Sadomasoquismo

Sadomasoquismo

Las practicas sexuales han sido “censuradas” y desde el comienzo del cristianismo se convirtieron en un tema poco hablado y reservado solo a las paredes del cuarto matrimonial, el cual era el único lugar permitido para tener encuentros sexuales que solo tenían un fin reproductivo.

        El cristianismo provoco que hasta hoy en día la sexualidad este entre los temas de controversia y de morbo moral. Que después de mucha lucha en el siglo XX se comienza un real revuelo en torno a la sexualidad, que provocaría que las personas expresaran y se abrieran más abiertamente a las practicas sexuales, ya no solo como una forma de mera reproducción, sino de un mundo en el cual está también inverso el mundo del placer y el disfrute del cuerpo humano completamente y ya no solo pensar el acto sexual como una mera interacción que tiene su goce máximo en la mera penetración.

        Las practicas sexuales a pesar de su prohibición nunca han dejado de estar presentes a lo largo de la historia del ser humano, ya que se sabe que, desde siempre el ser humano al encontrar un acto placentero, lo tiende a repetir y buscar.

        Durante muchos siglos el sadomasoquismo ha existido como una practica sexual que genera placer a las personas, un gran ejemplo de ellos se dice que era la relación que existía en las antiguas culturas que se daba el rol de Dominación-Sumisión que se tenían con los esclavos. Ya que los esclavos de familias poderosas ayudaban siempre a los amos a vestirse, ya que era una labor de gran complicación. También fungían  la tarea de recibir invitados, recogerles la toca y los zapatos, además, de ofrecerles baños calientes, hasta lavar sus pies.

        Los esclavos más agradecidos servían vino y cortaban los mejores platillos para los amos. Todos en las familias tenían un esclavo propio que contaba dentro de la servidumbre un estatus más alto que los demás, ya que este tipo de esclavos si tenia derecho a ir a teatros, acompañarlos a eventos sociales y permanencia muy cerca del amo en todo momento, hasta en el momento de ir al baño.

        El modelo de la sexualidad romana era la relación con sus subordinados, que podían ser, la esposa, paje o el esclavo, que siempre estaban bajo el sometimiento. En esa época el placer femenino era totalmente ignorado. Ya que la moral sexual la oposición era someter o ser sometido. Y someter era lo más loable, ser sometido era vergonzoso solamente si se era un varón adulto libre, ya que si se erra mujer o esclavo era lo natural.

        En muchas historias y novelas de la época de la edad cuentan que la relación de sumisión de los esclavos era tanta que muchas de las veces estos sostenían relaciones sexuales con sus amos, ya que era tanta su interacción diaria que si los amos deseaban a sus esclavos y/o esclavas estos tenían que convertirse en sus amantes y siempre cumpliendo este juego de roles donde una dominaba, mientras que el otro era sometido a voluntad. Ya que se cuenta que rara vez se cuenta que los esclavos o sirvientes eran obligados a mantener relaciones sexuales con sus amos, sino que se sometían a su voluntad por mera decisión y disfrutaban del placer que este juego provocaba.

        Pero claro está que todas estás practicas se mantenían en el anonimato ya que se consideraba un grave pecado estar con otras personas fuera del matrimonio, no obstante, la mayoría de las familias poderosas de la época gozaban de esta práctica sexual con sus sirvientes, los cuales nunca decían nada y siempre mantenían estas practicas como un gran secreto que se quedaban en las paredes de las habitaciones.

        En la época del estallo de las relaciones sadomasoquistas más publicas se dan con las novelas que comienzan aparecer, en donde los protagonistas disfrutaban de encuentros sexuales más fuertes, en los cuales las escenas de flagelación a la pareja, golpes, jaloneos y encuentros en los cuales uno de ellos, principalmente los hombres literalmente sometían a la mujer a través de  golpes y en los cuales la mujer nunca se mostraba molesta o indignada, si no por el contrario, ellas lo disfrutaban tanto o más que el hombre, ya que cada golpe la mujer lo traducía como placer puro, que un encuentro habitual no encontraba.

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