EMBARAZO

E

ste extraño personaje, que hablaba a la perfección cerca de 30 lenguas, tanto antiguas como modernas, que reunían en si todos los conocimientos de la época, fue el asombro de las corte europeas durante todo el siglo XVlll y principios del siglo XIX. Recorrió Europa bajo diversos nombres, tales como; Marques de Monferrat, Conde Bellamare, Caballero Schoening, Caballero Welldon, Conde de Siltikoff, Príncipe Rakoczy, Conde de Surmont, etc. Fue un experto en la transmutación de metales y piedras preciosas, lo que demuestra que la alquimia no guardaba secretos para él, afirmándose también que sabía preparar un elipsis de eterna juventud mediante el cual se conservaba siempre joven, como lo atestiguan todos los que lo conocieron, pues mientras la gente a su alrededor mostraba a sus cuerpos el paso de tiempo, el aparentaba siempre alrededor de cuarenta años Sainz germain fue un adepto dotado de los más grandes poderes. Profetizo ante Luis xv, Luis XVl y María Antonieta los tempestuosos acontecimientos que se avecinaban para Europa.

Poseía el don de la Ubicuidad , y se cuenta que podía aparecer en donde se le necesitara, sin recurrir al uso de las puertas y adivinándolo telepáticamente, cuando era llamado o invocado. Tenía una memoria prodigiosa demostrada no solo en su conocimiento lingüístico, si no también cuando leyendo rápidamente un largo escrito, era capaz de repetirlo palabra por palabra al día siguiente todo lo anterior descrito.

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Controlaba perfectamente y en forma igual los dos hemisferios de su cerebro, demostrando esto al escribir dos cartas al mismo tiempo, con una mano una carta de amor y con la otra una de alta filosofía.

En París el Conde contaba con 62 años pero representaba 20, el mundo veía en el un noble joven de gran dignidad, de impecable cortesía. Su porte era militar, delgado, de mediana estatura, bien proporcionado, de bellos ojos pardos y cabello oscuro. Vestía con gran elegancia, con las mejores telas, medias de seda, innumerables joyas acompañado de lacayos uniformados con botones de oro, nadie conocía su casa, frecuentaba las fiestas de la alta sociedad, pero nadie lo vio comer o beber.

La verdad sencilla respecto al Conde Saint Germain es que era Iluminado, un Adepto, un Enviado Especial de la Jerarquía Blanca para cumplir múltiples misiones con numerosísima obligaciones. En la época actual sigue conservando ese mismo cuerpo físico de hace cientos de años.

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