Nelson Tependino y las utopías

Podría decirse que es inexacto referirse al ensayo de Nelson Tependino como una disertación sobre la política, la arquitectura, y otros conceptos filosóficos. En el trasfondo de este análisis se encuentra un importante razonamiento acerca de la condición humana en su intento por superar el sufrimiento y forjar un porvenir ideal y próspero. La idea trabajada de lograr una sociedad perfecta.

Quizás el autor no reflexiona lo suficiente sobre los orígenes de esta necesidad más allá del colectivo. Individualmente el ser humano siempre intenta descifrar el control y aplicarlo en su vida pese a que, inevitablemente, la mayoría de intentos terminan por ser en vano. «(..) Y todo intento de crearla en este mundo no va a ser sino una monstruosa mueca de sufrimiento y soberbia humana» (Nelson Tependino, 2014, p. 3)

El problema viene a formarse cuando esta necesidad tan humana y tan personal es cedida. Cuando un grupo de poder como el gobierno, por ejemplo, intenta moldearla a su propio beneficio. La propuesta fracasará irremediablemente. «El ser humano (…) introducirá nuevas variables incomodas, molestas, imprevisibles, que pueden estar fuera del perfecto diseño de la sociedad sin clases» (Nelson Tependino, 2014, p. 3-4)

Los intentos de hacer a la masa una gran mezcla homogénea resultaran en frustraciones y chascos horrendos. Por esto la sociedad perfecta es imposible. Sin embargo, la pulsación y la inclinación por alcanzar la utopía sigue allí, latente y expectante. Habría que preguntarse si individualmente aún es posible alcanzarla.

Y esto, en la opinión de este comentarista, es mucho más posible de lo que deja entrever el desánimo del autor. Incluso aún cuando existe un margen de error puesto a que se es humano y se está a merced de las pasiones y las imposiciones de la cultura.

No obstante esto sólo puede materializarse a través del ejercicio personal. Hacer de la arquitectura, de la política y otras ciencias, disciplinas al servicio de la existencia. Intentar encontrar el topos ideal –modelado a las características humanas propias, contemplando nuestras posibilidades y circunstancias– a través de las reflexiones y la experiencia.

He allí la importancia de las materias humanísticas. De lo indispensable que es su cultivo e independencia del Estado y de los conjuntos que poseen el poder en la sociedad. «Creo que la política tiene que ver con la gestión de la polis (…) con la creación de un topos humanizador que posibilite esos nuevos comienzos que se despliegan en cada persona y en su libertad que son los que real y concretamente constituyen el mundo» (Nelson Tependino, 2014, p. 4)

Tal y como sostiene Tependino, es menesteroso para el Estado crear un ambiente que no sea hostil para el desarrollo de este ejercicio. Y así crear nuestro propio paraíso, tal y como lo concibe el cristianismo. Es esta la más honesta contribución que una gerencia

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