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EL APARATO RESPIRATORIO


Enviado por   •  22 de Mayo de 2013  •  637 Palabras (3 Páginas)  •  312 Visitas

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SOCIOLOGIA.

TEMA: “EL PAPEL DEL TRABAJO EN LA TRANSFORMACION DEL MONO EN HOMBRE.

ELABORO: MADISON EUNICE G. HERRERA.

GRUPO: 603.

Hace muchos cientos de miles de años, en una época aun no establecida de aquel periodo del desarrollo de la tierra que los geólogos denominan terciario, probablemente a fines de este periodo, vivía en alguna zona tropical –quizás en un continente hoy desaparecido en las profundidades del océano indico- una raza de monos antropomorfos muy desarrollada. Darwin describe aproximadamente estos antepasados nuestros como totalmente cubiertos de pelo, con barba, orejas puntiagudas, viviendo en los árboles y formando manadas.

Se supone que como consecuencia de su género de vida, las manos de estos monos tenían que desempeñar funciones distintas a las de los pies y así de fueron acostumbrando a prescindir de ellas al caminar por el suelo y empezaron a adoptar más y más una posición erecta.

El número y la disposición de los huesos y de los músculos son los mismos en el mono y en el hombre, pero la mano del salvaje más primitivo, es capaz de ejecutar centenares de operaciones que no pueden ser realizadas por la mano de ningún mono. La mano simiesca no ha construido jamás un cuchillo de piedra, por tosco que fuese.

Así pues, la mano no es solo el órgano del trabajo: es también su producto. Solo por el trabajo. Por la adaptación a nuevas y nuevas funciones, por la transmisión hereditaria del perfeccionamiento así adquirido por los músculos, los ligamentos y, en un periodo mas largo también lo huesos; y por la aplicación de estas habilidades heredadas a funciones cada ves mas completas, ha sido que la mano del hombre ha alcanzado ese grado de perfección capaz de dar vida, como por arte de magia, a los cuadros de Rafael, a las estatuas de Thorwaldsen y la música de Paganini.

Los monos antropomorfos que existen hoy día, pueden permanecer en posición erecta y caminar apoyándose únicamente en sus pies solo en caso de extrema necesidad y, además, con suma torpeza. La mayoría apoya en el suelo los nudillos y, encogiendo las piernas, hacen avanzar su cuerpo entre los brazos.

Aun no se puede observar entre los monos todas las formas de transición entre la marcha a cuatro patas y la marcha en posición erecta. Pero para ninguno de ellos, esta última ha dejado de ser un recurso circunstancial.

Como

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