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Sadomasoquismo

gertru417 de Octubre de 2012

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La palabra sadomasoquismo ha sido utilizada en el estudio de la sexualidad para describir dos formas combinadas de perversiones, y fue aceptada por el psicoanálisis para señalar la conexión entre el conflicto interno de dominio y sumisión y la necesidad de la persona de auto castigo.

El término perversión para Freud no tiene el significado que usualmente se le da a esa palabra, sino que comprende toda conducta desviada del acto sexual normal, entendiendo por normal el coito propiamente dicho, o sea con la introducción del pene en la vagina.

Aunque los términos sadismo y masoquismo parecen indicar lo contrario, en realidad se complementan y tienen una función en las relaciones.

Freud dice que la inclinación a causar dolor o maltratar a la pareja es la más habitual y primordial de las perversiones.

Se trata del placer y la crueldad de provocar sufrimientos y a la vez de sufrir todo tipo de sometimiento y humillación.

El origen del sadismo, según Freud, se puede encontrar en el individuo normal, ya que la mayoría de los hombres se comporta usualmente de una forma agresiva y con la intención de dominar en el acto sexual.

Esta conducta puede tener una base biológica para superar la resistencia del objeto sexual. Freud denomina objeto a toda persona que provoca atracción sexual. El sadismo, por lo tanto, sería la forma exagerada de la conducta activa normal.

Con el masoquismo ocurre lo mismo, ya que se relaciona con el excesivo comportamiento pasivo de la conducta sexual normal.

Es habitual que el masoquismo sea un correlato del sadismo, orientado hacia si mismo.

El estudio clínico de casos límite de perversión sadomasoquista revela la existencia de una predisposición a la pasividad y una fijación relacionada con el complejo de castración y la conciencia de culpa.

El dolor que hay que vencer representa, la resistencia frente a la libido, mientras antes era el asco y la vergüenza.

Freud dice que la trayectoria de la humanidad nos muestra que la crueldad ha estado íntimamente relacionada con el instinto sexual, realidad que algunos autores explican como un residuo de los arcaicos placeres caníbales.

Por otro lado, otros proponen que cada padecimiento incluye en sí la posibilidad de causar placer.

El hecho más significativo de esta perversión es que ambas formas, tanto la activa como la pasiva, aparecen siempre juntas en la misma persona.

O sea, que el que siente placer en causar dolor en la relación sexual, tiene también la capacidad de disfrutar del dolor y del placer en esa relación.

Lo cierto es que la relación entre sadismo y masoquismo es tan estrecha que no pueden estudiarse sus causas ni sus manifestaciones en forma separadas.

El sadismo parece ser anterior al masoquismo, o sea la tendencia a agredir a otro y causarle daño y dolor pero sin conexión con el placer sexual.

El sadismo no relacionado sexualmente corresponde al instinto de dominio. En tanto que el masoquismo es el retorno de esa agresividad hacia el sujeto, seguramente por los sentimientos de culpa que provoca esa conducta, transformando al mismo tiempo su actitud activa en pasiva.

Recién adquiere un significado sexual cuando se asocia al impulso sexual y el hecho de causar dolor se transforma en una de las características del acto sexual.

El sadomasoquismo es común en las neurosis obsesivas en que el trauma es provocado por una fijación en la etapa sádico anal del desarrollo psicosexual .

Es evidente que las personas se relacionan con quienes puedan satisfacer sus necesidades primarias y es probable que esta condición las incline siempre a vincularse afectivamente con parejas con tendencias agresivas y violentas de las cuales les resulta muy difícil separarse.

Junto al placer que produce el sufrimiento que le inflingen sienten también el gozo de satisfacer su necesidad de castigo.

En las prácticas sadomasoquistas, el dolor es la fuente de placer, por lo tanto, se utiliza en el marco de una relación sexual para disfrutar. ¿Cómo? ¿Por qué? A continuación las explicaciones.

En las prácticas sadomasoquistas, el dolor es la fuente de placer, por lo tanto, se utiliza en el marco de una relación sexual para disfrutar. ¿Cómo? ¿Por qué? A continuación las explicaciones.

¿Qué es el sadomasoquismo?

Es una práctica sexual que utiliza el dolor, la dominación, o incluso la humillación, en la búsqueda del placer. Sadomasoquismo viene de dos términos: sadismo y masoquismo. El sadismo (término desarrollado a partir del nombre del Marqués de Sade) consiste, por parte de una persona, a infligir sufrimiento al objeto de su deseo para acceder al placer. El masoquismo, al contrario, consiste en recibir, y necesitar, este sufrimiento para alcanzar el mismo placer. La pareja, por lo tanto, establece una relación de dominante/dominado, en la que la puesta en práctica de violencia verbal y servicios corporales les va a proporcionar una satisfacción intensa.

Las prácticas

No hay que confundir el bondage con el sadomasoquismo. Aunque actualmente el uso de esposas, e incluso de látigos, es una forma de amenizar la vida sexual, el verdadero sado está en otro nivel. Para empezar, necesita una puesta en escena particular, lo que explica que se suela practicar en clubes especializados. Cada miembro se viste con prendas que definen su estatus y utiliza diversos instrumentos: máscaras, esposas, cuerdas o cadenas, látigos, fustas... El “maestro” se entrega a todo tipo de rituales para someter a su “esclavo”. En un punto de vista de humillación, podrá obligar a su pareja a adoptar posturas desagradables, atarla para dominarla mejor, utilizar la violencia verbal (insultos) e infligirle torturas físicas: flagelación, inserción de objetos en las mucosas (vagina, ano, boca), etc. En algunos casos extremos, el sadomasoquismo puede conducir a mutilaciones mucho más severas, como piercings, tatuajes, o incluso sacrificios y quemaduras.

Los adeptos

Considerado durante mucho tiempo una práctica desviada y reprensible, estaba reservado a ciertos medios, como las redes de prostitución. Excepto en el ámbito del intercambio o del bondage, el sadomasoquismo ha dejado de ser un tabú. No obstante, el verdadero sado, el que hace daño, sigue siendo una práctica marginal, a pesar de que cada vez cuenta con más curiosos: romper la monotonía, realizar un fantasía, dar placer a su pareja, experimentar nuevas sensaciones... son razones para dar una vuelta por el club.

¿Libertad o perversidad?

El sadomasoquismo todavía está muy condenado por la sociedad. La medicina también desconfía de este tipo de prácticas y estima que el sadismo proviene de una patología psiquiátrica severa. Sin embargo, el riesgo de encontrar a un sádico real es bajo, ya que las reglas del juego se deben definir al principio por la pareja. Se trata más bien de un comportamiento dominador temporal consentido que de una tendencia real perversa sin límites.

Sadomasoquistas: atención, peligro

Se deben fijar límites para evitar patinazos: algunas prácticas pueden ser peligrosas, ya que al hablar de violencia se habla de heridas. Por lo tanto, la pareja deberá haber establecido un código que, al utilizarlo por la persona que se somete, marca la detención inmediata sin discusión. La seguridad no es negociable, del mismo modo que hay que calcular bien el impacto de estas prácticas sobre el equilibrio psicológico de cada uno, particularmente del dominado.

¿Los límites?

Aunque actualmente parece irrefutable que cada persona dirija su vida sexual como quiera, ¿puede permitirse todo bajo pretexto de que forma parte de la intimidad? Y aquí se sitúa el límite: aunque el sadomasoquismo se base en una relación dominante/dominado, no puede infligirse ningún servicio sin el consentimiento de la otra persona. En ese caso, se trataría de una agresión y la víctima tendría derecho a denunciar por agresión a su integridad física y/o agresión sexual.

¿Y los sentimientos?

La violencia y las humillaciones que la pareja se autoriza no son indisociables del lazo afectivo que la une. Al contrario, los rituales sadomasoquistas se basan ante todo en la confianza mutua de cada uno hacia el otro. Por este motivo, cada vez más se practica en el marco de una relación estable, y no en un intercambio, por ejemplo. Debe decidirse entre dos y, como toda práctica sexual, no es independiente de los sentimientos entre dos personas.

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¿Qué es el sadomasoquismo?

Quizás la más común de las tendencias y la más denostada también es la que se conoce como sadomasoquismo. El sadismo, que toma su nombre del marqués de Sade, es la tendencia de aquel que disfruta sexualmente con el dolor ajeno. Esta manifestación sexual recibe el nombre gracias al Marqués de Sade, pues obras como Justine, Juliette, Filosofía en el tocador, entre otras, recrean situaciones eróticas de generación de dolor. El masoquismo toma su nombre de Sacher Masoch y consiste en encontrar el placer sexual asociado al propio dolor o a la degradación. Leopold Von Sacher-Masoch con su Venus de las Pieles, en el cual ilustra la satisfacción que se siente el ser agredido, de aquí la designación Masoquismo.

Cuando está bien estructurado es complementario; las parejas que gustan de esta tendencias suelen sentirse muy felices y muy amados por sus compañeros. El problema puede existir cuando el sádico no reconoce su tendencia y de forma larvada puede buscar el dolor de la persona amada sin reconocerlo o el masoquista que busca ser degradado o castigado sin que su oponente lo desee.

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