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A Mi Padre


Enviado por   •  17 de Marzo de 2015  •  694 Palabras (3 Páginas)  •  371 Visitas

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A mi padre, un hombre de Dios.

Mi vida me ha llevado por caminos variados. A veces caminos llenos de luz y alegría y a veces caminos oscuros, caminos duros y solitarios. He tenido que superar muchas dificultades, muchas pruebas. A veces lo he logrado y otras veces no. Sin embargo a través de todo esto he tenido una figura que me ha inspirado: mi padre, mi maestro, mi mentor.

A lo largo de tu vida has mostrado consistentemente tu fuerza, tu carácter, tu perseverancia. Me has enseñado el arte de vivir una vida que valga la pena vivir. Con tu ejemplo me has enseñado a ser fuerte y persistir aún en la más oscura prueba. En mi juventud laboraste para enseñarme a ser un hombre íntegro. No te cansabas en enseñarme el temor de Dios, a tener siempre presente a nuestro Creador en todo lo que haga.

De tí heredé muchas cosas: la nariz, el carácter terco y persistente, el amor por viajar, y el amor por estudiar los Escritos Sagrados entre muchas otras cosas. Me encaminaste hasta que esté listo para caminar por esta vida solo, y como un pequeño pájaro que aprende a volar me fuí, me fuí a descubrir el mundo y forjar mi propio camino en la vida.

De repente me encontré solo. Yo, mi mochila y Dios. Pero pronto me dí cuenta que los consejos que en mi juventud recibí, y que parecía nunca les ponía atención, me habían preparado. Has sido mi maestro de la vida, y aún cuando la distancia nos separa, cualquiera puede ver que soy tu hijo.

Y aún cuando tenemos diferencias de opinion, me gusta pensar que soy un reflejo de mi padre. Siento que nuestras diferencias solo nos unen más. Se dice que el anhelo de un estudiante, de un hijo, es de alcanzar a su maestro y padre.

Padre, eres un ejemplo de grandeza y humildad. Para mi eres alguien con quien puedo bromear y hacer las tonterías mas infantiles y también con quien puedo dialogar, debatir temas profundos de la vida y de Dios y así afilar mi intelecto como un cuchillo afila otro cuchillo.

¿Como puedo olvidar tu dedicación y tu amor por tu familia? Recuerdo esos momentos que tanto amaba cuando llegabas a la casa y te tirabas en el suelo con tus hijos y jugabamos a las luchitas; recuerdo todos esos lugares a donde viajamos juntos y a donde me llevaste desde mi tierna infancia, desde los Alpes en Suiza, la antigua ciudad real de Fez, pasando por las montañas rocosas del Oeste Americano, los desiertos de Arizona y de México, las playas de Miami, y los desolados y frios bosques del norte de Canadá, sin olvidar ese día cuando subimos por primera vez a Yerushalaim, la ciudad santa; recuerdo tu fuerza casi inhumana cuando manejabas por días sin parar.

Recuerdo tu paciencia cuando me enseñabas a manejar. Recuerdo cuando me dejaste manejar por primera vez la motonieve en la bahía Rupert. Recuerdo todas esas horas que hemos pasado viajando por alguna carretera

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