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Esfingolípidos Fosfatados


Enviado por   •  29 de Abril de 2014  •  8.287 Palabras (34 Páginas)  •  235 Visitas

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Introducción.

Esta enfermedad se caracteriza por comprometer el bienestar de la persona afectada y de quienes se encuentran a su alrededor, puesto que no es solamente depresión, se muestra un nuevo elemento en este trastorno del ánimo: la psicosis. A pesar de ser inusual, es debido prestarle atención no solo en qué consiste, sino también a los factores que influyen en ella y las repercusiones que tiene para con los demás y el paciente mismo.

La razón de nuestra investigación tuvo origen en el interés en una enfermedad poco conocida, pero con efectos catastróficos en las personas. La psicosis y la depresión una vez que se manifiestan juntas buscan siempre como ayudarse, alentando una, los síntomas de la otra, o bien llegando poco a poco llegando a su límite.

Los casos van desde aquellos que pasan desapercibidos, aunque no sin el dolor característico de la enfermedad, hasta los que llegan a ser dignos de noticias internacionales. Desde hace cuatro siglos se investiga a la depresión, y se ha podido observar que se encuentra acompañada de la psicosis en reiteradas ocasiones, no es de extrañarse el hecho de que se presenten juntas en una enfermedad.

La Depresión Psicótica sin duda es una enfermedad grave, las personas que la padecen llevan una gran carga sobre sus hombros, una vez sucedido el primer episodio nunca más volverán a ser los mismos, porque se han visto inmersos en una oscuridad que nadie merece experimentar.

Tenemos la esperanza de que el lector logre comprender mediante este trabajo el alcance de la Depresión Psicótica, el origen de ella y los estragos que puede causarle a una persona, la desesperación en la que la pueda sumergir, y además de ello el dolor causado a sus familiares y amigos.

Capítulo I:

Generalidades de la Depresión Psicótica.

1.1. Historia de la Depresión Psicótica.

Los médicos han recorrido un largo camino para poder definir correctamente a la Depresión Psicótica, entre aciertos y desatinos transcurrieron aproximadamente 300 años hasta que finalmente se logró su correcta conceptualización. En los anales de la historia podemos observar que durante el Siglo XVII, las cosas eran muy diferentes, a la depresión no se la llamaba de esa manera, era conocida como melancolía, y esta fue tomada como una enfermedad terminal, indudablemente llevaría a quienes la sufrían a la demencia y, en consecuencia, a la muerte.

Luego, en el Siglo XVIII, médicos y químicos, como lo era el escocés William Cullen, empezaron a dar una clasificación de enfermedades apropiadas, separando las dolencias y viéndolas como entidades diferentes, esto influenció a otros psiquiatras a avanzar en las investigaciones sobre la melancolía y así aparece el médico James Sims, oriundo de Londres, quien logra describir las enfermedades en términos que aún hoy nos son familiares, consiguió darles conceptos separados a la melancolía y a la paranoia, afecciones que iban de la mano con la demencia.

Posterior a Sims surge Guislain, J. (1852: 105), profesor de psiquiatría en Bélgica, quien decide tomar la melancolía y ramificarla; en su trabajo logra establecer a la versión psicótica melancólica, “Este tipo de melancólicos se acusan a sí mismos. Deberían haber hecho esto, dicen; deberían haber hecho aquello. Imaginan que han cometido una deplorable acción criminal”

Con la mezcla de psicosis y melancolía creada por Guislain se empieza a definir poco a poco la imagen de la Depresión Psicótica, una afección emocional mezclada con ideas irracionales, y les abre las puertas a otros médicos por venir. Llega el Siglo XIX y los alemanes empiezan a destacarse en el campo de la psiquiatría. La figura más importante entre ellos fue el profesor de psiquiatría en Zúrich y Bélgica, Wilhelm Griesinger, quien mediante sus investigaciones, logró distinguir entre la melancolía psicótica y la no psicótica, estableciéndolas como enfermedades individuales.

Otra figura con gran prominencia en la psiquiatría y considerado uno de los más grandes escritores psiquiátricos del siglo, fue Karl Kahlbaum, él introdujo dos nuevos términos: Vesania y Vecordia, también llamada Distimia, las cuales eran formas de locura dentro de la categoría de la melancolía.

La diferencia entre una Vesania y una Vecordia yace en que la primera avanza sin piedad, hasta hacer una parada en la demencia y la segunda no deteriora al paciente, sino que además tiene posibilidades optimistas de recuperación. Lo que estas dos comparten es que ambas tienen características psicóticas.

A mediados del siglo XIX entra en escena la neurosífilis, llamada en ese tiempo Paresia General del Demente, y no se conocía el origen de ella, muchísimas personas empiezan a morir por su causa y además producía demencia, así que obtener un diagnóstico de Vecordia era todo un alivio. El psiquiatra ruso Theodor Tiling trae buenas noticias: la Vecordia podía ser también no psicótica, dando a entender que de esa forma el paciente no empeora y tampoco experimenta los horrores de la psicosis.

Así se dan a conocer dos tipos de Distimia, la de Kahlbaum, no deteriorativa y con características psicóticas y la de Tiling, que tampoco es deteriorativa pero no tiene características psicóticas. Estos conceptos se acercan cada vez más a lo que ahora es la Depresión Psicótica y una Depresión Simple.

Emil Kraepelin, profesor de psiquiatría en Heidelberg y Múnich, logró crear categorías más precisas de la depresión, Swartz, C. (2007: 32) describe “Una forma de depresión con características principalmente melancólicas, también estaba otra forma en la que predominaban las alucinaciones, otro grupo que padecía de estupores, siendo ese el más serio y luego estaban los que padecían de una enfermedad depresiva y delirante.” Todos esos grupos en realidad compartían distintos síntomas de una sola depresión, pero así empieza a dividirse la melancolía psicótica, se pasa de un gran cuadro a temas más específicos con la ayuda de investigaciones y descubrimientos exitosos.

Con las diferentes descripciones de melancolía psicótica hechas por Kraepelin, despierta la curiosidad en los psiquiatras del Siglo XX, planteándose la existencia de más de una depresión, habían partidarios de ambos bandos, siendo Edward Mapother, superintendente del hospital Maudsley en Londres, adepto a la idea de una sola depresión, aunque luego durante una reunión tuvo la oportunidad de intercambiar opiniones con un médico

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