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Etimología


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2014  •  1.737 Palabras (7 Páginas)  •  160 Visitas

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Epistemología de la comunicación.

Desde una crítica a la comunicación mediática

Texto para la I Jornadas de Discusión de la Planificación de Unidades Curriculares realizada el 10, 17 y 31 de octubre de 2014 en el PFG Comunicación Social - Eje Geopolítico Cacique Mara

Por

José Javier León

joseleon1971@gmail.com

I

Los estudios sobre la comunicación pueden ser abordados desde dos perspectivas: considerando un enfoque antropológico o bien, uno massmediático. La antropología permitiría estudiar las relaciones, las redes y los intercambios intersubjetivos, y daría perfecta cuenta de la comunicación hecha en las comunidades y con fines comunitarios. La comunicación desde los medios, se ocuparía básicamente de la producción y el consumo de «productos» comunicacionales.

La diferencia es de suma importancia porque la comunicación de base antropológica refiere a la comunicación como bien común, mientras que la de base mediática concibe la producción de comunicación como actividad lucrativa. Obviamente, si queremos que las comunidades se comuniquen en función de satisfacer mancomunadamente sus problemas, difícilmente se puede apelar a la comunicación mediática-empresarial, que no tiene ni de cerca ese objetivo entre sus metas.

Del mismo modo, dos o más personas deberán recurrir a mecanismos de comunicación antropológica para el alcance de objetivos concretos que afecten su vida cotidiana, profesional, comunitaria, etc.

Está claro entonces que la comunicación de base antropológica es la producida por, en y desde las comunidades mientras que la comunicación de base mediática será la producida por las empresas. Para las comunidades, la comunicación tiene como finalidad la construcción de la vida comunitaria, para las empresas, la acumulación de capital.

Valga apuntar en este momento que los estudios, la investigación y todo el desarrollo académico en las universidades tanto públicas como privadas sobre «comunicación» versan casi exclusivamente sobre la producción y el consumo mediáticos. Mientras que la comunicación en su vertiente antropológica es tan sólo una rama de la antropología; no de la comunicología.

En ese sentido, considero que la comunicación de base antropológica debe ser objetivo central en la comunicación social vista desde la Universidad Bolivariana de Venezuela.

II

Si la mediática tiene como objeto la producción de comunicación-mercancía obviamente esta no dejará de funcionar como tal, y por lo tanto, quedará sometida a los efectos de la oferta y la demanda. Como sabemos, a mayor oferta decrece la demanda por consiguiente el precio de la mercancía tiende a bajar. Al contrario, cuando la oferta es poca y la demanda aumenta, el precio de las mercancías aumenta, lo que conduce «naturalmente» (dentro de la naturaleza mórbida del capital) a la generación de mecanismos de escasez inducida acompañadas de sobre-estimulación de la demanda (vía publicidad o «guerra sucia», acaparamiento, propaganda de guerra dirigida a manipular al consumidor) que conducirá a distorsiones en el consumo y aumentos especulativos de los precios de las mercancías.

Lo interesante de todo ello y que abona a las consideraciones sobre la comunicación es que el esquema de producción de la «noticia», si se quiere la mercancía por antonomasia de la comunicación mediática, funciona perfectamente bajo el esquema descrito: poca oferta y mucha demanda, aumento del precio de la noticia-mercancía.

Bajo este esquema se desliza el discurso de la exclusividad, de la primicia, del llamado en el argot periodístico venezolano el «tubazo». Y por supuesto, ello acompañado de prácticas como las ejercidas por los paparazzi o las filtraciones hoy tan comunes cuando los sistemas de seguridad informáticos hacen aguas, y que condimentan cada tanto la siempre enrarecida atmósfera noticiosa. De aquí nacen también las nociones de fuentes privilegiadas de acceso a la información y la fauna y flora de «expertos» y especialistas en la «materia». La compra-venta de información es hoy y acaso lo ha sido siempre un área de complejas y peligrosas relaciones. Como lo decía Héctor Mujica «el mundo de los negocios, como el de la publicidad y las public relations, el de los lobbies y chantajes, el de las comisiones y los ocultamientos de ambas partes, para seguir operando el mismo gang impunemente, es el gran mundo del hampa de nuestro tiempo».

III

Si la mercancía-noticia debe cumplir con su objetivo que es el de servir a la acumulación de capital, pues resulta obvio que la verdad que debía contener o trasmitir queda relegada a un segundo plano y, como sabemos, se puede incluso prescindir olímpicamente de ese anacrónico y si se quiere romántico requerimiento. De más está una afirmación de cajón: si la verdad atenta contra los intereses de los dueños de los medios o de alguno de sus patrocinantes o inversores publicitarios, la «verdad» no circulará en sus páginas y posiblemente –porque entre bomberos no se pisan la manguera- en el de ninguno de la «competencia».

Dicho esto, podemos efectivamente afirmar que la noticia queda relativizada a los efectos del juego de la oferta y la demanda. Lo cual puede sonar de cerca a la frase de uso harto común: La verdad es relativa. A lo que respondemos que sí, sólo que nunca se dice que su relatividad responde a intereses económicos y/o políticos externos, que median su forma y contenido.

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