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Mi Autobiografía


Enviado por   •  30 de Marzo de 2015  •  831 Palabras (4 Páginas)  •  175 Visitas

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Mil golondrinas, ningún verano

Cuando escuché la idea, o más bien la tarea de escribir una autobiografía, se me iluminaron los ojos de ansiedad. Estaba claro, mi primer trabajo universitario era plasmar mi vida en un papel. Pasaron dos minutos y aquellas incesantes ansias por comenzar el relato, mí relato, se tranquilizaron un poco. Resumir mi vida en cuatro mil caracteres como máximo definitivamente no era una tarea fácil. Pensé bastante en qué se podía basar, llegando a la conclusión de poner a mi familia como protagonistas de esta historia.

Nací un catorce de septiembre del año ‘96 en Santiago. Sexta criatura de siete en total entre Gonzalo y Patricia, mis padres. Ellos se casaron cuando mi madre tenía 23 años y mi padre 28. Hasta mis nueve años, la vida jugaba a nuestro favor en su totalidad; mis padres eran dueños de una empresa en Calama, “COALFA”, y una constructora ubicada en Peñalolén, condominio “Santa Carlota”, en honor a una hermana que es la que vendría antes que yo, que murió prácticamente en el parto. COALFA era un casino de alimentos que mi padre y mi madre fundaron hace muchos años. Lo de la constructora era un nuevo proyecto, era atrevido, no existían conocimientos previos. Eran unos verdaderos aficionados arquitectónicos, no sabían qué podía venir adelante.

Fines de 2005, año para el olvido. Yo cursaba tercero básico en “The Angel’s School”, cuando un día cualquiera, comenzó una larga e intensa pesadilla: un negocio mal ejecutado detonó en un quiebre económico absoluto en mi familia. Fue una época de mucho sufrimiento, pasamos de tenerlo todo a no tener nada. Hace más de quince años, mis papás habían comprado un terreno en Algarrobo. Era la típica casa de veraneo, ubicada en el campo, donde nuestro vecino más cercano se encontraba a no menos de un kilómetro. La decisión tras el quiebre fue venirnos a vivir a la zona costera, cuando muchos se cuestionaban lo riesgoso que ésto podía llegar a ser. En ese entonces la respuesta era complicada, podía ser un poco ambigua, muy soñadora, ilógica para algunos. Entramos a un nuevo colegio situado en Casablanca, entre cerros y viñas. Su nombre es Caernarfon College, un establecimiento educacional británico. Fue una apuesta complicada, mis padres no tenían trabajo, tuvieron que vender todo. Un poco antes de esto, a fines de 2005, nació mi tercer sobrino, Emiliano, hijo de Catalina (29 años actualmente). Desde ahí, las cosas fueron complicándose aún más. Mi hermana todavía era muy inmadura, estudiante de antropología en la Arcis, y decidió irse a vivir a Valparaíso, donde su estilo de vida era catastrófico. Por otro lado estaba mi hermana Francisca, estudiante de Medicina en la Universidad del Mar, quien prácticamente debía mantenerse sola. Fue una época muy dura. Mi hermana Magdalena estudiaba Gastronomía en el Culinari, y debía viajar todos los días en bus, aparte de trabajar a modo de cooperación con mis padres. Mi hermano grande ya era totalmente independiente. Fueron casi tres años complicadísimos, de mucho sacrificio, tristeza, depresión. Teníamos lo justo, pero algo que rescato es que nunca mi mamá ni mi papá demostraron miseria. Recuerdo que todos los días nos daban 150 pesos para comprarnos un Kapo y un helado; la comida nunca faltó, preferían ante todo ellos dejar de comer por un día para que nosotros estuviéramos bien; nunca nos faltó nada.

Esta foto fue tomada el año 2013. Al costado izquierdo mi hermana Catalina, luego yo, mi padre el de rojo, mi hermano José Miguel detrás de él, mi madre la que está incada, mi hermana Magdalena atrás de ella, después mi hermana Francisca y por último la Lula, mi hermana más chica.

Todo pasa por algo. Las relaciones en mi familia estaban muy mal. Fue un proceso de estancamiento. En el año 2007 ocurrió algo un poco indeseado para nosotros: mi hermana Francisca nos entregó la noticia de su primer embarazo. Bueno, había que enfrentarlo. Un día, mi mamá les preguntó: ¿y por qué no se casan? Qué extraño, si no había plata para nada. Ellos aceptaron, y en enero de 2008 se casaron. El matrimonio fue espectacular, y en ese preciso año, comenzó un camino impresionante, mis padres decidieron dedicarse a hacer eventos en mi casa. En ese mismo año, se hicieron cargo de cuatro celebraciones. De ahí en adelante, poco a poco, pudieron ir nuevamente surgiendo. La familia empezó a unirse de manera satisfactoria. Mi madre era la encargada y dueña de “La Arbequina”, nombre que recibe esta empresa dedicada a los matrimonios; mi hermana Francisca es la actual gerente comercial, mi hermana Magdalena es la Chef, y mi padre, luego de un tiempo pudo recuperar la antigua empresa que también había perdido tras la quiebra, COALFA. Luego nacieron dos sobrinas más, mi familia se afirmó en todos los sentidos, y soy la persona más feliz del mundo, porque tengo unos hermanos/as más que incondicionales, unos padres dignos de aplaudir, y una polola incomparable con la que llevo cerca de un año.

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