El Hablador

CAPITULO II

El autor del libro empieza contándonos de un amigo que tuvo en la universidad mayor de san marcos llamado Saúl Zuratas, él era judío.

Él tenía un lunar morado oscuro, vino vinagre, que le cubría todo el lado derecho de la cara y unos pelos rojos y despeinados como cerdas de un escobillón, le decían mascarita. Aunque tenía ese lunar en la mitad de su rostro a él no le parecía afectar, siempre lo afrontaba bromeando

Su padre Don Salomón, era un anciano judío que llegaron de Talara a Lima, él tenía una pequeña tienda, su madre había fallecido dejándolos a los dos solos en Lima.

Don salomón quería que su hijo estudiase abogacía, y él por obedecerlo hizo caso a los pedidos de su padre no obstante estando en desacuerdo con su padre, “mascarita” aún estaba buscando su verdadera vocación, la cosa que verdaderamente quería ser en la vida, hasta que un día en uno de sus viajes a la selva peruana se dio cuenta que quiso estudiar etnología, así que empezó a estudiar a la par con la carrera de abogacía pero poniéndole más interés a la etnología y casi dejando de lado a la abogacía.

El agrado de mascarita por las tribus indígenas fue creciendo aún más, ya que este tema le apasionaba cada vez más incluso ya no era un tema tanto etnólogo sino que ético, para él los indígenas eran personas que han sufrido muchos maltratos y explotaciones por esa razón él los admiraba muchísimo, ya que siempre salieron a delante.

Ya con el tiempo mascarita se graduó como etnólogo y recibió una beca para irse a Europa a especializarse en su carrera, pero él lo rechazo porque no quería dejar a su anciano padre quien no tenía a nadie más en el mundo más que a él.

Con el tiempo mascarita y Mario ya no se frecuentaban ya que cada uno por un lado estaba muy ocupado. Primero mascarita que paraba viajando a la selva y por otro lado Mario que estaba muy ocupado realizando su tesis, con el tiempo solo se veían de vez en cuando mascarita iba a la facultad de Literatura, contiguo entonces al de Etnología.

Mascarita se fue alejando cada vez más y más. El autor al final solo nos habla de cómo el recuerda a su amigo, ya que él era una persona muy risueña y parlanchín.

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