O'Connor Seymour PNL para formadores

PNL para formadores. Manual para directivos, formadores y comunicadores, cap. 11 “Habilidades de presentación”, por Joseph O’Connor y John Seymour

Los autores exponen los elementos más importantes a la hora de realizar una presentación frente a una audiencia, ofreciendo consejos para una comunicación efectiva. Existen cuatro canales de comunicación (visual, tono de voz, tacto y palabras), de los cuales el más importante a la hora de transmitir un mensaje es el lenguaje corporal, seguido de la calidad de la voz. Las palabras concretas que se usan sólo representan un 7% del impacto del discurso. Cuando estos tres aspectos se refuerzan mutuamente, la comunicación es congruente y efectiva. O’Connor y Seymour recogen una serie de recomendaciones específicas sobre cada una de estas áreas.

Respecto al lenguaje corporal, destacan la importancia de la apariencia, desde la primera impresión a la sensación de comodidad propia y ajena que puede uno conferir con su aspecto. Recomiendan ir adecuadamente vestido según el clima y la ocasión. Señalan también el papel del contacto visual con todos los asistentes para mantener el interés en el discurso. En una línea similar, la postura debe mantenerse alineada y erguida para comunicar serenidad, así como evitar movimientos o balanceos sin sentido que sólo distraen a la audiencia. Los ademanes deben ser espontáneos, por lo que recomiendan identificar los hábitos nerviosos que restan naturalidad y trabajar en eliminarlos. Por último, subrayan la importancia de utilizar el espacio físico disponible, que actúa como metáfora del espacio mental y ofrece muchos recursos para reforzar el discurso.

Sobre la calidad de la voz, los autores explican que debe usarse para expresar la emoción natural que el orador siente. La voz proporciona mucha información y puede añadir energía e interés a lo que se dice. Además, es fundamental poder proyectar la voz para que alcance a toda la audiencia sin problemas. La proyección vocal requiere una buena respiración, por lo que recomiendan ejercicios en esta línea, especialmente para no apresurar el discurso y mantener una respiración calmada. La voz debe utilizarse de modo congruente con las palabras mediante inflexiones para crear distintos efectos. Además, recomiendan hacer un buen uso de las pausas, que los oyentes agradecen en un discurso extenso.

Llegando al tercero de los elementos de comunicación, las palabras, los autores empiezan afirmando que pueden ser engañosas y no estar en línea con lo que se está transmitiendo con el cuerpo y la voz. Respecto al vocabulario, tiene que ser rico y variado para poder transmitir los matices que tiene nuestro discurso. Cada persona tiene una forma predilecta de pensar (en imágenes, sonidos o sensaciones), por lo que al dirigirse a una audiencia deberán usarse las tres modalidades para que el mensaje llegue a todo el mundo, mediante un discurso multisensorial. Recomiendan no utilizar jerga, a menos que la audiencia sea especializada y conozca los conceptos de antemano. Al leer fragmentos seleccionados, debe hacerse con la energía que el texto requiera, para no aburrir a los oyentes. Utilizar los verbos en tiempo activo es otra forma de mantener a la audiencia involucrada en lo que se dice, además de dirigirse a las personas por su nombre. Deben reducirse al mínimo las oraciones subordinadas y complejas de seguir. Las instrucciones se dan de forma directa, no en forma de pregunta y no de forma concatenada. Todos tenemos gestos nerviosos verbales o muletillas, por lo que conviene identificarlas e intentar eliminarlas con la práctica, pues no aportan nada al discurso. Por último, el humor verbal es útil para mantener el interés y la armonía del grupo, pero debe hacerse de forma adecuada al contexto para no conseguir el efecto contrario.

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