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La Adolescencia


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2014  •  590 Palabras (3 Páginas)  •  188 Visitas

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La adolescencia: Repercusiones afectivas

El adolescente vive una difícil "postura existencial". Ello puede ayudar a comprender las "inestabilidades" y "vaivenes" emocionales a los que se ve sometido y que suele expresar en su conducta.

El adolescente suele tener una afectividad muy rica pero inestable; extremista en sus estados de ánimo (grandes alegrías y grandes tristezas) como si también en esto -como ocurre en el mundo intelectual- "quisiera probar de todo" y "a tope".

En efecto, vive todo de forma comprometida: se mete hasta el fondo. Es capaz de grandes depresiones o entusiasmos "irreflexivos". "Son capaces de lo mejor y de lo peor"...

A veces, se muestran irreflexivos, se angustian, o les entra el pánico y "salen con bobadas" de lo más pueriles.

Por eso, su conducta resulta "rara" y muchas veces "desconcertante". Podemos plantearnos el "porqué" de todo esto:

I. Ya hemos visto que gran parte de los cambios que se dan en el adolescente (los cambios corporales y sociales) tienen un denominador común en cuanto a consecuencias: les provoca angustia.

La angustia es uno de los fenómenos más frecuentes en el adolescente. Esta angustia a veces se expresa en forma de miedos, o de sentimientos de extrañeza, o en "nostalgias" (el adolescente que durante la noche se imagina que "sus padres no son sus padres", "que se mueren y él se queda solo"... etc.).

Otras veces se elabora en forma de rebeldía, de "depresiones", de soledad... etc.

II. Junto a la angustia, e inseparable de ella, surge la inseguridad. El adolescente se nota incierto ante sí y ante lo que le rodea, por eso es ambivalente frente a la mayoría de las cosas.

III. La inseguridad y la angustia, unidas a su capacidad de conceptualización, conducen al adolescente a un "meterse en sí mismo". Se vuelve introvertido y se plantea una serie de cuestiones acerca de él mismo: ¿Quién soy yo?, ¿qué quiero?, ¿adónde voy?. No le resulta fácil contestarse: no se comprende a sí mismo y por eso piensa que los demás tampoco le comprenden. Esto le desanima, duda de sí, se siente inseguro... y todo ello contribuye a que se aísle (se "encierra en su habitación"... etc.).

Esto no quita para que, frente a los demás, "mantenga el tipo" y se muestre fuerte, arrogante, incluso agresivo. Dará "contestaciones" a todo, expresará "convicciones" firmísimas... se convertirá en el prototipo de la edad difícil.

No hay que olvidar que esta manera de comportarse, excéntrica y rara, obedece a dos necesidades:

a) La de

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