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Biografia Simon Rodriguez

xlauravieirax7 de Noviembre de 2011

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SIMÓN RODRÍGUEZ

RESEÑA BIOGRÁFICA - INTELECTUAL

Todo el hacer intelectual y vital de Simón Rodríguez confluye a un único propósito:

enseñar, perpetuamente enseñar…

Alfonso Rumazo González

3.1 EL HOMBRE

Nace en Caracas el 28 de Octubre de 1771. Sus biográficos por lo

general, expresan que provienen de una familia ilustre, no de la clase

terrateniente, pero sí de modestos medios, de firmes tradiciones y de

cultivada sensibilidad. Sin embargo, autores como Uslar P. (1982), Pérez

E. (1994) y Álvarez (1997); entre otros, señalan que fue expósito(15),

cuestión que se ha determinado en razón al acta de matrimonio que se

encuentra en la Parroquia Altagracia y en la Proclama de los esponsales

en la Iglesia Catedral (Alvarez, 1977: 17), donde se hace constar su

condición de “ser expuesto y abandonado”, hijo de nadie, hijo de la piedra,

aparecido en la calle, don de la noche y el miedo” (Uslar P., 1982: 22).

La infancia de Rodríguez transcurre en el hogar que lo recibe, la

casa del Cura Alejandro Carreño(16), junto a su hermano Cayetano

Carreño(17), quien al igual que éste, era expósito y que al decir de Uslar

Pietri (1982), podía no ser su hermano, “sino hijo de otra sangre y criatura

de otro azar”. Su formación se desarrolla al rescoldo de un ambiente

familiar donde adquiere la afición por la lectura y un carácter amoldado en

la severidad y la disciplina; al lado de Guillermo Pelgrón –según algunos

autores- de quien aprende la elocuencia y la gramática, y a partir de la

auto-instrucción, base para asimilar y solicitar por sí mismo el conocimiento

y la cultura.

La presencia física-humana, en apariencia y personalidad, se

muestra como ser de mentalidad penetrante, de aspecto atlético, manosSIMÓN RODRÍGUEZ

RESEÑA BIOGRÁFICA - INTELECTUAL

Todo el hacer intelectual y vital de Simón Rodríguez confluye a un único propósito:

enseñar, perpetuamente enseñar…

Alfonso Rumazo González

3.1 EL HOMBRE

Nace en Caracas el 28 de Octubre de 1771. Sus biográficos por lo

general, expresan que provienen de una familia ilustre, no de la clase

terrateniente, pero sí de modestos medios, de firmes tradiciones y de

cultivada sensibilidad. Sin embargo, autores como Uslar P. (1982), Pérez

E. (1994) y Álvarez (1997); entre otros, señalan que fue expósito(15),

cuestión que se ha determinado en razón al acta de matrimonio que se

encuentra en la Parroquia Altagracia y en la Proclama de los esponsales

en la Iglesia Catedral (Alvarez, 1977: 17), donde se hace constar su

condición de “ser expuesto y abandonado”, hijo de nadie, hijo de la piedra,

aparecido en la calle, don de la noche y el miedo” (Uslar P., 1982: 22).

La infancia de Rodríguez transcurre en el hogar que lo recibe, la

casa del Cura Alejandro Carreño(16), junto a su hermano Cayetano

Carreño(17), quien al igual que éste, era expósito y que al decir de Uslar

Pietri (1982), podía no ser su hermano, “sino hijo de otra sangre y criatura

de otro azar”. Su formación se desarrolla al rescoldo de un ambiente

familiar donde adquiere la afición por la lectura y un carácter amoldado en

la severidad y la disciplina; al lado de Guillermo Pelgrón –según algunos

autores- de quien aprende la elocuencia y la gramática, y a partir de la

auto-instrucción, base para asimilar y solicitar por sí mismo el conocimiento

y la cultura.

La presencia física-humana, en apariencia y personalidad, se

muestra como ser de mentalidad penetrante, de aspecto atlético, manosSIMÓN RODRÍGUEZ

RESEÑA BIOGRÁFICA - INTELECTUAL

Todo el hacer intelectual y vital de Simón Rodríguez confluye a un único propósito:

enseñar, perpetuamente enseñar…

Alfonso Rumazo González

3.1 EL HOMBRE

Nace en Caracas el 28 de Octubre de 1771. Sus biográficos por lo

general, expresan que provienen de una familia ilustre, no de la clase

terrateniente, pero sí de modestos medios, de firmes tradiciones y de

cultivada sensibilidad. Sin embargo, autores como Uslar P. (1982), Pérez

E. (1994) y Álvarez (1997); entre otros, señalan que fue expósito(15),

cuestión que se ha determinado en razón al acta de matrimonio que se

encuentra en la Parroquia Altagracia y en la Proclama de los esponsales

en la Iglesia Catedral (Alvarez, 1977: 17), donde se hace constar su

condición de “ser expuesto y abandonado”, hijo de nadie, hijo de la piedra,

aparecido en la calle, don de la noche y el miedo” (Uslar P., 1982: 22).

La infancia de Rodríguez transcurre en el hogar que lo recibe, la

casa del Cura Alejandro Carreño(16), junto a su hermano Cayetano

Carreño(17), quien al igual que éste, era expósito y que al decir de Uslar

Pietri (1982), podía no ser su hermano, “sino hijo de otra sangre y criatura

de otro azar”. Su formación se desarrolla al rescoldo de un ambiente

familiar donde adquiere la afición por la lectura y un carácter amoldado en

la severidad y la disciplina; al lado de Guillermo Pelgrón –según algunos

autores- de quien aprende la elocuencia y la gramática, y a partir de la

auto-instrucción, base para asimilar y solicitar por sí mismo el conocimiento

y la cultura.

La presencia física-humana, en apariencia y personalidad, se

muestra como ser de mentalidad penetrante, de aspecto atlético, manos

gruesas, facciones angulosas y protuberantes; sujeto de probidad, de

calidad humana y dotado de una poderosa capacidad de observación;

sujeto de espaldas anchas, pecho desenvuelto, piernas separadas, como

las de un marinero y de lenguaje crudo y directo; de mirada fija y al frente

“usará anteojos hacia los cuarenta años, por miopía y tomará la costumbre

de echarlos sobre la frente cuando no lee” (Rumazo G., 1975: 55), persona

de sentido firme en sus decisiones, de risa seca, irónica y un tanto

socarrona; de modales poco amistosos, de frente alta, sienes descarnadas

y con dotes de alta intelectualidad y habilidad; orejas grandes y

prominentes; nariz semi-borbónica, de conducta recia y constante; de boca

grande, ojos color acero y de temperamento linfático, indómito y

desprejuiciado; de contextura fuerte, de exquisita sensibilidad, severo e

inflexible en su discurso; muy disciplinado y hábil en el arte de interesar y

convencer; dado a la responsabilidad, de variados y extensos

conocimientos: Se le ha calificado como hombre de carácter estrafalario y

extravagante, de “conducta rara y caprichosa” (Uslar P., 1982 y Rumazo

G., 1976). Sus contemporáneos lo trataron de loco, “con la cabeza llena de

peligrosos disparates” y para defenderse señala reiteradamente “los niños

y los locos dicen las verdades” (Rodríguez, 1975: 225-256, TI) y en un

esbozo psiquiátrico-social sobre su personalidad, se le considera “egofílico

y mitómano” como características psicopáticas de su existencia (Guevara,

1977: 331-350). Simón Rodríguez, parece adelantar una respuesta a estas

caracterizaciones, sobre todo al aspecto egofílico, cuando señala:

El amor propio es de esencia en el hombre y ... hace alarde de

todo... ¿Quién habrá visto hombre sin amor propio?. El que

tacha a otro de tener demasiado amor propio. ¿Cómo lo habrá

medido sino comparándolo con el suyo? El amor propio... ¿en

qué no se meterá cuando se mete en la ignorancia (Rodríguez

1975: 302, TI).

La personalidad de Rodríguez, si se considera a la luz de los

planteamientos hechos por Mackinnon (1962), Getzels y Jackson (1962) y

Guilford (1967), acerca de la inteligencia y la creatividad(18), referidas en

Ferrández y Sarramona (1977: 489-490), podría decirse que fue el retrato 125

gruesas, facciones angulosas y protuberantes; sujeto de probidad, de

calidad humana y dotado de una poderosa capacidad de observación;

sujeto de espaldas anchas, pecho desenvuelto, piernas separadas, como

las de un marinero y de lenguaje crudo y directo; de mirada fija y al frente

“usará anteojos hacia los cuarenta años, por miopía y tomará la costumbre

de echarlos sobre la frente cuando no lee” (Rumazo G., 1975: 55), persona

de sentido firme en sus decisiones, de risa seca, irónica y un tanto

socarrona; de modales poco amistosos, de frente alta, sienes descarnadas

y con dotes de alta intelectualidad y habilidad; orejas grandes y

prominentes; nariz semi-borbónica, de conducta recia y constante; de boca

grande, ojos color acero y de temperamento linfático, indómito y

desprejuiciado; de contextura fuerte, de exquisita sensibilidad, severo e

inflexible en su discurso; muy disciplinado y hábil en el arte de interesar y

convencer; dado a la responsabilidad, de variados y extensos

conocimientos: Se le ha calificado como hombre de carácter estrafalario y

extravagante, de “conducta rara y caprichosa” (Uslar P., 1982 y Rumazo

G., 1976). Sus contemporáneos lo trataron de loco, “con la cabeza llena de

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