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La Electricidad


Enviado por   •  12 de Diciembre de 2012  •  2.186 Palabras (9 Páginas)  •  401 Visitas

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LA ELECTRICIDAD

Un investigador anónimo descubrió hace siglos la fuerza que se desprendía al frotar el ámbar, desde entonces hasta hoy la electricidad cambió fundamentalmente el medio en que vive el hombre.

Hasta hace muy pocos siglos, la electricidad era algo absolutamente inconcebible. No era sólo que estuviera por descubrirse el ilimitado campo de su aplicación práctica, sino que simplemente el ser humano no podía imaginarse que una cosa que no era ni líquida, ni sólida, ni gaseosa, que no ocupaba ningún lugar en el espacio y que no se podía ver ni tocar, pudiera constituir, sin embargo, un elemento normal de la naturaleza. Habían sido observadas sus manifestaciones naturales, como la fuerza del rayo y las descargas producidas por ciertos peces. A lo sumo se había constatado la casi imperceptible atracción que ejerce el ámbar sobre trozos de tela o papel. Y nada más. Se ignoraba que todos aquellos fenómenos eran distintas manifestaciones de un solo poderoso agente, la electricidad, que debidamente aprovechado estaba destinado a cambiar la faz del mundo.

Alejandro Volta

LA EPOCA DE LOS "ELECTRICOS"

Los efectos eléctricos empezaron a ser conocidos ya en la Antigüedad. Los griegos fueron los primeros en comprobar la propiedad del ámbar amarillo, frotado, de atraer los cuerpos ligeros, y de la palabra "elektron", en griego, ámbar amarillo, procedió el nombre de esta singular forma de energía.

Posteriormente, los romanos ensayaron los primeros métodos de electroterapia de la historia, sumergiendo a los paralíticos en lagunas con abundancia de peces eléctricos, a fin de que los inválidos recibieran sus descargas, las que consideraban benéficas. Más tarde se comprobó que otros cuerpos, como la piedra imán, el vidrio, la resina, el diamante y el cuarzo, tenían fuerza de atracción semejante a la del ámbar. Pero tuvieron que transcurrir muchos siglos para que se buscara una explicación racional de aquellos fenómenos. La única interpretación que se dio al respecto en la Antigüedad correspondió a Tales de Mileto, que, a su modo, ofreció una verdadera hipótesis científica, al afirmar: " estas substancias encierran ron "alma", están vivas, puesto que pueden atraer hacia si materias inanimadas, como mediante una aspiración del soplo".

Pero ni la civilización griega ni la romana, ni luego el mundo de la Edad Media contribuyeron de manera importante a la comprensión de la electricidad y del magnetismo, a pesar de que sus poderes de atracción continuaron interesando esporádicamente a los eruditos y divirtiendo o atemorizando a los ignorantes. El estudio científico de la electricidad se inició recién en el siglo XVII, cuando varios investigadores dieron importantes pasos, que conducirían más tarde al dominio de aquella desconocida fuerza. En 1600, William Gilbert, médico privado de la reina Isabel I de Gran Bretaña, publicó un tratado en latín titulado "De Magnete, Magneticusque Corporibus", en el que abordaba el magnetismo y las propiedades de atracción del ámbar y de otras substancias dotadas de su misma, particularidad, a las que llamó "eléctricos". La obra, que fue leída por todos los sabios europeos de la época, tuvo una enormes influencia, ya que consiguió despertar la atención del hombre hacia el fenómeno eléctrico. En todas partes los investigadores se dieron a la tarea de frotar diversos "eléctricos" y observar atentamente lo que ocurría. Un jesuita italiano, Niccola Cabeo, descubrió que los cuerpos cargados, unas veces atraen y otras repelen. Otto von Guericke llegó más lejos, y en 1660 construyó la primera máquina que haya generado una carga eléctrica, la cual consistía, en esencia, en una gran bola de azufre, a la que se imprimía un rápido movimiento de rotación. Las manos, aplicadas contra la bola, producían una carga mucho mayor que el frotamiento tradicional hecho hasta entonces.

HALLAZGO DE LA LEY FUNDAMENTAL

El siglo XVIII fue un período extraordinario para el progreso de las investigaciones en el terreno de la electricidad. En 1707 el inglés Francis Hawkesbee construyó una máquina eléctrica de fricción, perfeccionada: en ella un globo de vidrio vino a sustituir a la bola de azufre utilizada por Von Guericke. Dos décadas más tarde, en 1729, Stephen Gray descubrió en Inglaterra la conducción, es decir, el flujo real de la electricidad y, henchido de entusiasmo, empezó a transmitir cargas de un sector a otro de su casa, sirviéndose de "cables" fabricados, entre otras cosas, con trozos de caña.

AMPERE. Aportó valiosos descubrimientos, que fueron un anticipo de experimentos contemporáneos.

Dos franceses, Cisternay Dufay, gran teniente de Luis XV y superintendente de los jardines reales de Versalles, y el reverendo Jean-Antoine Nollet, importante personaje de la corte y notable físico, tuvieron noticia de los trabajos de Gray sobre la conducción, e iniciaron sus propios experimentos.

LOS CHARLATANES. En las feria y sustituir lugares donde se concentraba gran cantidad de público los charlatanes concitaban la atención de ellos mediante una pila de bajo poder voltaico. El curioso, atraído por la oratoria del propagandista, se ubicaba cerca del mesón, pagaba una cierta cantidad de dinero y, cogiendo un alambre conductor de electricidad, sentía la emoción de un golpe de corriente.

Primero, descubrieron que el cuerpo humano era un excelente conductor de la electricidad: en la obscuridad de la noche, Dufay, suspendido por cuerdas de seda aislantes, se hacía cargar con un aparato eléctrico del tipo Hawkesbee; cuando Nollet lo tocaba, salían de él grandes chispas, provocando el regocijo de la corte, la cual, naturalmente, veía en la experiencia sólo un motivo más de diversión. Sin embargo, otro experimento, menos espectacular, llevado a cabo por uno de ellos, estaba destinado a tener mayores consecuencias. Dufay descubrió que todos los objetos cargados por medio del mismo tubo de vidrio se rechazaban unos a otros y que, por el contrario, atraían a los cuerpos cargados mediante una barrita de resina electrificada. En consecuencia, dedujo que debían existir "dos tipos de electricidad", a las que, de acuerdo a sus generadores, llamó la "vítrea" y la "resinosa". Así fue como, pese a la falacia de la afirmación de que había dos electricidades, fue descubierta la ley fundamental del fenómeno eléctrico: "Las cargas similares se rechazan y las disímiles se atraen".

LA FAMOSA BOTELLA DE LEYDEN

Los rápidos progresos realizados en el conocimiento de la electricidad durante la primera mitad del siglo XVIII llevaron a la certeza de que, a pesar de su apariencia imponderable,

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