Benito Juarez

Deben ser muy excelsas las virtudes de los hombres que se perpetúan en la vida de un pueblo, pero más grandiosas deben ser las cualidades de aquellos pronombres que se agigantan con el devenir de la historia. Juárez, es uno de esos iluminados cuyos ideales siguen vigorosos y vigentes, nutriendo las inquietudes de una sociedad como la nuestra, enarbolando los principios de la libertad y la democracia.

Honorable jurado calificador, estimados maestros, compañeros en este bello arte de la elocuencia, señoras y señores, mi nombre es “________________________________” y represento orgullosa mi estimada escuela que se engalana con el nombre de el gran prócer “Benito Juárez”, en esta ocasión disertando el tema: JUAREZ, EJEMPLO QUE PERDURA PARA ESTA Y NUEVAS GENERACIONES”; agradezco a la vida la oportunidad que me ofrece para poder compartir con este selecto auditorio, mi extraordinario encuentro con este gran personaje, pilar fundamental en la construcción legal de nuestra sociedad.

Benito Juárez, es uno de los personajes más importantes de la historia de México. Él tuvo que encarar momentos críticos y determinantes del desarrollo de la República enfrentando, tanto interna como externamente, tendencias, grupos, partidos e incluso al poder militar de la Francia de Napoleón III.

Nacido en las condiciones más humildes que podamos imaginar y huérfano desde muy pequeño, el patricio de Guelatao emprende el largo trayecto hacia la superación, aprende las primeras letras de parte de su tío Bernardino Juárez, a la temprana edad de doce años ya da muestra de sus firmes convicciones, recio carácter, seriedad y valentía, al realizar el viaje a pie desde su pueblo a la ciudad de Oaxaca. Primero, trabajando en la casa de Don Antonio Maza y después bajo la tutela de Antonio Salanueva, el admirable joven zapoteca estudia leyes en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca y se titula como abogado, iniciando así, su fulgurante carrera como político y ciudadano ejemplar. En la ciudad de Oaxaca se decía: ¡nadie tan brillante como Juárez!, ¡tan honrado como Juárez!

Comprobando así, que el más pobre y humilde de los mexicanos puede ser el mejor de su tiempo, si a cambio de la pobreza encierra en su alma la virtud, el genio, el valor y el patriotismo.

Benito Pablo Juárez García es un digno ejemplo de la fórmula del éxito, pues tuvo el deseo de superarse siempre, la determinación para establecer metas y la disciplina para trabajar y lograr cumplir esas metas planteadas; definamos disciplina, en las palabras de John C. Maxwell: “la disciplina es hacer lo que realmente no se desea hacer, para poder hacer lo que realmente se quiere hacer”; en sus mocedades, el orgullo de la raza zapoteca, estudio en el seminario a pesar de aborrecerle, aun así siguió adelante y las circunstancias de la época apremiaron su temple, cuando se establece el instituto de ciencias y artes de Oaxaca en calidad de colegio civil y puede ingresar al mismo. Todo sacrificio tarde o temprano tiene su recompensa.

Su perseverancia para lograr sus objetivos, al igual que su admirable conducta, fueron factores que, unidos al coraje de una población que no paró mientras en sus intentos para consolidar un México acorde con los tiempos del progreso, se conjugaron en logros que aún ahora, a más de cien años de haberse alcanzado, siguen

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