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ENSAYO


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2015  •  Resúmenes  •  1.649 Palabras (7 Páginas)  •  108 Visitas

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¿EFECTO PLACEBO O PREJUICIO?  EL MAL USO DEL TERMINO “MEDICINA ALTERNATIVA”

La “medicina alternativa” es un término usado para denominar los medicamentos no convencionales usados por la medicina occidental. Se considera como un tratamiento no comprobado o falso que sirve como alternativa al establecido por la medicina científica basada en la evidencia. Esta diferenciación de términos es engañosa y abre paso a dos tipos de medicina, medicina alternativa y medicina convencional. Lo mejor sería denominar nuevamente la medicina y clasificarla como funcional o no funcional.

En primer lugar, la diferenciación es engañosa al dividir las opiniones de forma subjetiva. Los detractores de la medicina alternativa afirman  que no funciona al no estar comprobada; mientras sus defensores consideran que tiene beneficios como menores eventos adversos, alguna especie de sinergia potenciadora de algunos tratamientos, e incluso la curación de las personas. Si la terapia alternativa funcionara y tuviese los beneficios  atribuidos, debería comprobarse y generar razones para su uso frecuente, proceso que aún no está muy bien establecido.

En segundo lugar, esta diferenciación da cabida al uso de medicamentos con mecanismos de acción probados pero con mecanismos de producción distintos, generando confusión entre el uso de medicamentos naturales y medicamentos químicos. Los medicamentos naturales están conformados por químicos, así como la mayoría de medicamentos denominados químicos provienen de materias primas naturales. El beneficio que le ha otorgado la industria al medicamento es que se pueda dosificar, almacenar y consumir más fácilmente a diferencia de cómo se haría en otras circunstancias, por ejemplo, mediante extractos naturales. Esto no quiere decir que los extractos naturales no tengan un efecto terapéutico ni carezcan de efectos adversos, y por el contrario, sería más conveniente otorgarle a los medicamentos naturales  un lugar dentro de la medicina, evaluar su perfil  de seguridad y efectividad como en la medicina convencional, evitando de esta manera la proliferación de medicamentos naturales poco efectivos y no comprobados que abundan en el mercado.

En tercer lugar, uno de los efectos de la diferenciación es la gran mezcla de terapias alternativas, que pone en el mismo lugar la acupuntura, la homeopatía, la medicina natural, las esencias florales, las prácticas chamánicas, el yoga, la oración, la reflexología, entre otras. Estas pueden tener niveles de efectividad muy diferentes en contextos de uso, de mayor o menor impacto dependiendo del caso. Existen cerca de 370.000 artículos de investigación clasificados como medicina alternativa en bases de datos de revistas reconocidas por MedLine y Pub Med. No obstante, cuando se generaliza este tipo de información, cualquier persona puede hacer medicina alternativa en detrimento y en contra de la credibilidad de esta.

En cuarto lugar, esta diferenciación conlleva a que se presenten mecanismos de acción poco lógicos con dificultad de ser evaluados. Por ejemplo, la homeopatía se basa en una teoría de  vibraciones, en la cual se emplean medicamentos que provocan generalmente los mismos síntomas presentados por el paciente y en diluciones de concentraciones infinitesimales, prácticamente no terapéuticas. Desde luego, no presentan efectos adversos pero tampoco acciones terapéuticas. Sin embargo, se han presentado estudios que avalan la efectividad de la terapia, con un mecanismo de acción difícilmente aceptable. En el campo de la medicina alternativa, la eficacia de los medicamentos no ha sido demostrada mediante ensayos aleatorios controlados de doble ciego, y en su mayor parte, los resultados se atribuyen a la recuperación o al efecto placebo.  Se destaca en los estudios que aunque no se muestra una mejoría total de los pacientes, este tipo de tratamientos pueden traer beneficios en la reducción del dolor y en la mejoría del estado de ánimo de los pacientes.

Del mismo modo, la denominada “medicina convencional” usa medicamentos en enfermedades de diagnósticos dudosos, en las llamadas “enfermedades inventadas”, como aquellas en las cuales puede no haber existido la enfermedad. Algunos ejemplos de estas enfermedades son el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), síndrome posmenopáusico, síndrome de afectación social, hipolipemiantes para disminuir los riesgos de un accidente cardiovascular, etcétera. En estos casos se presentan mecanismos de acción identificados y justificados, pero a la hora de tratar la enfermedad no siempre se evalúa el riesgo-beneficio del paciente.  

Así mismo, la investigación farmacéutica puede ser muy lucrativa y las compañías farmacéuticas financian la realización de ensayos. Esta financiación también ha dado lugar a la corrupción del proceso científico para aprobar el uso de fármacos convencionales, del mismo modo que  las medicinas alternativas pueden estar basadas en recuperaciones naturales, efectos placebo o inexistencias de la enfermedad.  Con esto no solo se ponen en duda los mecanismos de acción de los medicamentos sino también las autoridades evaluadoras de la evidencia y los diseños de los estudios que la avalan.

Este aspecto genera otro argumento por el cual la diferenciación de términos es engañosa. El efecto placebo puede jugar un papel importante en las terapias alternativas, pero también en la medicina convencional. En ambos casos el efecto placebo no disminuye su validez terapéutica. Es un hecho que el placebo es un factor esencial en el tratamiento del paciente y depende de su grado de sugestión. No obstante, existe la controversia frente al monto a pagar por tratamientos basados exclusivamente en el efecto placebo, no solo en términos de dinero sino también respecto a la salud del paciente y el tratamiento de la patología. Por tanto, deben reevaluarse la eficacia y seguridad de medicamentos basados en el efecto placebo, al no justificarse sus costos en comparación a medicamentos como los antibióticos y las vacunas, los cuales son eficaces sin recurrir al placebo y pueden ser suministrados al paciente sin que este lo sepa y sin necesidad de un sanador. Los altos costos de medicamentos homeopáticos, y en algunos casos de medicamentos usados en psiquiatría, en algunos casos pueden presentar mayores eventos adversos que beneficios terapéuticos, llevan a replantearse  hasta qué punto debe aceptarse el efecto placebo en la terapia.

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