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Poquianchis


Enviado por   •  21 de Octubre de 2013  •  1.020 Palabras (5 Páginas)  •  414 Visitas

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Ya instaladas en sus cabarets, “Las Poquianchis” contrataban personas que recorrieran la República para buscar adolescentes de entre 13 y 15 años de edad, para que por medio del engaño y la extorsión las condujeran a sus negocios, donde una vez que entraban eran mantenidas en cautiverio para prostituirlas.

Las jovencitas reclutadas eran encerradas, dejadas sin comer y golpeadas, para que accedieran a venderse. Algunas de las víctimas narraron que llegaron a las casas de citas desde niñas y pasaron meses o hasta un año encerradas en cuartos para ser “convencidas” de rentar su cuerpo a los clientes del cabaret.

Una vez “convencidas”, las jovencitas eran aleccionadas en las artes amatorias, primero les enseñaban cómo vestirse y maquillarse, así como las técnicas para ejercer el oficio más antiguo, pero siempre eran objeto de amenazas, pues no podían platicar con los clientes o entre ellas y así evitar cualquier intento de fuga.

Cuando alguna de las jóvenes era descubierta desobedeciendo las órdenes, era mandada a golpear a palos por sus compañeras. Las hermanas González Valenzuela les decían a las mujeres que ellas eran poderosas y podrían mandar matarlas a ellas o sus familias si lograban escapar.

Cuando algunas de los meretrices enfermaba o ya estaba muy vieja para poder ejercer la prostitución, las dejaban a hacer los trabajos domésticos más duros, dormían a la intemperie y las dejaban sin comer. En caso de que no murieran de inanición o enfermedad, las golpeaban brutalmente o las apedreaban.

Una vez muertas, “Las Poquianchis” enterraban a las mujeres en el patio de cualquiera de sus propiedades para no llamar la atención. Para estas macabras acciones invitaban a las demás prostitutas para así involucrarlas en los ilícitos y mantenerlas de alguna forma comprometidas al hacerlas sentir cómplices de los crímenes.

Después de tres o cuatro meses de haber enterrado un cadáver, el cuerpo era exhumado y quemado con gasolina para borrar cualquier rastro.

MARIA D EJUESUS

María de Jesús se mantenía incoherentemente aferrada a la religiosidad que su madre le había inculcado en la niñez. De ese modo, la prostitución en sí no era pecado, excepto cuando en ella se daban actos “prohibidos por Dios”, por lo que no permitía el sexo anal, los besos, las orgías y los contactos lésbicos, tan usuales en prostitutas que desean estimular al cliente.

Sin embargo, la llegada al establecimiento de dos voluptuosas, atractivas y expertas rameras norteamericanas, suscitó una situación que María de Jesús, en su absurdo moralismo, calificó escandalizada como “el gran pecado” y el inicio de su “mala suerte”; ya que los clientes, que solían solicitar a “las gringas” más que a otras prostitutas, pidieron a éstas actos lésbicos en cierta ocasión, de lo cual se enteró María de Jesús, castigándolas con la expulsión por haber accedido a tan “indecente” propuesta.

Cabe destacar que María de Jesús no era la única que mantenía esa absurda moralidad: sus hermanas también lo hacían, y junto a ella aplicaban severos métodos de control. Solían espiar a través de rendijas u hoyos en las paredes, y cuando encontraban “pecado”, aplicaban terribles torturas y humillaciones, y como casi todos los días descubrían “actos inmorales”, casi todos los días corría sangre, puesto que los castigos eran cosas como golpes con

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