El Origen De La Vida

Hace aproximadamente unos quince o veinte mil millones de años, el universo nació de un cataclismo explosivo que esparció partículas subatómicas extremadamente calientes y ricas en energía en todas las direcciones del espacio.

En cuestión de segundos se formaron los elementos más simples, como el hidrógeno y el helio. Al mismo tiempo que el universo se expandía y enfriaba, se condensaban las galaxias bajo la influencia de la gravedad. En el interior de estas galaxias se formaron estrellas enormes, que más tarde explotaron en supernovas y liberaron la energía necesaria para producir elementos más complejos a partir de fusión de los núcleos atómicos más simples. De este modo aparecieron, a lo largo de miles de millones de años, los elementos químicos que se encuentran en la Tierra.

El carbono (C), el Hidrógeno (H), el Oxígeno (O) y el Nitrógeno (N) representan los bioelementos más importantes para la vida, los que juntos pueden llegar a construir el 99% de la masa celular. Los bioelementos se combinan y dan origen a las biomoléculas, mediante enlaces químicos para formar distintos compuestos.

El término vida (latín: vita), desde el punto de vista de la Biología, que es el más usado, hace alusión a aquello que distingue a los reinos animal, vegetal, hongos, protistas, arqueas y bacterias del resto de manifestaciones de la naturaleza. Implica las capacidades de nacer, crecer, reproducirse y morir, y, a lo largo de sucesivas generaciones, evolucionar.

La vida ha demostrado ser bastante más compleja de lo que la imaginación humana hubiera podido concebir y hay diversas teorías de cómo tuvo origen, la más aceptada es la de científico ruso Alexander Oparin quién concibió una de ideas de cómo pudieron haberse sintetizado las primeras moléculas orgánicas del planeta, indispensables para construir células vivientes.

Esta teoría se basó en la composición química que probablemente tenía el planeta y la atmosfera hace 400 millones de años. Las moléculas que abundaban en las aguas y en el aire estaban formadas con los elementos químicos propios de la biomoléculas que hoy están presentes en cualquier célula; los más importantes entre esos elementos son: Carbono, Hidrógeno, Nitrógeno, Fósforo, etc.

Posiblemente, la atmósfera primitiva haya estado formada por gas metano (CH4), gas hidrógeno (H2), amoniaco (NH3) y vapor de agua (H2O). Seguramente, carecía por completo de gas oxígeno (O2).

En la Tierra joven las fuentes de energía que operaban eran, la energía calórica a muy elevadas temperaturas; energía radiante proveniente del sol (como la luz blanca, rayos UV, rayos gamma); energía eléctrica descargada por tormentas.

Las radiaciones solares y las descargas eléctricas proporcionaron la energía suficiente para que los componentes de la atmósfera reaccionasen y se formasen las biomoléculas, compuestos orgánicos sencillos como los que ahora forman los principales compuestos de los seres vivos.

Como resultado de estas reacciones, muchas de aquellas sustancias inorgánicas se transformaron en sustancias orgánicas más complejas.

Se formaron así, azúcares, grasas simples, aminoácidos y otras moléculas sencillas que reaccionaron entre sí para dar lugar a moléculas más complejas: proteinas, grasas complejas, polisacáridos y ácidos nucléicos.

Y durante millones de años, se estuvieron sintetizando aminoácidos, nucleótidos y otras biomoléculas, tomando como materia sencillas sustancias inorgánicas disueltas en las aguas suspendidas de la atmósfera.

Las aguas de los ríos y mares comenzaron a llenarse de biomoléculas en suspensión; así, que se transformaron en un caldo enriquecido, en el que estaban ocurriendo los primeros pasos para la gestación de la vida; a esto se le ha llamado “caldo primordial”.

El agua es el medio en el que aparecieron las primeras células y el disolvente en el que tiene lugar la mayor parte de las transformaciones bioquímicas. Las propiedades del agua han determinado el transcurso de la evolución ejercen una influencia decisiva sobre la estructura de las biomoléculas en disolución

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