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Historia De La Geografía Económica


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2014  •  3.979 Palabras (16 Páginas)  •  348 Visitas

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De forma genérica puede decirse que la Geografía Económica abarca todo aquel tipo de descripciones o análisis que relacionan y vinculan hechos y procesos económicos con su dimensión espacial-territorial.

Desde las más antiguas descripciones geográficas de que se tiene noticia los hechos económicos han sido incorporados como parte fundamental, por no decir como objetivo esencial, en cualquiera de ellas. Conocer los recursos, la producción, el comercio y el intercambio de y entre territorios, así como la localización de las actividades, la dedicación de la población, la explotación económica de unos hombres sobre otros -tanto en el interior de una sociedad como entre sociedades-, son aspectos de la vida económica que, global o parcialmente, están presentes siguiendo los intereses del momento y de quienes estaban interesados en que tales descripciones se realizasen.

A partir de la época de los descubrimientos, en cuanto las relaciones entre sociedades alcanzaron la escala mundial y el comercio internacional adquirió un papel predominante en los procesos económicos, creció el interés por conocer, descubrir y controlar la distribución espacial de recursos, sin olvidar que desde siempre el propio ser humano individual ha sido un recurso a explotar en cuanto portador de fuerza de trabajo (recuérdese el significado territorial del esclavismo). Con el auge del comercio mundial, conocer y controlar los flujos de movimiento de primeras materias y de mercancías entre territorios se sitúa en el centro de interés del conocimiento económico-territorial.

Llegados al siglo XX, asumida la dimensión mundial de las relaciones productivas, y potenciada la industrialización en el marco de una creciente división internacional de la producción, el problema de la localización de los distintos agentes y factores de producción se convirtió en objeto primordial de estudio. Seguidamente, y en la medida en que se avanzaba en la masificación del consumo, el centro de interés de los estudiosos de la Geografía Económica se desplazó hacia el análisis de las relaciones entre lugar de producción y lugar de consumo, así como de la distribución espacial y las formas de asentamiento de los potenciales consumidores. Al mismo tiempo se mantenía el interés por las descripciones geográficas de territorios más o menos limitados, en las que los aspectos económicos continuaban centrando una parte substancial de su contenido.

El aumento de las actividades de producción industrial, las transformaciones en la producción agraria como efecto de la mecanización, la expansión de servicios de todo tipo, o los efectos de la innovación y difusión técnica, por citar sólo algunos aspectos, han ido ocupando el interés analítico a medida que avanzaba el siglo XX. De las descripciones más o menos globales de un territorio se evoluciona hacia temas parciales y específicos de lo económico-territorial, bifurcándose y subdividiéndose progresivamente los análisis, bien según ramas, sectores o actividades de producción autónomamente consideradas, bien hacia la vinculación con temáticas funcionales territoriales concretas, como puede ser la economía urbana, los desequilibrios territoriales o el desarrollo local y regional, sin olvidar la problemática de la localización, entre otros.

Tal amplitud temática ha llevado, por su propia lógica, a propuestas de fraccionamiento, antes incluso de haberse alcanzado un acuerdo en la formulación de una Geografía Económica como tal. De ello derivarán sucesivas formulaciones de autonomización en forma de Geografía Agraria, de Geografía Industrial o de Geografía de los Servicios, por citar tres aspectos fundamentales, como áreas diferenciadas a las que se les quiere otorgar consistencia y categoría idénticas a la de la Geografía Económica.

Tanto la propia amplitud temática, como la incapacidad de incorporar el espacio-territorio como variable explicativa de los procesos económicos en cuanto procesos sociales, ha dado lugar, como en tantos otros campos de la Geografía, a la inconcreción de objetivos y a la incapacidad de formular un cuerpo científico-conceptual propio de una Geografía Económica. Amplitud, dispersión y ausencia de búsqueda de unidad conceptual serán las características que definan los miles de trabajos que, sobre todo desde finales del siglo XIX, momento en el que puede empezar a hablarse de una Geografía Económica más o menos aceptada como ámbito del hacer geográfico, se han realizado. Un repaso a la multiplicidad de esquemas analíticos o de presentación que proponen las obras que se presenta como manuales de Geografía Económica muestra esta ambigüedad conceptual.

Dicha amplitud e inconcreción hacen difícil ofrecer una bibliografía sintética como corpus de la Geografía Económica. Es por ello que en las referencias que siguen nos limitaremos a presentar algunos trabajos que por su generalidad, por su aceptación o por algún aspecto especial, pueden ayudar a disponer de una panorámica de lo que los geógrafos o economistas regionales han aportado en estos últimos tiempos como trabajos que podemos aglutinar bajo la rubrica de la Geografía Económica.

Para ello seguiremos una estructuración simplemente formal. Primero (1) presentando las obras generales de tipo manual más accesibles o que se inscriben en la tradición histórica de la materia. A continuación (2) anotaremos algunas referencias sobre historia de la Geografía Económica. Seguirá (3) un apartado dedicado a las fuentes, tanto bibliográficas (3.1), como estadísticas (3.2). Por último (4) agruparemos los estudios y análisis concretos donde se hace referencia a obras editadas bajo el formato de libros. La tendencia editorial a publicar compilaciones (readings, lecturas) nos ha llevado a presentar cierto número de ellas por su interés global, evitando destacar, para no alargar el listado, el mayor interés que pudiera tener alguno de los trabajos (papers) contenidos.

En una segunda entrega está previsto aportar una bibliografía en base a artículos de revistas.

Para terminar, conviene señalar los problemas lingüísticos existentes, tanto desde el punto de vista de la producción editorial, como desde la perspectiva del receptor. Como es de todos conocida, la situación presente es de dominio de las obras editadas en inglés, sean redactadas por autores anglosajones, o publicadas en este idioma por otros autores, muy especialmente de los países centro y norte-europeos. Al mismo tiempo se asiste en España una progresiva falta de interés editorial, salvo alguna escasa excepción, por publicar obras científicas en castellano o en cualquiera de las otras lenguas constitucionales, o por presentar

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