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Isomorfismo


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2014  •  2.007 Palabras (9 Páginas)  •  446 Visitas

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Definición del concepto de ‘Isomorfismo’ en Terapia Familiar

En esta tercera parte vamos a intentar definir el concepto de “isomorfismo”. A continuación ilustraremos esta definición con la ayuda de diferentes ejemplos: un ejemplo teórico y cinco ejemplos relacionados con nuestros respectivos contextos de trabajo.

“El término “isomorfismo” designa primero un concepto matemático según el cual cuando dos estructuras se pueden superponer de manera isomórfica, a cada elemento de una estructura corresponde un elemento de la otra, de manera que cada uno de los elementos tiene el mismo rol en su estructura respectiva.”

En terapia familiar, el isomorfismo es una correspondencia de relaciones en el interior de los diferentes sistemas. Cuando varios sistemas se encuentran en un contexto particular (por ejemplo en el de la violencia, de la adolescencia, del alcoholismo…), comportamientos, reglas, mitos, formas de comunicación empiezan a parecerse.

Según Nicole LERNOUT, el término “isomorfismo” remite a la construcción de una constelación relacional entorno a un individuo y esta última permanece relativamente invariable incluso cuando esta persona cambia de contexto.

Esto significa que cuando sistemas relacionales entran en contacto, tienden a desarrollar modalidades de funcionamiento similares de forma que se puede llegar a decir que, en un momento dado de su encuentro, llegan a una condición de “isomorfismo” que tiende al “entendimiento secreto”. Este fenómeno de isomorfismo es, pues, susceptible de aparecer en cualquier colaboración entre una institución y un sistema consultante.

En efecto, con frecuencia se ha constatado que cuando un equipo o un terapeuta se moviliza por una demanda tiene tendencia a movilizarse con el mismo modelo de funcionamiento que el modelo del sistema que hace la consulta. El funcionamiento del sistema familiar se reencuentra entonces, como en un espejo con el funcionamiento de los terapeutas o de los equipos institucionales. Y es posible, asimismo, que el equipo o el terapeuta se contamine de las representaciones de los miembros del sistema consultante. En realidad se contaminan de las representaciones que se han hecho uno de otro.

En efecto, J. Beaujean nos revela que, cuando el equipo se moviliza por la demanda, tiende a hacerlo con el mismo modelo de disfuncionamiento. Reproduce el mismo funcionamiento que el sistema consultante. Más precisamente, lo que ocurre es que se da una reproducción de reglas y de comportamientos propios del sistema pero en un contexto diferente.

E. Dessoy nos propone la definición siguiente de isomorfismo: “Es la manera en que la institución repite una parte esencial de la organización familiar –aquélla precisamente que mantiene al paciente en su condición de enfermo.” Después de leer a N. Lernout, podemos decir que existe una reproducción de la vida familiar.

Las manifestaciones isomórficas pueden ser leídas, en un primer momento, como facilitadoras de una indispensable filiación que conduce a la creación de un sistema terapéutico. Si no se repara en ello, pueden acabar produciendo un “más de lo mismo” y haciendo, por tanto, difícil la evolución. Se trata pues de destacar cómo las interacciones del sistema demandante (o del sistema ofertante) influyen en el sistema ofertante o viceversa de manera isomórfica, reproduciendo el mismo modelo (J. Beaujean). En otras palabras, los isomorfismos subrayan esta necesidad que tenemos de dejar “una impronta nuestra” en el otro. Nosotros (terapeuta y paciente) tenemos necesidad de amansarnos, domesticarnos a fin de saber si una filiación y un reconocimiento de uno hacia el otro es posible. Esta noción de filiación remite sobre todo a los conceptos de acomodación, de “tracking” [“track”=”huella”] y de mimetismo.

A fin de extender nuestras posibilidades de intervención, H. Schröd nos incita a no considerar este fenómeno de funcionamiento en espejo como una prueba de no profesionalismo sino como una etapa necesaria para la comprensión y el cambio de la problemática. “Buscando los isomorfismos podemos obtener informaciones preciosas sobre el funcionamiento de la familia, sobre nuestro propio funcionamiento y el de la institución” Nos es posible identificar estos isomorfismos cuestionando nuestro sentir: ¿por qué he dicho esto? ¿por qué he hecho aquello? Todo este cuestionamiento es susceptible de permitirnos (a nosotros, terapeutas) situarnos en el contexto y, por tanto, vernos funcionar como el sistema. N. Lernout promueve la técnica de la escultura como herramienta de trabajo para detectar los isomorfismos.

Este intento de definición tiene como objetivo incitar el debate sobre la detección y la utilización de los isomorfismos en nuestros distintos contextos de trabajo.

IV. Ejemplos de isomorfismo en nuestros distintos contextos de trabajo

La situación de la que voy a hablaros viene sugerida por un artículo escrito por Nicole Lernout y aparecido en 2005 en la revista “Thérapie Familiale”: “¿Cómo utilizar el fenómeno del isomorfismo entre el sistema familiar y el sistema de los profesionales, en el caso de ingreso en una Institución, para favorecer el cambio solicitado? Relato de un tratamiento.”

Se trata de un equipo que trabaja bajo mandato (SPJ, SAJ) en un contexto residencial con niños.

Situación familiar: Los padres están separados, tienen cuatro hijos y la madre tiene la custodia. Ni siquiera es capaz de atender a sus necesidades y necesita respirar. Desacredita a su marido a quien hace responsable de todos los problemas de los niños. El hombre ha estado un largo período ausente de la vida de sus hijos. La hija mayor está parentalizada, los dos menores presentan problemas de comportamiento.

Orden SPJ: Los niños han sido ingresados para dar un respiro a la madre y ayudarla a adquirir competencias.

Ingreso: Al principio, no va bien a causa de una mala relación entre la madre y el SPJ. Ella también se muestra bastante autoritaria hacia la Institución. Poco a poco, esta relación mejora y los profesionales colaboran cada vez más con la madre en relación a las dificultades con los niños. Contrariamente, la relación con el padre es desatendida, como si los profesionales se hubieran dejado contaminar por la descripción que de él hace la madre. Al cabo de un cierto tiempo, al equipo le parece que los problemas vienen más del SPJ que de la madre ya que este Servicio no quiere reconocer los progresos de esta madre. Parece que los profesionales de SPJ escuchan y acogen fácilmente al padre y, muy poco, a la madre. El padre dirige sus quejas al SPJ y no, al equipo educativo

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