LOS PARTIDOS EN LA POSDEMOCRACIA

POSDEMOCRACIA

Los Partidos en la Posdemocracia

En el libro publicado en el año 2004 “Posdemocracia”, escrito por el sociólogo británico Colín Crouch (1944), el autor utiliza el término POSDEMOCRACIA que había creado en el año 2000 y cualquiera creería que el pretende decirnos que estamos más allá de la actual fase democrática, como creyeron algunos de mis compañeros maestrantes en el aula, mientras cursábamos la maestría en Ciencias políticas, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), porque olvidaron que en las ciencias sociales el uso del prefijo “POST” suele responder a razones no gramaticales, como en este caso en donde el autor, en su ánimo ideológico, considera que la democracia va en una dirección contraria, o degenerando, fruto del aburrimiento, la frustración, escepticismo y desilusión que ha traído la vida democrática, lo que ha provocado un gran desencanto que se ha traducido en los altos índices de abstencionismo electoral y en un gran descenso de los niveles de satisfacción por parte de la ciudadanía.

Dentro de todos los Capítulos que tiene el Libro Posdemocracia, hemos decidido analizar el CAPITULO 4, que trata sobre “Los Partidos en la Posdemocracia”.

Los Partidos en la Posdemocracia

El Autor señala que los Partidos están obligados a redefinir completamente la estructura y los modos de estructuración de la democracia representativa, esto así porque el ideal de Partido democrático, aquel que se desarrolla en base a círculos concéntricos que van desde el más grande (el electorado) hasta el más pequeño (los líderes y sus asesores), pasando por todo un sinfín de grados intermedios (activistas, simpatizantes, base, etc.) que están en contacto entre sí para fortalecer la interacción, no pasa por su mejor momento.   La Cúpula se reduce y se fortalece, siendo necesarias técnicas de marketing electoral para nuevas alternativas; porque la promoción de las calidades del Líder del Partido y las imágenes de él o de ella adoptando poses apropiadas están sustituyendo cada vez más el debate sobre las cuestiones políticas, por lo que hemos perdido las discusiones o debates sobre el contenido de los programas de los partidos y el carácter de rivalidad partidista se ha convertido en algo vacío o líquido.

En esta posdemocracia se contratan asesores y expertos encargados de investigar y definir qué quiere el electorado a través de encuestas y estudios de opinión, que hacen a un lado la interacción con los miembros de partido. Estos mismos cambios en el funcionamiento de los partidos se mantienen en la parte del financiamiento: pierden importancia las aportaciones de los miembros y simpatizantes del partido mientras crecen las grandes cantidades de dinero que muchos empresarios y otros tipos de personas están dispuestos a donar a cambio de ciertos favores. “De esta manera la política es cada vez menos la proyección de las necesidades de los ciudadanos y se está convirtiendo, en cambio, en un espectáculo mediático controlado por unas élites que representan exclusivamente los intereses de las grandes empresas” en palabras de Colín Crouch. No obstante, Crouch propone: “los partidos siguen siendo fundamentales a la hora de contrarrestar los rasgos antiigualitarios de la posdemocracia, pero también debemos trabajar sobre los partidos desde el exterior de los mismos, apoyando aquellas causas que mantienen la presión sobre ellos”. A cada país le corresponderá analizar qué tan cerca está de la democracia o de la posdemocracia, lo que es innegable es que no hay democracia que se salve de estos peligros impuestos por los efectos de la globalización, el capitalismo radical y la desregulación financiera y económica. Aunque siempre ayudan a disminuir el riesgo del advenimiento posdemocrático los movimientos civiles en torno a los temas importantes para la ciudadanía; movimientos que deben ser organizados, los intereses bien definidos y las causas del malestar deben estar identificadas, Crouch propone ampliar el horizonte del análisis democrático, dejando en claro que una vez implementado este régimen, no sólo se puede avanzar hacia su ideal o retroceder hacia su desaparición, sino que también se puede caminar hacia una democracia con vicios propios de un sistema no democrático.

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