El Nino Que Enloquecio De Amor
calamargigante1826 de Septiembre de 2011
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Resumen: El niño que enloqueció de amor
Este era un niño. Un niño como cualquier otro que vivía enamorado y obsesionado por una muchacha; su
nombre era Angélica.
Él pertenecía a una familia acomodada. Tenía hermanos mayores, todos brutos; ninguno de ellos era como
aquél: digamos que más o menos tristón y poco juguetón.
Su historia se basa determinadamente en como pierde la cabeza por una mujer, de mayor edad que él, pero
muy linda.
Esto comienza así: Cada vez que Angélica comía o estaba en su casa, ya sea conversando con su madre u otro
asunto, él, tontamente perdía el tiempo observándola. Era extraño, dormía pensando en ella, en su rizado
cabello; cada vez que ella no se encontraba cerca, la imaginaba. Sin embargo, cuando se encontraba a su lado,
simplemente él no existía; sólo la admiraba y nada más que pensar hacía. Luego lo lamentaba estúpidamente.
A veces le daban ganas de enfermarse o hacerse el enfermo para que ella hablara sólo y únicamente de él.
Tanto así que una vez llegó el doctor, lo examinó minuciosamente, pensando que este tenía problemas cólicos.
Aunque realmente estaba mintiendo acerca del dolor. Le recetó un purgante. Pero no lo ingirió él, si no su
hermano, a través de unos irresistibles alfeñiques. Simplemente una anécdota.
Vivía llorando por ella. Se enojaba mucho por los errores que cometía las veces que la tenía ahí, frente a sus
ojos. Lo peor para aquel muchacho, era que nadie lo podía defender o comprender, o simplemente consolar,
durante los momentos en que se desilusionaba, pues no lo contaba, era SU secreto. El problema es que ni ella
lo sabía. Pensaba que no lo escucharía o sólo se reiría, pensando en las locuras de los niños de esa época.
Pretendía revelárselo, pero no sabía ni cuándo ni cómo. Era una locura.
Un día llego fastidiado y muy molesto a casa. Habían ido de visita a la casa de Angélica. Un joven la miraba y
perseguía a donde ella fuera. Este era Jorge. Según el protagonista, que sólo pensaba en lo que le convenía, ya
que ni se molestaba en procesar lo que el otro le decía, Jorge sólo incomodaba y fastidiaba a Angélica, pero al
parecer, ambos (Angélica y Jorge) se querían realmente, algo que hacía perder, más, la cabeza a esta pequeña
víctima del amor.
Aquel día en que nada sucede, Don Carlos Romeral, un hombre, que el niño creía todo lo que decía, era bueno
para sí, llego diciendo que Jorge, se iría a trabajar al campo. Esto lo alegró mucho. Por fin se había retirado de
la batalla, su contrincante.
Después de tantos llantos, ocurrió lo que faltaba, que su madre se comenzara a preocupar sobre él. Estuvo
obligado a jugar cada día para dejar a su madre tranquila. Estaba arto de esto. Pensaba: los grandes dicen que
esto lo hacen por nuestro bien, cosa que a él no le parecía muy buena que digamos. Creía que ella debía ser
mas como la abuela, menos preocupada; aunque no tan antipática, ni que lo reprendiera tanto.
Estaba en un proceso difícil, no sabía cómo, o si contárselo a su madre; podría enojarse o reírse de él y de sus
sentimientos. No, era ya mucho sufrimiento; para qué más.
Luego, como siempre, comenzó en su habitual sufrimiento que le provocaba no ver a Angélica. Fue un par de
veces a casa de ella, luego de ir al liceo. Esto sólo un par de veces, ya que generalmente sólo llegaba hasta la
entrada de la calle. Pero tenía sus razones; una de estas ocasiones, fue a aquella casa y se encontró con el
maldito idiota, que al parecer había vuelto: era Jorge. Para él este era un bárbaro. No lo mató pero si se
desahogó totalmente. Le dijo todo lo
...