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Biografia


Enviado por   •  1 de Julio de 2014  •  1.721 Palabras (7 Páginas)  •  200 Visitas

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Nací el año 1856 en Freiberg (Morav

ia), pequeña ciudad de la actual

Checoslovaquia. Mis padres eran judíos, conf

esión a la que continúo perteneciendo. De mis

ascendientes por línea paterna cr

eo saber que vivieron durante

muchos años en Colonia;

emigraron en el siglo XIV o XV hacia el Este

obligados por una persecución contra los

judíos, y retornaron luego en el siglo XIX a tr

avés de Lituania y Galitzia, estableciéndose

en Austria. Cuando tenía yo cuatro años me tr

ajeron mis padres a Viena, ciudad en la que

he seguido todos los grados de instrucción.

En el Gymnasium conservé durante siete

años el primer puesto, gozando así de una

situación privilegiada y siéndome dispensados

casi todos los exámenes. Aunque nuestra

posición económica no era desahogada, quería mi

padre que para escoger carrera atendiese

únicamente a mis inclinaciones. En aquellos años

juveniles no sentía

predilección especial

ninguna por la actividad médica, ni tampoco la

he sentido después. Lo que me dominaba

era una especie de curiosidad

relativa más bien a las circunstancias humanas que a los

objetos naturales, y que no había reconocido aú

n la observación como el medio principal de

satisfacerse.

Librodot Autobiografía Sigmund Freud

2

Mi profunda dedicación a los

escritos bíblicos (iniciad

a casi al tiempo que aprendí

el arte de la lectur

a) tuvo, como lo reconocí mucho de

spués, un prolongado efecto en la

línea de mis intereses. Bajo la poderosa in

fluencia de una amis

tad escolar con un niño

mayor que yo, que llegó a ser un destacado político,

se me formó el deseo de estudiar leyes

como él y de obligarme a actividades sociales.

La teoría de Darwin, muy en boga por

entonces, me atraía

extraordinariamente

porque quería prometer un gran progreso hacia

la comprensión del mundo. La lectura del

ensayo goethiano La Naturaleza, escuchada en una conferencia de vulgarización científica,

me decidió por último a inscribi

rme en la Facultad de Medicina.

La Universidad, a cuyas aulas comencé a

asistir en 1873, me procuró al principio

sensibles decepciones. Ante todo, me preocupa

ba la idea de que mi permanencia a la

confesión israelita me colocaba en una situación de inferioridad con respecto a mis

condiscípulos, entre los cuales resultaba un

extranjero. Pero pronto rechacé con toda

energía tal preocupación.

Nunca he podido comprender por qué habría de avergonzarme de mi origen o, como

entonces comenzaba ya a decirse, de mi raza. Asimismo renuncié sin gran sentimiento a la

connacionalidad que se me negaba. Pensé, en

efecto, que para un celoso

trabajador siempre

habría un lugar, por pequeño que fuese, en la

s filas de la Humanidad laboriosa, aunque no

se hallase integrado en ninguno de los grupos na

cionales. Pero estas primeras impresiones

universitarias tuvieron la consecuencia im

portantísima de acostumbrarme desde un

principio a figurar en las filas de la o

posición y fuera de la «mayoría compacta»,

dotándome de una cierta i

ndependencia de juicio.

Descubrí también en estos primeros años

de Universidad que la peculiaridad y la

limitación de mis aptitudes me vedaban todo progreso en algunas disciplinas científicas,

cuyo estudio había emprendido con juvenil impe

tuosidad. De este modo se me impuso la

verdad de la advertencia del Mefistófeles goe

thiano: «En vano vagáis por los dominios de

la ciencia; nadie aprende sino a

quello que le está

dado aprender.»

En el laboratorio fisiológico de Erne

st Brücke logré por

fin tranquilidad y

satisfacción completas, hallando en él personas

que me inspiraban respeto,

...

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