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La Tierra


Enviado por   •  9 de Mayo de 2014  •  3.360 Palabras (14 Páginas)  •  199 Visitas

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El Origen de la tierra.

Formación del Sol y los planetas.

Según los científicos, hace unos 15.000 millones de años se produjo una gran explosión, el Big Bang. La fuerza desencadenada impulsó la materia, extraordinariamente densa, en todas direcciones, a una velocidad próxima a la de la luz. Con el tiempo, y a medida que se alejaban del centro y reducían su velocidad, masas de esta materia se quedaron más próximas para formar, más tarde, las galaxias.

Cerca del límite de la Vía Láctea, una porción de materia se condensó en una nube más densa hace unos 5.000 millones de años. Las fuerzas gravitatorias hicieron que la mayor parte de esta masa formase una esfera central y, a su alrededor, quedasen girando masas mucho más pequeñas.

La masa central se convirtió en una esfera incandescente, una estrella, nuestro Sol. Las pequeñas también se condensaron mientras describían órbitas alrededor del Sol, formando los planetas y algunos satélites. Entre ellos, uno quedó a la distancia justa y con el tamaño adecuado para tener agua en estado líquido y retener una importante envoltura gaseosa. Naturalmente, este planeta es la Tierra.

La tierra que hoy conocemos tiene un aspecto muy distinto del que tenía poco después de su nacimiento, hece unos 4.500 millones de años. Entonces era un amasijo de rocas conglomeradas cuyo interior se calentó y fundió todo el planeta. Con el tiempo la corteza se secó y se volvió sólida. En las partes más bajas se acumuló el agua mientras que, por encima de la corteza terrestre, se formaba una capa de gases, la atmósfera.

Sólido, líquido y gaseoso

Después de un periodo inicial en que la Tierra era una masa incandescente, las capas exteriores empezaron a solidificarse, pero el calor procedente del interior las fundía de nuevo. Finalmente, la temperatura bajó lo suficiente como para permitir la formación de una corteza terrestre estable. Al principio no tenía atmósfera, y recibía muchos impactos de meteoritos. La actividad volcánica era intensa, lo que motivaba que grandes masas de lava saliesen al exterior y aumentasen el espesor de la corteza, al enfriarse y solidificarse.

Esta actividad de los volcanes generó una gran cantidad de gases que acabaron formando una capa sobre la corteza. Su composición era muy distinta de la actual, pero fue la primera capa protectora y permitió la aparición del agua líquida. Algunos autores la llaman "Atmósfera I".

En las erupciones, a partir del oxígeno y del hidrógeno se generaba vapor de agua, que al ascender por la atmósfera se condensaba, dando origen a las primeras lluvias. Al cabo del tiempo, con la corteza más fría, el agua de las precipitaciones se pudo mantener líquida en las zonas más profundas de la corteza, formando mares y océanos, es decir, la hidrosfera.

Los astros del Sistema Solar.

• El Sol: El sol es una esfera de gases: 70 % de hidrógeno, 27 % de helio y el 3 % restante constituido por pequeñas cantidades de otros elementos simples e incluso compuestos. Su masa es 332.300 veces mayor que la masa de la Tierra; su radio, de 696.000 km, es 109,3 veces mayor que el radio terrestre medio, y su temperatura superficial es del orden de los 6.000 °C.

El Sol gira sobre sí mismo, pero no lo hace como un cuerpo sólido, sino que su velocidad de rotación es distinta para las diversas zonas. Así, el período de giro del Sol varía entre un valor mínimo de 25 días para las regiones ecuatoriales y un valor máximo de 30 días en las cercanas a los polos.

• Planetas gigantes y planetas terrestres.

1. Planetas terrestres: llamados así por su semejanza con la Tierra, y en el mismo se incluyen, además de nuestro planeta, a Mercurio, Venus y Marte.

Están constituidos por esferas sólidas cuyo diámetro en ningún caso supera al de la Tierra. Su densidad es netamente superior a la del agua y los elementos químicos componentes presentan elevado peso atómico.

Las atmósferas de estos planetas son poco extensas en comparación con las dimensiones de su globo planetario, y la densidad suele ser pequeña. Finalmente, cabe destacar que los planetas terrestres giran con bastante lentitud sobre sí mismos y que poseen pocos satélites o ninguno.

2. Planetas gigantes: son Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, cuya denominación genérica proviene de que sus dimensiones son muy superiores a las de los planetas de tipo terrestre.

Los planetas gigantes tienen diámetros netamente superiores a los diámetros de los planetas terrestres. Su densidad es pequeña, siendo su valor apenas superior al de la densidad del agua. Los materiales que constituyen esos planetas, generalmente de bajo peso atómico, no dan lugar a un globo sólido, sino que se encuentran casi totalmente en estado líquido y gaseoso. Únicamente existe evidencia de un pequeño núcleo central sólido, cuyas dimensiones son poco importantes en correlación con las dimensiones totales del planeta.

Sus atmósferas son muy extensas en comparación con las partes sólida y líquida, abundando los elementos ligeros hidrógeno y helio, y también algunos compuestos, como amoníaco y metano. Otras características de estos planetas es que poseen una velocidad de rotación muy elevada, y a su alrededor se mueven nutridos grupos de satélites, salvo en el caso de Neptuno, que sólo tiene dos.

El planeta más externo del Sistema Solar, Plutón, no encaja en esta clasificación ya que por su situación habría de tener las características de un planeta gigante, y sin embargo todos los datos que se han podido obtener sobre sus propiedades físicas lo incluyen entre los planetas terrestres.

• El enigma de la rotación de Mercurio: Las características físicas de Mercurio parecen demostrar que el planeta posee una gran semejanza con la Luna.

Su diámetro es aproximadamente 1,5 veces superior al de la Luna y la fuerza de la gravedad en la superficie de ambos astros es la misma. El albedo de Mercurio tiene igual valor que el albedo lunar, y ambos astros presentan una misma coloración vistos al telescopio. Además, las variaciones del poder reflector según el ángulo de incidencia de la luz son en Mercurio análogas a las que se observan en el caso de la Luna, lo cual indica que la naturaleza de las superficies de ambos astros es áspera.

Sin embargo, estas afirmaciones han le tomarse con reserva, puesto que Mercurio es un planeta de difícil observación, que en más de una ocasión ha inducido a error a sus observadores. El hecho de que Mercurio tuviera rotación sincrónica implica que la temperatura en el hemisferio iluminado debía ser muy elevada, mientras

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