Alquimia

Desde la antigüedad, distintas civilizaciones elaboraban y obtenían productos mediante procesos químicos, como los egipcios, que obtenían colorantes minerales y vegetales con los que producían barnices, colas y ceras con distintos fines, como decorar aposentos de sus gobernantes, teñir sus telas o “embellecerse” pintando sus cuerpos, esto es hace unos 3000 años.

La alquimia era una antigua y misteriosa práctica, cuya veracidad aún se desconoce. Uno de sus objetivos era encontrar la piedra filosofal, con la cual se podrían transformar metales en oro y además alcanzar la vida eterna. Los procesos químicos básicos fueron desarrollados por los alquimistas. No dejó muchos testimonios escritos, pues fue mal vista por la sociedad, al grado de ser satanizada, principalmente por la iglesia católica, lo que mantuvo sus saberes ocultos durante años y no fue sino hasta el siglo XVII cuando se imprimieron de forma habitual textos alquímicos. Paracelso, en el siglo XVI, se basó en las doctrinas alquimistas y estableció la primera cátedra pública de química.

Después de la alquimia siguieron muchos hombres que continuaron con investigaciones, pero de un carácter científico, como Johann Baptist van Helmont, quien investigó sobre los gases y las bases.

Después de muchas investigaciones de grandes científicos como Lavoisier, Dalton, Avogadro, Mandeléiev y Berzelius construyeron las bases de la química, con sus modelos atómicos y su representación.

Ya en el siglo XVIII los descubrimientos continuaron, como la teoría de flogisto, de Georg Ernst Stahl y estudios sobre los gases como los de Joseph Priestley. Lavoisier denominó oxígeno a este elemento e investigó su comportamiento; también publicó una importante revista especializada en química; pero además, junto con Louis-Bernard Guyton, Claude-Louis Berthollet y Antoine Fourcroy, hizo una distinción entre elementos y compuestos, lo cual fue publicado en la obra Méthode de nomenclature chimique.

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