Reflexiones sobre la Universidades

Reflexiones sobre la Universidades

1.5. Ciencia y Universidad:

Dadas las características de la época, la Universidad medieval incidió más en la recolección y difusión del saber, que sobre su incremento. Pero tomando el término investigar en su entera acogida, hay que incluir la investigación dentro de la nota científica de la Universidad primitiva: investigare, investigio, que significa en latín seguir la pista, buscar, registrar.

Es indubitable que las universidades medievales recogieron y leyeron las huellas del conocimiento; y no solo eso, sino que articularon síntesis, interpretaron, conservaron y transmitieron el activo científico de la humanidad. Y no todo fue especulación.

Recordemos también que un siglo después, en el siglo XIII, se redescubrió por los árabes a Aristóteles, y su pensamiento influyó en las artes del Trívium y del Cuadrivium, y la investigación creció en inquietudes al cambiar la concepción sobre el mundo. Desde entonces, la filosofía regentó la vida intelectual por largo tiempo desde las cátedras profesionales. No hay que olvidar tampoco la relación estrecha que existe entre el concepto cátedra y la palabra catedral, luego púlpito y autoridad. De manera de que con el esfuerzo colectivo y re colectivo de buscar, descubrir, interpretar, agregar, articular, transformar (como aconteció con la conversión de los ideales literarios en estrictamente filosóficos o de plasmar estos en aquellos), la Universidad estaba cumpliendo su función científica de investigar con riguroso y sistemático pensamiento filosófico, médico, jurídico, político, etc.

1.6. La Autonomía Universitaria

Desde el punto de vista de la ciencia y el saber, la autonomía le es connatural, interna a la Universidad, porque estas no son regulables desde fuera. Pero la ciencia y el saber, como realidades integradas al orden social, político y jurídico, no pueden ser solo la ciencia por la ciencia y el saber por el saber. Tienen, el saber y la ciencia, límites externos a su acción, los cuales han de respetar y a ellos acomodarse con plasticidad y flexibilidad para los fines sociales de la cultura. Por tanto, la autonomía de la ciencia y el saber es relativa al todo social que le impone leyes distintas a las suyas.

Sin embargo, la autonomía empezó a distinguir a la universitas desde su primer momento, ya que participó de las actividades propias del saber y de la ciencia. Su ejercicio científico se llevó a cabo corporativamente, con maestros y estudiantes de toda procedencia y origen, extraídos de múltiples sembradíos culturales. Fue, pues, un ejercicio libre, responsable y consecuente con la naturaleza del gremio. La autonomía institucional universitaria, que emana de la autonomía de la ciencia y del saber, se perfiló como la nota

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