Posdemocracia

Hablar de democracia implica hablar del sistema de gobierno predominante en el mundo, que partiendo de sus postulados e ideales este sistema es el más adecuado y propicio para la evolución de la “modernidad”, globalización y lo que implica la misma, con sus ideales (políticos, económicos y sociales) que lo convierte en un sistema de gobierno prácticamente inevitable. Crouch analiza distintos tipos de democracia, principalmente las que denomina democracias estables, dichas democracias ya han pasado por un proceso predemocratico, es decir un proceso de consolidación para llegar a la democracia.

Crouch centra su estudio en democracias como las de Europa occidental, Japón, EUA en donde se comienza a dar el fenómeno de desencanto democrático por parte de la población, ya que existe poca legitimidad de los representantes, baja participación, se secuestra la escena política porque la toma de decisiones les compete a unos cuantos con intereses particulares llámese partido político, empresa o los dos y se limita la participación de la ciudadanía a una participación electoral.

Ante este escenario Crouch observa que existe otro momento en la democracia, una desvirtuación de la misma a lo que él denomina “posdemocracia”. “El concepto de posdemocracia nos ayuda a describir aquellas situaciones en las que el aburrimiento, la frustración y la desilusión han logrado arraigar tras un momento democrático, y los poderosos intereses de una minoría cuentan mucho más que los del conjunto de las personas corrientes a la hora de hacer que el sistema político las tenga en cuenta; o aquellas otras situaciones en las que las élites políticas han aprendido a sortear y a manipular las demandas populares y las personas deben ser persuadidas para votar mediante campañas publicitarias” (Crouch,2004).

La influencia de las Empresas

A través de diversos medios principalmente la televisión y la educación, se ha propagado un pensamiento positivo, que nos hace referencia a la prioridad del progreso, de la ciencia y con ella sus técnicas, instaurando un pensar en la sociedad en el que se sobre valore a las empresas y con ello su capacidad productiva, y así pretender que el Estado adquiera ciertos modelos empresariales, que le van a restar facultades bajo el supuesto de la eficiencia, como “la nueva gerencia publica” en esta visión la empresa queda como una institución facultada para la toma de decisiones, puesto que comienzan a trabajar en ámbitos que con anterioridad solo le competían al Estado quedándose con la sede central del poder y de la toma de decisiones a este fenómeno lo denomina “empresa fantasma”.

Estas empresas apoyan a partidos políticos, en cuestiones de marketing, que no son más que guerras de persuasión para con la sociedad y esta participe en los comicios, para que el partido llegue al poder y posteriormente devolver el favor. Por tanto, según el sociólogo británico Colin Crouch, nos encontramos en un contexto de posdemocracia, dónde los políticos responden a las necesidades de los grupos empresariales, aceptando que sus intereses , intereses particulares, que no miran por el bien común, se convierten en políticas públicas, que traen consigo el fin del igualitarismo político.

En este sentido se puede hacer una analogía con las monarquías absolutas, la monarquía y la nobleza no tenían porque pagar impuestos, pero sin embargo en ellas residía la totalidad del poder. Caso parecido es el de las empresas financieras, que a pesar de no pagar impuestos en el país sobre el que ejercen poder de influencia, acaban dictando las políticas públicas que se deben poner en práctica en ese país, sin estar bajo ningún orden de legitimidad.

En contraste con el caso argentino apreciamos como entidades financieras supranacionales dictan las medidas que deben ser puestas en práctica por un país, situándose por tanto por encima de la política, e intercambiando los papeles con ésta, ya que no es el poder político el que controla y regula el poder financiero,

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