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SAN JOSE OBRERO


Enviado por   •  19 de Octubre de 2013  •  Tesis  •  453 Palabras (2 Páginas)  •  224 Visitas

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SAN JOSE OBRERO

HISTORIA DE SAGRADO MADERO

Entre el año 1860 y 1865 recorrió estos parajes, un religioso de la Orden de los Franciscanos. Suscitándose confusión y polémica hoy en día sobre su identidad, puesto que si para casi la mayoría se trato del Padre Guatemala, otros con mayor sentido histórico, sustentan la tesis que fue “Fray Juan Abad”. Nosotros siguiendo al destacado escritor Carlos del Castillo Niño, sostenemos también que el citado Fraile fue ni más ni menos que Fray Juan Abad, apoyándonos en el acierto histórico de que para esa época el Padre José Ramón Rojas (conocido como el Padre Guatemala) ya había entregado su espíritu a Dios.

El Fraile llevaba una vida contemplativa y de penitencia y había sentado sus reales en las escabrosidades del cerro “Chalpón” lugar del que en algunas ocasiones bajaba para visitar las poblaciones de Olmos, Motupe y se trasladaba a las serranias de Penachí. Cuando llegaba a algunos pueblos este santo varón realizaba piadosas labores, diciendo Misa, bautizando y predicando el Evangelio.

Una costumbre que tenia el Reverendo Padre era el de trasladarse todos los sábados a Motupe a practicar la piedad mariana del Santo Rosario, lo que hacía con gran fe y devoción, acompañado de muchos fieles. Pasado el tiempo, el fraile desapareció sin dejar huella y solo algunos años después se pudo saber, que al internarse en las sierras norteñas fue víctima de la “uta”, picadura de insecto propio de la serrania y no habiendo podido curar el mal, muy grave, se trasladó a Lima, donde entregó su alma a Dios el 13 de Diciembre de 1866.

En una publicación de la revista Franciscana del Perú con fecha Lima, X – 1953 encontramos un dato histórico y milagroso que ocurrió al segundo día de los funerales del santo padre Juán Abad; Se encontró el cadáver sobre su propia sepultura. Habiéndose repetido el caso por dos veces consecutivas, al intervenir la alta autoridad eclesiástica de entonces, ante el misterio producido, después del ritual de ordenanza y ante el cadáver así exhumado, e intacto, pronunció las siguientes palabras:

“¿En nombre de Dios, te pido que me digas quien eres?” – Ni bien había efectuado la anterior pregunta, cuando el cadáver del misterioso fraile, ante el asombro general, adquirió coloración en el rostro, y con voz dulce y profunda repuso:

“Soy el padre ermitaño Juán Abad”.

Estático, emocionado, a la par que asombrado, el religioso oficiante del ritual, así como todos los presentes a este prodigio, cayeron de hinojos, elevando sus oraciones a Dios.

El “Padre Santo” o Fray Juán Abad, "El Ermitaño”, había probado su santidad al mundo de los vivos e ingreso al mundo de los muertos, definitivamente, para dormir el sueño eterno, de los justos y elegidos de Dios.

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