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Los Deshabitados


Enviado por   •  17 de Julio de 2013  •  422 Palabras (2 Páginas)  •  834 Visitas

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LOS DESHABITADOS

Los deshabitados cuenta la historia entre el Padre Justiniano y un ciudadano de a pie llamado Durcot. Esta novela gano el Premio Faulkner.

Marcelo Quiroga Santa Cruz fue un heroe socialista que murio durante la dictadura de Garcia Meza,sus restos todavian estan ocultos en algun lugar de Bolivia,su participacion activa en el mundo de la politica le dio muchos enemigos mortales entre los sirvientes de las dictaduras que atacaban la democracia boliviana con sus violentos asesinatos politicos.

Esta obra es un clasico de la literatura latinoamericana y muchas generaciones de lectores han disfrutado de la vida de sus personajes perdidos en un mundo de ficcion que muchas veces nos recuerda a la vida real.

FRAGMENTO DE LA NOVELA DE MARCELO QUIROGA SANTA CRUZ

Avanzó por el pasillo hasta llegar al fondo. Se inclinó y fijó su atención en un cartel lejano. Esa actitud debía convencer, a cualquiera que todavía le estuviera mirando, de que él ya había olvidado el incidente.

Miró a derecha e izquierda. Todos los asientos estaban ocupados. Reconoció, de espaldas, a uno o dos de los que reían. Qué poca cosa le parecían. Se consoló de la humillación sufrida pensando que en otras circunstancias, ninguno de ellos podría exhibir la presencia de ánimo de que él se sentía capaz. Recordó algunos rostros sonrientes que su mirada fue registrando mientras avanzaba por el pasillo. Un obrero sin afeitar; una mujer de cabello blanco, con un niño en las faldas. El obrero reía con insolencia, revelando una ausencia total de malicia; la mujer de cabellos blancos, en cambio, lo hacía de un modo solapado, invitando al niño a participar de lo que creía un espectáculo impropio para su edad, pero irresistible. No pudo identificar a nadie más. Todos los rostros se unían en su recuerdo, a un solo cuerpo agitado por una misma hilaridad Los evocaba bajo la forma mortificante de una hidra de cien cabezas, de bocas y ojos abiertos por una sola gran risa silenciosa.

Durcot supo que enrojeció, por un súbito aumento en la temperatura de su rostro­que verificó fingiendo rascar una mejilla­ y porque ésta se intensificó después hasta alcanzar su punto más alto en el lóbulo de la oreja, donde sintió una palpitación particularmente acelerada. Cuando pasó la vergüenza, sintió un escozor intenso entre los cabellos, como un hormigueo o como un líquido corrosivo extendiéndose por el cuero cabelludo.

Mientras su mano trataba de evitar el contacto del pasamano grasiento en que se sostenía, rememoró las escenas de su infancia en las que más vergüenza había sentido. Una se destacó nítidamente

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