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UNA BREVE HISTORIA ACERCA DEL RECHAZO A LA ESCUELA.

Paco, de 15 años, era un chico muy inteligente y el hijo único de un debilitado padre de 70 años y una madre de 54 años. La familia ya era conocida en nuestra agencia. El padre se había jubilado recientemente y desde entonces, Paco había comenzado a negarse a ir a la escuela. Mis colegas me pidieron que viera a su familia, ya que temían que el señor Flores, a quien le habían practicado una delicada cirugía de corazón recientemente, no sobreviviría a los berrinches de Paco, quien rompía ventanas y mobiliaria. La señora Flores también sufría de problemas cardiacos y su salud también era de cuidado. Varias cosas me llamaron la atención al leer el caso. Paco, a pesar de sus frecuentes faltas a la escuela mantenía un promedio altísimo. Además había sufrido un problema neurológico a los 3 años de edad y a pesar delas tranquilizantes aseveraciones de neurólogos, pediatras y psiquiatras infantiles de que el problema se había resuelto sin mayor incidente, el señor Flores no estaba convencido.

La familia entro en mi consultorio con Paco a la cabeza, luego su madre y un tiempo después su padre. Le pregunte a Paco por que no estaba asistiendo al colegio. Me contestó: “Por los dolores de cabeza”. Antes de que se dijera una palabra más el señor Flores me conto todo el historial medio del desorden neurológico de su hijo. Cuando terminó, dije; “Paco, ¿Qué te sacaste en historia?” “10”, me respondió. Voltee hacia su padre y le pregunté: “señor Flores, cree que a su hijo le falte cerebro?” “¡no!” me dijo enfáticamente. Volví mi atención a Paco de nuevo. “Señor Flores, cree que el cerebro de su hijo esté desmoronado?” “¡no!” fue la respuesta de nuevo. Volví a dirigirme a Paco: ¿Cuánto duro tu ultimo dolor de cabeza?” Orgullosamente me contestó: “media hora” ¡eso no es nada! La semana pasada hable con un chico de tu edad, cuyo dolor de cabeza le duro 3 días. De hecho, estaba sentado en la misma silla en que estás sentado ahora. Adivina cuanto le tomo a su Autohipnosis para funcionar. El chico me contestó: “no lo sé” “20 minutos eso es todo. ¿te gustaría hablaron con él? Sé que le daría gusto contarte cómo lo logró. Es un chico listo, como tú.” Como siempre, declino mi oferta pero mostro interés por la palabra Autohipnosis. “Supongo que quieres saber acerca de la hipnosis.” Estuvo de acuerdo. Le definí que practicas se requerían y acompañe a la familia Flores a la salida de mi consultorio. Estaban sorprendidos de que la consulta hubiera durado apenas 20 minutos. Les envié la siguiente carta:

QUERIDOS AMIGOS:

Paco ha accedido a regresar a la escuela a cambio de un entrenamiento de anestesia hipnótica. Espero una asistencia del 95% y que se le considere enfermo únicamente si tiene fiebre muy alta. Paco

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