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Macroeconomia

Erekar16 de Junio de 2013

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PAUL KRUGMAN, KEYNES, Y LA CRISIS ACTUAL.

Ernesto Molina Molina.1 Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, en su libro ―The Return of Depresión Economics and the Crisis of 2008. W.W Norton & Company, New York London, es uno de los autores que intenta explicar la actual crisis como consecuencia de las políticas económicas erróneas, a pesar de las lecciones que otras crisis económicas han brindado a lo largo de la historia, especialmente, la Gran Depresión de 1929- 1933 y la economía de la burbuja japonesa de los años 1990. El criterio principal defendido por Krugman en este libro se asocia a encontrar una solución plausible a ―la trampa de liquidez‖ que sobreviene después de las explosiones de las burbujas financieras, originadas por la especulación financiera desenfrenada. En opinión de Krugman, es necesario volver a Keynes, aún cuando estas nuevas burbujas financieras rebasen las fronteras nacionales, mucho más allá de aquella que se desencadenó en Wall Street en 1929. Las crisis son normales: la depresión es otra cosa. De la presentación que el propio Krugman realiza − al iniciar el análisis de la crisis actual − se puede inferir su aceptación del carácter normalmente cíclico de la economía capitalista. Sólo que determinados errores de política, tal y cual sucedió cuando la Gran Depresión de 1929-1933, convirtieron dicha crisis en ―una tragedia innecesaria‖; lo cual exigió ―liquidar el trabajo, liquidar las acciones, liquidar los granjeros, liquidar los bienes raíces…purgar la pudrición del sistema‖. Los Estados capitalistas poderosos aprendieron a evitar esas grandes depresiones desde Keynes hasta Friedman, según afirma Krugman. Determinadas ―recetas‖ de políticas económicas resultaron efectivas durante varias décadas; hasta que surgió la crisis asiática de los años 90 del siglo pasado:

―Gobiernos como el de Estados Unidos en 1930-1931 – pueden haber permanecido una vez incapaces (indefensos) mientras el sistema bancario nacional colapsaba; pero en el mundo moderno, el seguro de depósito y la disposición de la Reserva Federal de inyectar efectivo a las instituciones amenazadas, se supone que impidan tales escenas. Ninguna persona sensata pensó que la era de la ansiedad económica pasó; pero era de suponer que cualquier problema que pudiéramos tener en el futuro, tendría poco parecido a los de los 1920s y 1930s.‖2 El abandono de las soluciones Keynesianas − en opinión de Krugman − ―la buena y anticuada macroeconomía de la demanda‖, ha sido uno de los errores estratégicos fundamentales para impedir una mejor política ante los peligros inminentes de una nueva gran depresión.

1 Profesor Titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales ―Raúl Roa García‖, MINREX. Presidente de la Sociedad Científica de Pensamiento Económico y Economía Política de la ANEC. 2 Paul Krugman, ―The Return of Depresión Economics and the Crisis of 2008, p. 5, W.W Norton & Company, New York London. (En lo adelante, las citas aparecerán ya traducidas al español, aunque se respete la paginación en inglés)

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De cierta manera, Krugman refleja la polémica entre keynesianos, monetaristas y ofertólogos, que desde los años 70 del siglo XX hasta el presente, ha dominado el escenario académico de la economía política convencional, aquella que ha servido de fundamento teórico para instrumentar las políticas macroeconómicas de los Estados capitalistas más poderosos, pero sobre todo, de Estados Unidos. En este sentido, Krugman se manifiesta a favor de un regreso a las medidas anti-crisis Keynesianas:

―¿Qué significa decir que la economía de la depresión ha regresado? Esencialmente significa que por primera vez en dos generaciones, fallos en el lado de la demanda de la economía – gasto privado insuficiente para utilizar la capacidad productiva disponible – se ha convertido en la clara limitación de prosperidad para gran parte del mundo.‖3 Si bien se le pudiera calificar a Krugman de ―ecléctico‖, pues no renuncia a las ideas de los ofertólogos y los monetaristas para el largo plazo; en cambio valora las medidas keynesianas como efectivas para el corto plazo:

―Aún hoy muchos economistas piensan que las recesiones son un asunto menor, su estudio un tema ligeramente desprestigiado. El discurso presidencial de Robert Lucas que yo cito en el capítulo 1, presenta argumentos convincentes de que el ciclo económico ya no era un asunto importante, y que los economistas debían desviar su atención al proceso tecnológico y al crecimiento a largo plazo. Eso está bien, los asuntos del largo plazo son los que realmente importan, sólo que como Keynes señaló, en el largo plazo todos estaremos muertos.‖4 La medida salvadora: el rescate de los bancos. Todo el discurso de Krugman está dirigido a dar fundamento a la política seguida, primero, por la administración W. Bush, y después, por la administración Obama, del rescate de los Bancos:

―La solución obvia es poner más capital. De hecho, esa es la respuesta estándar en las crisis financieras. En 1933 la administración Roosevelt usó la Corporación para la Reconstrucción de las Finanzas para recapitalizar bancos mediante la compra de acciones preferenciales – acciones que tenían rango superior sobre las acciones comunes en términos de sus reclamos de ganancias. Cuando Suecia sufrió una crisis financiera a principio de los 1990s, el gobierno intervino y le proporcionó a los bancos capital adicional equivalente al 4% del PIB del país – el equivalente de $ 600 mil millones para los Estados Unidos hoy – en pago a una propiedad parcial. Cuando Japón rescató sus bancos en 1998, compró más de $ 500 mil millones en acciones preferenciales, el equivalente relativo al PIB de alrededor de 2 billones de inyección de capital en los Estados Unidos. En cada caso, la provisión de capital ayudó a restaurar la habilidad de los bancos para prestar y descongeló los mercados de crédito.‖5

El supuesto ―eclecticismo‖ de Krugman se hace evidente cuando reconoce que el mercado −y no el intervencionismo estatal keynesiano o socialista− ha de ser el que rija para el largo plazo: sólo en situaciones graves como las actuales, es imprescindible que

3 Ibidem, p. 182. 4 Ibidem, 183. 5 Ibidem, 185.

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el Estado asuma las riendas discrecionales del manejo de la economía, después debe regresarse a la privatización. Al considerar que el rescate de la banca por parte de la administración de W. Bush ha resultado insuficiente, afirma:

―Mi opinión es que la recapitalización con el tiempo tendrá que ser mayor y más amplia, y que tendrá que haber mayor autoridad de control gubernamental – en efecto vendrá más cercana a la total nacionalización temporal de una parte significativa del sistema financiero. Solo para estar claro, esto no es un objetivo a largo plazo, el asunto es apoderarse de las cumbres dominantes de la economía: las finanzas deben ser reprivatizadas tan pronto como sea seguro hacerlo, de la misma manera que Suecia puso la banca de nuevo en el sector privado después de su gran rescate financiero a principio de los 1990s. Pero por ahora lo importante es liberar crédito por cualquier medio al alcance, sin atarse a nudos ideológicos.‖6 Salvar al capitalismo es encontrar fuentes de crédito en estas circunstancias difíciles. ¿Y de dónde pueden provenir las fuentes de crédito? El sistema financiero internacional, bajo el dominio de Estados Unidos luego de terminada la Segunda Guerra Mundial, ha seguido un camino tortuoso que hasta cierto punto pareciera darle la razón a Krugman en cuanto a la gravedad que provocan las ―malas‖ políticas económicas: ―fuente‖ de las grandes depresiones. Ese camino tortuoso se ha caracterizado por la falta de escrúpulos −por parte de Estados Unidos− para obtener fuentes de financiamiento a expensas del resto del mundo, con vistas a garantizar su hegemonía mundial. Como quiera que Krugman sólo aspira a sacar a Estados Unidos del atolladero de esta crisis, sin profundizar en la gran responsabilidad que ha tenido su sistema de gobierno en la distorsión del sistema financiero internacional, nos vemos obligados a reflejar estos hechos que a continuación referimos. El camino tortuoso de la arquitectura financiera internacional. Desde finales de los años 70, creció en flecha la deuda externa en los países del Tercer Mundo, lo cual conllevó formas de pago de la deuda con enormes transferencias financieras hacia los países centro, que continuaron fortaleciendo la esfera financiera y su globalización. Se inició la privatización de los grandes fondos de retiro y los grandes fondos comunes de inversión y de administración en cartera, de títulos, de fondos de fundaciones mutuales, fondos en la esfera de la salud, educación, seguridad social, sistemas penitenciarios, infraestructura energética, telecomunicaciones, todo se cotiza como valores mercantiles en la bolsa. Margaret Thatcher, en 1979, y Ronald Reagan, en 1980, iniciaron una política restrictiva basada en ventas de bonos del Tesoro en el mercado de obligaciones con la garantía de una tasa de interés positiva. Todo lo anterior contribuyó a que los mercados monetarios asumieran un carácter mundial. Los mercados de cambio, de créditos, de acciones y obligaciones se liberalizaron, se desregularon nacionalmente. La tecnología de la información facilitó esta desregulación de los mercados financieros que permitía incrementar la movilidad internacional del capital a corto plazo y en general, facilitaba la desterritorialización del capital.

6 Ibidem, 186.

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Estados Unidos abandonó el régimen de cambios fijos de Bretton Woods e introdujo un régimen de cambios flotantes generalizados

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