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Dr. Arturo Uslar Pietri


Enviado por   •  23 de Junio de 2013  •  1.539 Palabras (7 Páginas)  •  673 Visitas

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(Caracas, 1906 - 2001) Escritor y político venezolano. Después de Rómulo Gallegos, es el escritor venezolano que de más celebridad y consideración ha disfrutado en el siglo XX. Su novela Las lanzas coloradas, con la que se dio a conocer cuando contaba apenas veinticinco años, contribuyó a forjar la tan hispanoamericana tradición del "realismo mágico".

Fueron sus padres Arturo Uslar Santamaría, de ascendencia alemana, y Helena Pietri Paúl, descendiente de corsos afincados en el estado Sucre. Su bisabuelo paterno, el general Juan Uslar, luchó en la guerra de Independencia, y su abuelo materno, el general Juan Pietri, fue presidente del Consejo de Gobierno en los inicios del régimen de Gómez. Tanto su padre como su abuelo fueron generales en el ejército venezolano.

Siempre se ufanó Uslar de descender de luchadores por la Independencia de Venezuela y servidores de la patria, y solía destacar la presencia en su tronco familiar de un edecán de Simón Bolívar y de dos presidentes de Venezuela, Carlos Soublette y Juan Pablo Rojas Paúl.

No es de extrañar, con tales antecedentes familiares y el hondo sentido de la responsabilidad histórica y ciudadana que le inculcaron sus padres a Uslar desde niño, que dirigiera una buena parte de sus esfuerzos a labrarse una trayectoria política. Son legión los cargos públicos que desempeñó. Fue tres veces ministro: de Educación (1939-1941), de Hacienda (1943) y de Relaciones Interiores (1945). Ocupó la Secretaría de la Presidencia de la República (1941-1943) en el mandato de Isaías Medina Angarita.

Como representante del pueblo, fue electo diputado a la Asamblea Legislativa en 1944 y senador en el Congreso Nacional por el Distrito Federal (1958). Y como líder político presentó su candidatura a la presidencia de la República en 1963, con el lema "Arturo es el hombre". Obtuvo 16,1 por ciento de la votación nacional, porcentaje importante en un régimen electoral como el venezolano, de mayoría simple en única vuelta de escrutinio.

Uslar había estudiado primaria y secundaria en el Colegio Federal de Maracay y en el Liceo San José de Los Teques. Por su familia, vinculada a los círculos del poder gomecista, pudo conocer de cerca el complejo entramado de pasiones que lo caracterizaba y hacerse una temprana idea de la personalidad del último gran caudillo venezolano. Este conocimiento de primera mano le fue muy útil a la hora de escribir relatos situados en esta época y, sobre todo, una de sus más notables novelas, Oficio de difuntos (1976).

En 1924 regresó a Caracas e ingresó en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Venezuela. Cuatro años antes había comenzado a publicar sus primeros textos en la prensa. En Caracas frecuentó asiduamente los círculos literarios, donde trabó amistad con los escritores Fernando Paz Castillo y Miguel Otero Silva. Juntos, los tres fundaron en 1928 la revista Válvula, en cuyas páginas encontró Venezuela un eco de las vanguardias europeas.

Ese mismo año, Uslar recogió sus primeros cuentos en Barrabás y otros relatos. Y también estallaron las revueltas estudiantiles contra el régimen de Gómez que llevarían a la cárcel a muchos jóvenes escritores: Otero Silva, Antonio Arráiz, Andrés Eloy Blanco, entre otros. Arturo Uslar, hijo obediente de una notoria familia gomecista, aceptó en cambio el cargo de agregado civil en la legación de Venezuela en París, ciudad donde permaneció durante cinco años.

Sin el período parisino, muy posiblemente su destino literario habría sido otro. La formación de su sensibilidad e intereses acabó de tomar forma al contacto con escritores y artistas que conoció, como Paul Valéry, Robert Desnos y André Breton, o frecuentó, como Ramón Gómez de la Serna, a cuyas tertulias en un cafetín de Montparnasse solía asistir.

Sobre todo, en París descubrió que otros latinoamericanos comenzaban a forjar novedosas herramientas literarias para abarcar con ellas la singularidad histórica y cultural de sus orígenes. El guatemalteco Miguel Ángel Asturias y el cubano Alejo Carpentier, con quienes se reunía y conversaba, fueron influencias determinantes en este terreno, donde acabaría perfilándose lo mejor de la obra de Uslar, y que por lo pronto dio sus frutos en su primera novela, Las lanzas coloradas (1931), recreación imaginativa de las guerras de Independencia venezolanas.

Años después, Uslar afirmaría que él había inventado el realismo mágico, ya que con la publicación de esta obra se había adelantado a sus amigos latinoamericanos en París. Que ello sea cierto o no es un detalle subsidiario; lo importante es que Las lanzas coloradas se sumó a Cubagua, de Enrique Bernardo Núñez otra novela publicada en ese año de gracia para la novelística venezolana que fue 1931, y que ambas le dieron a los venezolanos que quisieran abordar imaginativamente los hechos

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