A mis padres

El día que nací y vi por primera vez la luz, supe que estaba viva, que a partir de ese día seria un ser vivo más en el planeta, que tendra bendiciones, pero también pruebas; que tendría amores, pero también dolores; lo único que no sabía era quien me iba a apoyar a lo largo de mi vida, quien iba a estar a mi lado para enseñarme a pasar esas pruebas y quien me iba a amar.

Antes de venir a este mundo Dios me dijo que él iba a estar a mi lado todo el tiempo, que siempre me iba a amar y que me daría su apoyo para pasar aquellas pruebas difíciles para mí, pero que había una gran desventaja, no lo podría ver; sin embargo, no estaría sola; Dios también me dijo que en la tierra había dos personitas que me esperaban con muchas ganas, ellas me ayudarían a pasar las pruebas, me darían el amor y el apoyo que necesito; pero no por eso suplantaran a Dios, al contrario, me enseñaran a tener una buena comunión con él y siempre amarlo.

Por último, antes de enviarme, me dijo, estas 2 personitas tienen muchos nombres, sin embargo, tú les llamaras padres.

Cuando desperté estaba en los brazos de una mujer, mi madre, ella me sostenía delicadamente, yo quise voltear a verla, pero mis ojos todavía estaban débiles, y lo único que pude ver fue una sonrisa. A lado de ella un varón, mi padre, el cual igualmente sonreía.

He crecido, mi vida ha cambiado, me he dado cuenta de muchas cosas, pero aun no logro comprender el gran amor que me tienen mis padres.

En la infancia, todo es fácil, el amor es tanto, que hasta llega a sobrar, lo difícil llega cuando uno crece, en la adolescencia uno se vuelve más rebelde, uno piensa que la vida es fácil, y que para disfrutarla uno la debe de vivir sin límites; pero no es así, la adolescencia es una etapa muy difícil x la que todos pasamos, surgen cambios tanto físicos como emocionales en nuestros cuerpos, creemos que tenemos el control de nuestras vidas, y no nos detenemos a pensar en las consecuencias de nuestros actos; yo era así, llego un momento en el que ya nada me importaba, pero algo sucedió y reaccione; Cristo entro a mi corazón, no supe cómo, pero lo hizo y hoy le agradezco.

Al entrar Cristo a mi corazón, Dios pudo hablar nuevamente con migo, y lo primero que hizo fue decirme ¿porque haces esto? Yo no te lo enseñe. Cuando oí sus palabras no supe que decir, ni yo entendía porque lo había echo. Al ver mi reacción me hablo, me explico que la vida no es fácil, que la vida tiene beneficios y prejuicios, y lo más importante, me dijo que si en algún momento de mi vida, yo tenía alguna duda, inquietud, dolor, y no supiera que hacer, lo correcto era hablar con mis padres, que ellos me ayudarían a pasar la prueba, para eso los puso en mi vida, para amarme, apoyarme, cuidarme, para todo lo que necesite.

En ese momento vinieron a mi todos y cada uno de los momentos en que les hice algún mal a mis padres, reaccione, y le prometí a Dios que iba a cambiar, pero que por favor me ayudara a cambiar, que no podía sola; lo último que oí de él fue, para lo que necesites están tus padres.

Admito que todavía no logro tener una comunicación al 100 con mis padres, pero todo necesita de tiempo; he aprendido a no decir "que me importa", he aprendido a pedir perdón, y aun sigo intentando obedecer por completo a mis padres; la vida es difícil, las pruebas que tenemos que superar no son tan fáciles, y a veces la vida llega a ser dolorosa; y el dolor más profundo que uno puede llegar a tener es saber que hemos dañado a las personas que queremos y amamos.

Los padres, después de Dios, son las personas más importantes en nuestras vidas, ellos nos enseñaron a crecer, a madurar, nos enseñaron que es bueno y que es malo, y aunque sus puntos de vista puede que no sean los correctos, ellos lo hacen por amor a nosotros; algo que he aprendido, es que por más que te enojes con tus papás, ellos

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