. Se calcula que hacia el siglo XVII, en México se hablaban más de cien lenguas.

A partir de la independencia de México, se planteó la necesidad de castellanizar a todos los pueblos indígenas, pues se veía en la diversidad lingüística una dificultad para integrarlos a la sociedad nacional. Hasta el siglo XX, la única lengua de enseñanza y de gobierno era el español; los primeros intentos de alfabetización en lenguas indígenas tenían por objeto que los educandos adquirieran la escritura para después continuar el proceso educativo exclusivamente en español.

La población hablante de cada una de las lenguas nacionales de México no es conocida con precisión. El censo del INEGI señala que alrededor de seis millones de personas hablan una lengua indígena, pero el dato corresponde sólo a los mayores de cinco años. La población étnica indígena fue calculada por la CDI en 12,7 millones de personas en 1995, lo que equivalía al 13,1% de la población nacional en ese año (1995).2 A su vez, la CDI sostenía que en 1995, los hablantes de lenguas indígenas en el país sumaban alrededor de siete millones. Tampoco se conoce con precisión la magnitud de las comunidades hablantes de lenguas extranjeras que se han establecido en el país como consecuencia de fenómenos migratorios.

Índice

■1 El español hablado en México ■1.1 Difusión del español en México

■1.2 Características léxicas del español en México

■1.3 Variedades mexicanas del español ■1.3.1 La x en México

■2 Lenguas indígenas de México ■2.1 Clasificación de las lenguas indígenas

■2.2 Historia sociolíngüística de las lenguas indígenas de México

■2.3 De la castellanización a la educación intercultural bilingüe

■2.4 Bilingüismo y diglosia

■2.5 Lenguas en peligro de extinción

■3 Otras lenguas ■3.1 Lenguas alóctonas de México

■3.2 Lenguas de señas

■3.3 Braille español

■4 Véase también

■5 Referencia ■5.1 Notas

■5.2 Bibliografía

■6 Enlaces externos

El español hablado en México

Difusión del español en México

Como ya se ha señalado anteriormente, el idioma español es la lengua más extendida en el territorio mexicano, aunque no existe ninguna declaratoria legal que lo convierta en lengua oficial. Su uso en los documentos oficiales y su hegemonía en la enseñanza estatal lo han convertido en un idioma oficial de facto y poco más del 97% del total de los más de 108 millones de mexicanos lo emplean, ya sea como lengua materna o como segunda lengua.

El español llegó al territorio que actualmente conocemos como México acompañando a los conquistadores hispanos en las primeras décadas del siglo XVI. Sin duda, los primeros contactos entre los hablantes de las lenguas indígenas de la región y los hispanoparlantes se dieron a raíz del naufragio de dos marinos españoles. Uno de ellos, Jerónimo de Aguilar, se convertiría ulteriormente en intérprete de Hernán Cortés.

A partir de la penetración española en el territorio mexicano, el idioma español fue obteniendo una presencia mayor en los ámbitos más importantes de la vida. Primero, en Nueva España, fue elevado a la calidad de lengua oficial y única de la administración hacia el siglo XVII, aun cuando en los primeros años después de la Conquista se permitió el uso de las lenguas indígenas e incluso se alentó el empleo del náhuatl como lingua franca. No obstante lo anterior, se calcula que, al concluir la Guerra de Independencia, el número de hipanohablantes escasamente superaba el 40 % de la población, ya que los indígenas seguían empleando mayoritariamente sus lenguas vernáculas.

A lo largo de todo el siglo XIX y la mayor parte del siglo XX, la política dominante en lo que refiere a la lengua nacional era la de castellanizar a los hablantes de lenguas indígenas. Como se deduce de los párrafos anteriores, no era una decisión nueva, sino la continuación de la tendencia impuesta por las leyes coloniales en el siglo XVII. El siglo XIX no vio mayores progresos en el afán de incorporar a los indios a la sociedad nacional, por medio de la supresión de sus culturas étnicas (y con ellas, sus idiomas). Sin embargo, con la masificación de la instrucción pública que siguió a la Revolución, la proporción de hablantes de español comenzó a crecer poco a poco. Al iniciar el siglo XX, los hablantes de español ya eran mayoría (aproximadamente ochenta de cada cien mexicanos). Entre 1900 y el año 2000, la mayor parte de los pueblos indígenas fueron castellanizados.

Características léxicas del español en México

Obviamente el español hablado en México no es homogéneo. Cada región tiene sus propios modismos, como ocurre en el resto de los países de habla hispana. Sin embargo, es posible hablar de algunas características que son más o menos comunes a todos los dialectos regionales que conforman aquello que, para acortar, es llamado dialecto mexicano del español. Por ejemplo, es notable la abundancia de voces de origen náhuatl, incluso en zonas donde esta lengua no era empleada de modo generalizado, como la península de Yucatán o el norte de México. Muchas de estas voces sustituyeron las propias de los conquistadores o las que fueron adquiridas por ellos en las Antillas, durante la primera etapa de la colonización hispana en América. Otras tantas fueron adoptadas porque los españoles carecían de palabras para referirse a algunas cosas que desconocían y que estaban presentes en el contexto de la civilización mesoamericana. Como ejemplo de lo anterior, tenemos:

Metate, del náhuatl métatl, que designa una piedra plana trípode sobre la que se muele el nixtamal, los chiles y cualquier cosa suceptible de convertirse en pasta. Todo metate va acompañado de un tejolote (del náhuatl texólōtl 'núcleo [de piedra] (ōlōtl) de moler (tes(i))', que es una piedra larga que sirve como rodillo para prensar los materiales dispuestos en el metate, por acción de la fuerza humana. El tejolote recibe el nombre alternativo de mano del metate. Molcajete, del náhuatl molcáxitl, que literalmente significa recipiente para guisos', designa una herramienta de cocina, también de piedra, de forma cóncava y trípode que se emplea para moler alimentos y convertirlos en salsas con su respectivo tejolote, o mano del molcajete. Algunos españoles de la época de la Conquista lo llamaban mortero, pues su uso y función es similar al de ese recipiente existente en Europa. Nixtamal, del náhuatl nextamalli, literalmente empanada de maíz cocido con cal viva de concha nácar, es el nombre con que se conoce en México al maíz precocido con cal como paso previo a su molienda para la preparación de masa para tortillas. El agua de cal empleada en el proceso recibe el nombre de nexayote, najayote o nejayote (del náhuatl nexáyotl, que significa agua de ceniza). Petate, del náhuatl pétatl. Literalmente designa un tejido de palma que en el resto de la América hispanoparlante y en España se conoce como estera. Derivado de petate es el verbo petatearse, que en México significa estirar la pata, y en modo menos coloquial, morirse.

Como los anteriores cuatro, ejemplos sobran en todo México. A ello hay que sumar la abundante toponimia de origen indígena que pasó a formar parte del habla cotidiana de los mexicanos hispanófonos y otras voces de origen indígena cuya extensión es de índole regional y que constituyen algunas de las diferencias entre las variedades locales del español mexicano.

Aparte del léxico, existen algunas particularidades fonológicas del español de México, generalmente, los mexicanos

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