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Socialismo


Enviado por   •  13 de Mayo de 2013  •  1.807 Palabras (8 Páginas)  •  221 Visitas

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El 5 de marzo de 2013 fallecía Hugo Chávez, presidente de Venezuela y líder antiimperialista mundial. Los imperialistas de Washington junto con sus medios de comunicación, su comité de expertos mercenarios y la adoctrinada población estadounidense exhalaban con regocijo suspiros de alivio. Un 'enemigo de América' se había marchado.

Chávez no era un enemigo de América, era un enemigo de la hegemonía que Washington ejerce sobre otros países y enemigo de la alianza entre Washington y las camarillas de las élites dominantes que roban a un pueblo al que debilitan y niegan el sustento. Fue enemigo de la injusticia perpetrada por Washington y su política exterior, basada en mentiras, agresiones militares, bombas e invasiones.

Washington no es América. Washington es la ciudad natal de Satán.

Chávez fue amigo de la verdad y la justicia y esto le convirtió en un ser impopular en Occidente, lugar en el que los líderes políticos consideran que la verdad y la justicia son graves amenazas.

Chávez fue un líder mundial y a diferencia de los políticos estadounidenses fue respetado en todo el mundo no occidental. Recibió doctorados honoris causa en China, Rusia y Brasil, entre otros países, aunque no en Harvard, Yale, Oxford o Cambridge.

Chávez fue un milagro y lo fue porque no se vendió a los Estados Unidos ni a las élites venezolanas. Si lo hubiera hecho, se habría hecho millonario a base de ingresos petroleros, como la familia Real Saudí, y habría sido honrado por los Estados Unidos de la misma manera en que Washington honra a todas sus marionetas: con invitaciones a la Casa Blanca. Podría haber tenido asegurado de por vida un puesto como dictador solo por el hecho de servir a Washington.

Todas y cada una de las marionetas de Washington, desde Asia hasta Europa pasando por Oriente Medio, esperan con ansiedad esa invitación que demuestra la gratitud de Washington por sus servicios al poder imperialista global que aún ocupa Japón y Alemania 68 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, y Corea del Sur 60 años después de la Guerra de Corea, y que ha situado bases militares y enviado tropas a numerosos países considerados 'soberanos'.

A Chávez le habría resultado políticamente muy fácil venderse. Le habría bastado con continuar la retórica populista, promocionar a sus aliados en el ejército, hacer un nunca antes experimentado incremento de los beneficios a las clases bajas y repartirse el resto de los ingresos del petróleo con las corruptas élites venezolanas.

Pero Chávez era una persona genuina, como lo es Rafael Correa, reelegido por tercera vez presidente de Ecuador, y que se enfrentó a los Estados Unidos y concedió asilo político a Julian Assange; o Evo Morales, el primer presidente indígena que ha tenido Bolivia desde la conquista española. La mayoría de los venezolanos vio que Chávez era una persona genuina. Le eligieron presidente en cuatro ocasiones y hubieran continuado eligiéndole si siguiera vivo y hasta el final de sus días. Lo que más detesta Washington es una persona genuina que no se deja comprar.

Cuanto más demonizaban a Chávez los corruptos políticos occidentales y sus medios de comunicación, más lo querían los venezolanos. Comprendieron perfectamente que alguien condenado por Washington era un regalo del cielo para el mundo entero.

Enfrentarse a Washington, sin embargo, es costoso y todos aquellos que se atreven a hacerlo son demonizados. Todos se arriesgan al asesinato o a ser derrocados por un golpe de Estado organizado por la CIA, como le sucedió a Chávez en el año 2002. Cuando las élites venezolanas dirigidas por la CIA dieron el golpe de Estado y secuestraron al presidente fueron el pueblo venezolano que se echó a la calle junto y ciertos elementos militares los que consiguieron ahogar el intento de golpe de Estado antes de que las élites venezolanas acabaran con la vida de Chávez. Esas mismas élites lograrían a su vez salvar sus sobornables vidas gracias al comportamiento humanitario que mostró posteriormente Chávez. El pueblo venezolano se levantó de forma masiva y espontánea en defensa de su presidente, refutando con ello el mito del Chávez dictador difundido por la Clasa Blanca.

Haciendo gala de su sórdida corrupción, el New York Times tomó partido por el antidemocrático golpe de Estado perpetrado por un puñado de elitistas en contra del presidente elegido democráticamente afirmando que la destitución de Chávez provocada por las élites enriquecidas en colaboración con operativos de la CIA supondría 'el fin de la amenaza a la democracia venezolana por un aspirante a dictador'.

Las mentiras y la demonización continúan tras la muerte de Chávez. Nunca le perdonarán por alzarse en defensa de la justicia así como tampoco perdonarán a Correa y Morales, cuyos nombres están ya sin ninguna duda en su lista de magnicidios.

CounterPunch y Fairness & Accuracy in Reporting (FAIR) entre otros comentaristas políticos, han recogido ejemplos de necrológicas cargadas de veneno escritas por la prostituida prensa occidental con motivo de la muerte de Chávez, básicamente celebrando el hecho de que la muerte haya logrado silenciar a la voz más valiente que ha habitado sobre la tierra

http://www.counterpunch.org/2013/03/08/obituaries-for-hugo-chavez/

http://fair.org/take-action/media-advisories/in-death-as-in-life-chavez-target-of-media-scorn/

Quizá la más absurda de las declaraciones fuera la de la reportera de economía de Associated Press, Pamela Sampson, la cual afirmó que Chávez despilfarró los beneficios del petróleo en 'programas sociales que incluían un mercado estatal de alimentos, subsidios sociales destinados a familias pobres, centros públicos de salud y programas de educación', sin duda una forma muy poco acertada de emplear un dinero que podría haber sido invertido en construir rascacielos como 'el edificio más alto

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