Descubimiento De Las células HeLa
kpoteousc30 de Agosto de 2012
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Células HeLa
Ésta es la historia de unas células inmortales. O de lo que muchas veces es lo mismo: de una línea celular.
Que podían mantenerse células vivas fuera del cuerpo era algo que se sabía desde el S.XIX, cuando el inglés Ringer fue capaz de mantener latiendo corazones de animales en una solución salina que acabaría llevando su nombre. Desde entonces se sucedieron numerosos intentos para conseguir desarrollar y mantener una línea celular, especialmente en humanos. Una línea celular es básicamente una población de células que provienen de un pequeño cultivo original. Cuando se logra que puedan dividirse indefinidamente se dice que esa línea está establecida. Las ventajas que esto suponía en caso de conseguirse eran muchísimas. Pero la labor era muy complicada.
No se sabía mucho acerca del tema y los ensayos eran empíricos. Pero estaba lo que se conocía con el nombre de:
Límite de Hayflick: Leonard Hayflick fue el científico que mostró que las células normales sólo pueden dividirse un número determinado de veces, y que este número ronda las 50 divisiones. En un principio esta hipótesis fue rechazada, y los investigadores seguían pensando que el problema de sus cultivos estaba en el medio que usaban. Pero en realidad lo que pasaba muchas veces era que esas células, simplemente, estaban programadas para no vivir más. La explicación de este límite no llegó hasta los años noventa, cuando se estudíó la enzima telomerasa. En breve: en cada división celular los cromosomas pierden un poco de ADN por los extremos, porque al final no tienen el molde suficiente para duplicarse. Para protegerse de esta pérdida, cada cromosoma tiene en su parte final una especie de ‘capuchón protector’. Éste no es más que una secuencia de ADN que no tiene información, que se va perdiendo con cada división y que evita que se pierdan las zonas que sí son verdaderamente informativas. Estos capuchones reciben el nombre de telómeros (ajá), y cuando se pierden definitivamente, la célula se programa para morir mediante un mecanismo llamado apoptosis (o suicidio celular) que es de gran importancia, ya que protege a la célula de la acumulación de errores que se producen cuando se dividen demasiadas veces.
Esta información fue muy importante para el descubrimiento que luego se realizaría.
En 1951 Henrietta Lacks era una mujer de raza negra que había logrado alcanzar una situación estable y las cosas parecían marcharle bien, hasta que le comunicaron la terrible noticia que tenía cáncer de útero terminal. El tumor era tan maligno que solo le dieron ocho meses de vida. Henrietta murió en el hospital Johns Hopkins el 4 de octubre de 1951. El joven médico George Gey, quién como muchos estaba obsesionado con el cultivo de células humanas, hizo un cultivo de las resistentes células extraídas del tumor de Henrietta conocidas como la primera línea celular inmortal de la historia. Curiosamente el doctor Gey y Henrietta no se conocieron, ya que esas muestras fueron enviadas por los médicos que la trataban. Después de las hacer las observaciones pertinentes el doctor Gey concluyó que las células eran inmortales, las cuales bautizó como células HeLa. El doctor creyó que el nombre de la mujer a la cual le pertenecían las muestras se llamaba Helen Lane, sin embargo fue hasta 20 años después que supo el nombre real de la mujer.
Estas células eran atractivas para la investigación médica, ya que ellas podían sobrevivir fuera del soporte vital humano y además se multiplicaba indefinidamente. No envejecen. Mientras que se les proporciones el entorno adecuado siguen creciendo dividiéndose siempre que tenga nutrientes, oxígeno, espacio y algún medio de deshacerse de sus residuos. Tienen una resistencia inusual y son tan agresivas que pueden contaminar un cultivo cualquiera con una sola célula HeLa.
Lo que sí se sabe es que
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